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El legado de Elena Caffarena

La historia del feminismo en Chile no hubiera sido la misma sin ella. Luchadora tenaz, en sus 100 años de vida luchó por el derecho a voto, y la liberación de las chilenas en todos los  ámbitos. En la víspera del Día Internacional de la Mujer, repasamos su legado.

Elena Caffarena no sólo fue una de las primeras mujeres en el país en obtener el título de abogada (fue la decimoquinta), sino que además dedicó su vida para derribar las barreras alrededor de las mujeres,   convirtiéndose en un referente de la lucha de género y una de las primeras feministas de Chile. 

Hija de inmigrantes italianos, nació en Iquique el 23 de marzo de 1903 y fue la tercera de siete hermanos. Durante su adolescencia, la familia Caffarena decidió emigrar a Santiago, para instalarse en Recoleta, donde ubicaron un pequeño taller para la elaboración de calcetines y medias. Ahí, una joven Elena participaba asiduamente, intercalando sus estudios secundarios y universitarios, con el trabajo en la empresa familiar.

Años más tarde, entró a estudiar derecho en la Universidad de Chile, con el convencimiento que el país requería un nuevo rumbo. “Mis estudios de derecho me convencieron de la inferioridad legal de la mujer. La necesidad de poner fin a esta discriminación me convirtió en feminista”, recordaría, décadas más tarde.

En su etapa universitaria, junto a importantes personajes como Marta Vergara o Graciela Mandujano, fundó el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile, MEMCH, en 1935, que durante veinte años se abocó a la organización de mujeres en pro de su “emancipación económica, biológica y política”. Para la historia fue la primera organización femenina política en pro de sus reivindicaciones que además sentó un precedente a nivel continental.

Este movimiento promovía la necesidad de ampliar los derechos de las mujeres, planteando algunas demandas que se resolvieron durante el período, como la incorporación del régimen de separación de bienes en el matrimonio que ocurre luego en 1943. La emancipación biológica, en tanto, fue por ellas definida como la liberación de la mujer con respecto a la maternidad obligada, instalando la discusión sobre métodos anticonceptivos y la reglamentación del aborto clandestino.

Pero su cruzada más importante y significativa fue la del derecho de la mujer al voto. “Hay algo más noble o digno que las mujeres trabajadoras? Es la luchadora infatigable, la mujer que combate con la vida y que sabe encontrar fuerzas en el desastre, aliento en la desgracia, confianza en el desengaño (…) Y si las mujeres son nuestras iguales, ¿no sería justo acordarles lo que tanto anhelan? ¿No sería justo asociarlas a la vida pública y concederles el derecho a sufragio?”, dijo en un discurso.

Finalmente, y tras años de luchas, el 8 de enero de 1949, durante el gobierno de Gabriel González Videla, se firmó el proyecto que concedió derechos políticos plenos a las mujeres de nuestro país, en un acto público celebrado en el Teatro Municipal de Santiago. Irónicamente, Elena Caffarena no fue invitada a dicho acto. 

A lo largo de su vida, su figura no hizo más que crecer. Escribió libros y artículos de revistas sobre los temas por los que luchó durante toda su vida y en julio de 2003 y a poco de haber cumplido 100 años, murió en su casa de calle Seminario, la que hasta el día de hoy sigue siendo un símbolo de las luchas por los derechos sociales y laborales de la población femenina.

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