China como líder climático, el financiamiento global para el Acuerdo de París y los avances en la transición energética fueron temas clave en la COP29, celebrada del 11 al 22 de noviembre de 2024 en Bakú, Azerbaiyán. En un momento crucial para abordar la crisis global, esta cumbre buscó transformar compromisos en acciones concretas para proteger el planeta.
La COP29, celebrada del 11 al 22 de noviembre de 2024 en Bakú, Azerbaiyán, marcó un hito en la lucha contra la crisis climática, abordando temas clave como el liderazgo climático de China, el financiamiento global para el Acuerdo de París y los avances en la transición energética.
Un contexto de urgencia tras la COP28 en Dubái
La COP28 realizada en Dubái el año pasado dejó claros los desafíos pendientes en la acción climática. Fue la conferencia más grande hasta la fecha, con 85.000 participantes, y marcó un punto de inflexión al realizar el primer balance mundial bajo el Acuerdo de París. Este análisis destacó que las emisiones globales deben reducirse un 43% para 2030, pero las acciones actuales aún no son suficientes. En Dubái, se logró un hito histórico al incluir por primera vez en un acuerdo final el llamado a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, estableciendo lo que muchos consideran “el principio del fin” de su era.
Además, la COP28 inauguró un fondo específico para pérdidas y daños, con compromisos iniciales de más de 600 millones de dólares, y promovió soluciones basadas en la naturaleza para abordar de manera integral las crisis del clima y la biodiversidad. Sin embargo, el ritmo de implementación y la ambición de los compromisos siguen siendo temas críticos.
El liderazgo climático de China tras la victoria de Trump
La victoria de Donald Trump, con su promesa de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, ha dejado el liderazgo climático en manos de China. Mientras Trump refuerza su política basada en combustibles fósiles, Beijing se posiciona como líder en energías renovables, invirtiendo en proyectos verdes en países en desarrollo y utilizando su poder económico para impulsar la transición energética global.
En Bakú, esta divergencia entre las dos superpotencias fue evidente. Mientras Estados Unidos enfrenta limitaciones internas, China fortalece su diplomacia climática y podría asumir mayores responsabilidades en el nuevo objetivo de financiación climática para después de 2025. Este cambio de liderazgo redefine el panorama de la cooperación internacional en la lucha contra el cambio climático.
En la COP29, celebrada en Bakú, la financiación climática ha sido un tema central, estimándose que serán necesarios billones de dólares para que los países puedan cumplir sus metas climáticas y adaptarse a los impactos del cambio climático. Sin embargo, el comisario europeo de Acción Climática, Wopke Hoekstra, calificó de “inaceptable” el borrador presentado por la presidencia, argumentando que carece de claridad en los mecanismos financieros y no refleja los avances necesarios tras la COP28. Este desacuerdo subraya la complejidad de alcanzar un consenso global.
Otro aspecto clave de la cumbre ha sido la presentación de planes nacionales de acción climática actualizados, cuya entrega está prevista para 2025. Estos planes son fundamentales para avanzar en los objetivos del Acuerdo de París, contribuyendo al mismo tiempo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, Hoekstra lamentó también la falta de ambición en compromisos de mitigación, insistiendo en la necesidad de avanzar hacia una transición energética más clara y efectiva.
Conexión con la biodiversidad y los logros de la COP16 en Cali, Colombia.
La COP29 se dispuso para dar continuidad a la sinergia entre la acción climática y la protección de la biodiversidad, una relación reforzada en la COP16 de Cali (Convenio de la Diversidad Biológica) celebrada este año, que destacó la necesidad de restaurar el 30% de los ecosistemas degradados para 2030. Bakú busca integrar aún más las metas climáticas y de biodiversidad, reconociendo el papel de los ecosistemas como sumideros de carbono esenciales.
Expectativas y desafíos de cara al futuro Este año representa un punto de inflexión para convertir los compromisos adquiridos en acciones concretas y acelerar la adopción de energías limpias. A pesar de los grandes desafíos, esta cumbre recién concluida tiene el potencial de marcar un antes y un después en la lucha contra la triple crisis planetaria: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación ambiental. Sin embargo, no han faltado las críticas. La falta de ambición y claridad en algunos puntos clave, como la financiación climática y los compromisos de mitigación, subraya la necesidad de un mayor consenso global. Su legado puede ser tanto una hoja de ruta de esperanza como un recordatorio de que la acción decisiva es urgente para garantizar un futuro más sostenible para las generaciones venideras.
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