El candidato consiguió reunir los dos tercios necesarios para salir elegido y se ha convertido en el primer Papa de origen estadounidense.
Robert Francis Prevost es el nombre del cardenal estadounidense que, hace tan solo unos instantes, fue electo como el Pontífice 267º de la Iglesia Católica, convirtiéndose en el primer pontífice de su país en la historia a sus 69 años.
La elección se concretó tras cuatro votaciones de los 133 cardenales que formaron parte del cónclave más multicultural de la historia. Así, bajo las tradicionales palabras “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!” (“¡Os anuncio una gran alegría: tenemos Papa!”), el protodiácono de la Iglesia católica, Dominique Mamberti, anunció al sustituto de Francisco.
Nacido en Chicago, Prevost es estadounidense y medio latino — de padres de origen francés y español—. Tras cuatro décadas ejerciendo el episcopado en Perú, se ha forjado una reputación de serenidad y humildad que trasciende cualquier división interna. Quizá por ello el papa Francisco lo sorprendió en 2023 al designarlo prefecto del influyente Dicasterio para los Obispos, función que lo ha puesto en diálogo directo con la Iglesia de los cinco continentes.
“Gracias al Papa Francisco”, expresó Prevost en lo que fueron sus primeras palabras como pontífice. “También quiero dar las gracias a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro, y caminar juntos buscando la paz, la justicia y el trabajo. Trabajemos sin miedo para proclamar el evangelio”.
Desde el balcón de la basílica de San Pedro, León XIV también mencionó en su discurso la Iglesia sinodal, un concepto impulsado por Francisco y que ha resultado muy conflictivo con el bando más conservador. La sinodalidad busca abrir la institución a todos los bautizados para hacerla más horizontal y universal.
“Que la paz esté con todos vosotros. Yo también quiero que este saludo de paz entre a nuestro corazón y a todas las familias. La paz esté con vosotros”, agregó. “Permitidme seguir esa oración, y el mal no prevalecerá, porque todos estamos en manos de Dios. Unidos y sin miedo, avancemos hacia delante y seamos discípulos de Cristo”.
Con la elección del primer Papa estadounidense, la iglesia ha derribado el tabú de que el sumo pontífice no podía ser de una potencia mundial. En este contexto, el nombramiento de Prevost podría marcar un giro significativo en el escenario internacional, posicionándolo como una figura clave en el diálogo entre el Vaticano, la Casa Blanca y la sociedad estadounidense, y reflejando una posible toma de postura de la Iglesia frente al actual orden político mundial.