Durante décadas, Elizabeth Kubler Ross acompañó a cientos de enfermos terminales para que afrontarán el fin de su vida con serenidad y alegría. Publicó varios libros sobre la muerte del cuerpo físico, recibió 23 doctorados honoríficos y su conclusión fue que la muerte no es más que un nuevo y feliz comienzo para todos, sin excepción.
La doctora suiza Elizabeth Kubler Ross se convirtió en una de las mayores expertas mundiales del siglo XX en el ámbito de la muerte y lo que sucede cuando una persona abandona su cuerpo físico. “El instante de la muerte es una experiencia única, bella, liberadora, que se vive sin temor y sin angustia”, ha dicho en numerosas ocasiones, asegurando además que “la muerte es sólo un paso más hacia una forma de vida en otra frecuencia”.
Elisabeth fue hermana trilliza, nació en Suiza en 1926 y estudió medicina en la Universidad de Zúrich. En 1958 se casó con Emmanuel Manny Ross y se trasladó a vivir a Nueva York para seguir estudiando. Empezó como residente de pacientes a punto de morir y con los años fue aprendiendo y dando charlas sobre el tratamiento ideal que había que darle a los moribundos. Fue a partir de ese trabajo que desarrolló su teoría sobre las cinco etapas del duelo (negación, ira, negociación, depresión y aceptación), conocida mundialmente como el “modelo de Kubler Ross”, considerada hoy la base teórica de los cuidados paliativos.
Pero su investigación se ampliaría más, incluso más allá de la muerte, cuando estudió de primera mano el caso de la señora Schwartz. “La señora Schwartz se vio deslizarse lenta y tranquilamente fuera de su cuerpo físico y luego flotó a una cierta distancia por encima de su cama. Nos contaba, con humor, cómo desde allí miraba su cuerpo extendido, que le parecía pálido y feo. Se encontraba extrañada y sorprendida, pero no asustada ni espantada. Nos contó cómo vio llegar al equipo de reanimación y nos explicó con detalle quién llegó primero y quién último. No solo escuchó claramente cada palabra de la conversación, sino que pudo leer igualmente los pensamientos de cada uno”, detalló la doctora en una de sus conferencias sobre el tema, hoy recopiladas en el libro La muerte: un amanecer (1984).
Al ver que los testimonios de las personas que tenían una Experiencia Cercana a la Muerte se repetían y todas presentaban similitudes, ella y su equipo decidieron recabar casos de personas de diferentes orígenes culturales (incluidos esquimales y aborígenes de Australia), como también de diferentes creencias religiosas: hindúes, budistas, musulmanes, cristianos o incluso ateos. “Era importante poder hacer el recuento de los casos en ámbitos religiosos y culturales tan diferentes como fuese posible, con el fin de estar bien seguros de que los resultados de nuestras investigaciones no fuesen rechazadas por falta de argumentos”.
Gracias a su trabajo, muchos moribundos han mejorado su calidad de vida en sus últimos momentos y tanto sus familiares como personas del entorno han aprendido cómo apoyar al enfermo y también a gestionar la pérdida. Sus libros, “La muerte, un amanecer”, “La rueda de la vida” o “Lecciones de vida” se han transformado en lecturas obligadas para quienes traten de entender el fenómeno y su trabajo le valió 23 doctorados honoríficos y multitud de reconocimientos.
En sus últimos años, Hubler sufrió varios ataques de apoplejía y murió en 2004. Poco antes aseguró que nadie muere solo. “Una vez que estás fuera de tu cuerpo físico, podrás ver a tus familiares y amistades que te precedieron. Los encontrarás, reconocerás y estarás rodeado por más amor del que puedas imaginarte”, dijo en su última entrevista.
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