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El rol de la químico farmacéutico en el acceso a la salud femenina

Según los datos del Ministerio de Salud, el 43% de las personas dice que va primero a la farmacia ante una situación de urgencia. Por otra parte, la encuesta “Mujer y consumo” publicada por el SERNAC en 2021 señala que entre los productos y servicios en los que las mujeres toman más decisiones de compra están los artículos de higiene y cuidado personal de los integrantes del hogar (75%), muchos de éstos disponibles en las farmacias.

Las mujeres utilizan más los servicios de salud que los hombres a lo largo de su vida. Esta realidad ha sido demostrada por diversos estudios nacionales, entre ellos el artículo “¿Qué hay detrás de las diferencias entre hombres y mujeres en la demanda por atención en salud?” publicado en Disparidad bajo la Lupa: Una radiografía a las brechas de género en Chile, el nuevo libro del Fondo de Cultura Económica y el Centro de Estudios Públicos (CEP). El hecho de que las personas declaren ir primero a la farmacia cuando enfrentan una emergencia, sumado a que son las mujeres quienes principalmente acuden a los servicios de salud, dejan al Químico Farmacéutico en una posición fundamental frente a las necesidades de salud de la población.

¿Cuál es el rol de la Químico Farmacéutico en el acceso a la salud de las mujeres? Para responder esta pregunta, Woman Times conversó con Vanessa Muñoz y Paula Molina, ambas químico farmacéuticas de Farmacias Ahumada.

“Nuestro público es mayoritariamente femenino y tiene entre 35 a 50 años”, explica Paula Molina, químico farmacéutico y Subgerente de Operaciones con más de 20 años de experiencia en Farmacias Ahumada. “Las mujeres buscamos la orientación, ofertas, comparación de productos, variedad, entre otras cosas y, además, somos en su mayoría las que tomamos las decisiones de compra para toda la familia, incluyendo en temas como salud y cuidado personal”, explica la especialista.

¿Qué explica que sean las mujeres quienes acuden más a la farmacia y a los servicios de salud en general? De acuerdo a la químico farmacéutico, esto responde a una serie de factores socioculturales que generan diferencias en las prácticas de consumo entre hombres y mujeres. “Históricamente se nos ha asociado más a las mujeres con la administración de la casa y la familia, lo que inevitablemente nos ha llevado a tomar un rol protagonista en la administración del presupuesto familiar y a tomar decisiones de salud y cuidado por toda la familia. Adicionalmente, hemos visto que las mujeres hoy somos las que nos preocupamos más de nuestro bienestar y ello ha llevado a una mayor preocupación por temas como el cuidado de la piel, por ejemplo, buscando rutinas de cuidado, entre otros”, explica Paula Molina.

Esto lo ha visto y lo sigue viendo en su trabajo Vanessa Muñoz, quien es químico farmacéutico a cargo de la farmacia Ahumada ubicada en la comuna de Renca. “Más allá de la asistencia, las mujeres son claramente las que toman más decisiones y las que preguntan más. Es mucho más común que las mujeres pidan orientación al químico farmacéutico sobre los medicamentos o productos que están comprando y también sobre qué es más conveniente para ellas”, sostiene.

La mayoría de los químicos farmacéuticos ejercen en farmacias privadas, explica Paula Molina, de manera que el contacto con pacientes es la realidad de muchos profesionales y, en ese sentido, resulta clave tener consciencia de la confianza que los usuarios depositan en ellos. Lo anterior demanda que, ante la mayor llegada de público femenino a las farmacias, se tenga un cuidado particular.

Al respecto, Paula sostiene que es importante integrar en la atención un enfoque de género, ya que “esto permite centrarnos en las necesidades específicas de cada persona de forma integral, no sólo pensando en la dispensación de un medicamento, sino que en la persona que lo va a comprar y consumir.  Mujeres y hombres tienen distintos factores de riesgo, tanto biológicos como socioculturales, distintos hábitos y preocupaciones, por lo que entender esas diferencias es fundamental para una asesoría farmacológica adecuada”, afirma.

Estar atenta a las demandas particulares de las mujeres y tener una perspectiva educativa ha sido central en el trabajo de Vanessa Muñoz, luego de encontrarse con pacientes que, tras tener una consulta con una matrona o con un ginecólogo, no tienen claro qué les prescribieron, llegando así a la farmacia con muchas dudas. “Nuestro rol tiene mucho que ver con la educación farmacológica a los pacientes. Aquí les damos el acompañamiento y orientación sobre alternativas más económicas, los bioequivalentes, cómo hacer un cambio de anticonceptivos, qué precauciones tomar”, sostiene Muñoz.

Brindar asesoría y acompañar en decisiones importantes de compra, como ocurre con los artículos de gestión menstrual o anticonceptivos, señala Vanessa Muñoz; además de ofrecer seguimiento farmacoterapéutico, recomendarle a un paciente acudir al médico en caso de que sea necesario, velar por el uso racional de los medicamentos, explicar cómo funcionan y qué precauciones se deben tener, añade Paula Molina; son los cuidados fundamentales que deben tener los químicos farmacéuticos, poniendo atención en las necesidades específicas de cada persona que atienden, sea infancia, hombres o mujeres.

“Primero somos mujeres y después somos químico farmacéuticos, eso nos da desde ya una comprensión en primera persona de nuestras pacientes, cuáles son las dificultades, los desafíos y los obstáculos en cuanto a acceso a la salud y derechos para las mujeres”, dice Paula. “Eso, sumado a nuestro rol de profesionales de la salud, es muy importante a la hora de orientar y educar a otras mujeres y a nuestras pacientes sobre diferentes tratamientos farmacológicos, productos dermatológicos y de cuidado personal”, concluye la especialista.  

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