La actriz, escritora y presentadora de televisión es la más importante “self made women” del planeta. Por años ha sido elegida la más influyente y es además la primera mujer afroamericana en convertirse en billonaria en Estados Unidos.
Hablar de Oprah es hablar de una verdadera leyenda, un mito para muchos estadounidenses. La reina indiscutida de la televisión, que no necesita de apellidos o segundos nombres, ha construido un verdadero imperio mediático que sigue en expansión y su valor está estimado en más de 3.500 millones de dólares. A su propio canal de televisión por cable (Oprah Winfrey Network), se suman su propia revista (O, The Oprah Magazine), una productora (Harpo Studios. Harpo es su nombre al revés), libros, marcas de leche y todo lo que se pueda imaginar. Si Estados Unidos fuera una monarquía, Oprah sería sin dudas la reina.
La fama que consiguió, sobre todo por los años en que estuvo al aire con The Oprah Winfrey Show, le ha permitido tejer una red de influencias que está sólo al alcance de algunos jefes de estado. De sus entrevistas y espacios de conversación en TV nació el término Oprahficación, que se define como la confesión pública de los problemas personales como forma de terapia, un término acuñado por el diario The Wall Street Journal para explicar el secreto de este verdadero fenómeno de masas. Todo lo que toca lo transforma en oro.
Pero Oprah no sólo amasa dinero, sino que también se encarga de repartirlo. Es la mayor filántropa afroamericana de la historia y durante la pandemia ha donado más de 10 millones de dólares a las comunidades vulnerables. Lo mismo hizo durante la catástrofe de Katrina y se estima que sólo en programas educativos, Winfrey ha repartido más de 400 millones de dólares. La revista Time la nombró como una de las personas que han dado forma al siglo XXI y Life la catalogó como la mujer más influyente de su generación.
A pesar de eso, no siempre fue así para ella. Oprah nació en un pueblo de Mississippi, en la pobreza del campo, hija de una madre soltera y pobre. Su abuela la vestía con ropa hecha con la tela de los sacos de papas, lo que le valió el apodo de “niña saco”. Luego, a los nueve, fue violada por un primo y más tarde lo harían otros familiares y amigos de la familia. Tiempo después, Winfrey usaría su experiencia personal como víctima para impulsar cambios sociales y en 1991 se firmó la ‘Ley Oprah’, que buscaba crear una base de datos con los nombres de todas las personas que en el país hubieran sido condenadas por cometer abusos contra menores.
A la televisión llegó de casualidad, a principio de los 70’. Cuando tenía 17 años, Winfrey ganó un concurso de belleza (“Miss Prevención de Incendios”) y por eso se presentó en una emisora de radio en Nashville donde, a modo de broma, le tocó narrar las noticias. Lo hizo tan bien que ese mismo día le ofrecieron su primer empleo en los medios. De ahí en adelante tocó el cielo con las manos y a sus 68 años ya lo consiguió todo.
Eso sí, la enorme fortuna de Oprah no tiene herederos. Si bien lleva 35 años junto al escritor y empresario Stedman Graham, nunca se han casado, aunque él se lo propuso, una sola vez, en 1993, pero Oprah se negó. “Mi vida con el programa era mi prioridad y ambos lo sabíamos. Me di cuenta de que en realidad no quería un matrimonio. Quería que él me lo pidiera. Saber que sentía que yo era digna de ser su esposa, pero no quería los sacrificios, los compromisos, el compromiso diario necesario para hacer que un matrimonio funcione”, contaría luego Oprah.
Sé el primero en comentar