Un estudio publicado en la revista inglesa Global Mental Health reveló datos importantes que vinculan la perspectiva de género con la salud mental.
Según la OMS, la depresión es el trastorno mental más común a nivel mundial. En América Latina, el 5% de la población adulta padece de ella. Diversos estudios revelan que, especialmente después de la pandemia por Covid-19, los problemas de salud mental aumentaron drásticamente a nivel mundial.
Según un estudio titulado “Cambios en la prevalencia de depresión en Chile y el mundo debido a la pandemia por COVID-19” en el año 2020 se diagnosticaron 241.000 nuevos casos de depresión en el país, lo cual equivale a un aumento de 40,6% en comparación al 2019.
Eso no es todo. La misma investigación revela que, a nivel mundial, las mujeres presentaron un mayor aumento de casos de depresión en comparación a los hombres entre los años 2019 y 2020 –35,5 versus 17,7 millones de nuevos casos respectivamente– revelando una brecha de género importante.
A lo largo de los años, muchos autores han ahondado en la incidencia que distintos factores externos podrían tener en la depresión. Sin embargo, en las últimas dos décadas no existían estudios en Chile que examinaran las diferencias de género en las tendencias de los síntomas depresivos.
Así, la reciente investigación titulada “Gender differences in life expectancy free of depressive symptoms in Chile between 2003 and 2016” publicado en la revista Global Mental Health (Cambridge, Inglaterra), se propuso estudiar esta relación.
La investigación, basada en el análisis de datos de las Encuestas Nacionales de Salud de 2003, 2010 y 2016, encontró que a pesar de que las mujeres chilenas suelen vivir más, son más propensas a experimentar síntomas depresivos durante una mayor parte de su vida en comparación a los hombres.
Según los datos, hasta los 40 años, los hombres pueden esperar vivir más años libres de síntomas depresivos, en comparación con las mujeres, quienes enfrentan una mayor prevalencia de estos síntomas en todas las edades evaluadas, especialmente entre los 40 y 59 años.
El factor de género no fue la única variable que consideraron las autoras del estudio. Según los datos, tener un menor nivel educativo y el desempleo aumentan la probabilidad de padecer síntomas depresivos entre hombres y mujeres. Sin embargo, el efecto también fue mayor y más persistente entre las mujeres.
Así, si bien las políticas de salud mental de las últimas dos décadas en Chile han avanzado en el acceso de mujeres al tratamiento de la depresión, los resultados han demostrado que persiste la brecha de género en la esperanza de vida libre de síntomas depresivos.
Por esta razón, las autoras del estudio recomiendan actualizar las directrices del programa de Garantías Explícitas en Salud (GES) de Chile, incorporando la perspectiva de género, algo que mejoraría el acceso, la relevancia y la efectividad de los tratamientos para la depresión.
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