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Ignacio Dávila: “Las mujeres han jugado un papel clave en las narraciones sobre la memoria”

El debut narrativo de Ignacio Dávila, periodista y docente especialista en cine latinoamericano radicado en Brasil nos muestra la experiencia de un hombre chileno que ha pasado su niñez, adolescencia y adultez en diferentes rincones del mundo, acompañado de la complicidad de diversas mujeres que emergen en su camino. Tomando como base la autoficción, este íntimo relato amalgama aspectos heterogéneos como la experiencia de la amistad siendo migrante, el amor en la primera adultez, los obstáculos cotidianos de pertenecer al mundo académico como sudamericano, y la vivencia de un parto no respetado.

 La historia de Álvaro, el protagonista de Ahora que vamos deprisa, una publicación de Editorial Cuarto Propio se construye en base a tres momentos fundamentales de su vida. El primero transcurre durante su infancia en España, donde debe someterse a una serie de tratamientos para tratar una extraña enfermedad. El segundo se desarrolla en Francia, donde explora su carrera como crítico de cine y luego comienza un doctorado en la misma disciplina. Finalmente, se traslada a Brasil, donde empieza a trabajar como académico universitario y cría a su primera hija. En todas estas etapas vitales, son mujeres quienes protagonizan su relato: primero su madre durante la niñez, luego su novia Claudia, con quien comparte su vida en Toulouse, Francia, y finalmente Vera, madre de su hija, a quien sigue hasta Sao Paulo para iniciar un camino juntos.

En entrevista con WT, Ignacio Dávila comparte que, en realidad, sin mujeres la historia que lleva a esta novela, y que emerge de su propia experiencia vital, no existiría. “En un momento del libro, el protagonista le dice a su esposa que le gustaría que su hija se llamase Eva, como el personaje del Génesis, porque sin Eva no hay historia. Lo mismo podría decirse de mi novela: sin mujeres no hay historia. Pero más allá del número de personajes femeninos, la relación con ello se da en otros aspectos más determinantes. He pretendido trabajar con la dimensión política de lo íntimo y eso es, desde luego, una enseñanza del feminismo”.

En Ahora que vamos deprisa Ignacio Dávila eligió el formato de la autobiografía como un ejercicio de memoria personal que, según enfatiza, no puede examinarse sin dar crédito a sus precursoras. “Las mujeres han jugado un papel clave en las narraciones sobre la memoria –pensemos en escritoras como Annie Ernaux, Natalia Ginzburg o, en el caso chileno, en Nona Fernández, Lina Meruane, Alia Trabucco y tantas otras–, así que para mí resulta lógico que una novela que hace de la memoria su razón de ser entable un diálogo con muchas autoras”, explica. “No sé a qué se debe mi cercanía con lo femenino. No me la cuestiono porque no tiene nada de particular. Lo raro sería que en pleno siglo XXI alguien pretendiese construir una masculinidad que no dialogase con lo femenino”, añade.

A su vez, este debut literario ofrece una mirada -pareciera- poco explorada en la narrativa contemporánea chilena: un caso de violencia obstétrica contado desde la visión de un papá, quien acompaña a su pareja como la protagonista de una traumática experiencia. Sobre este componente basal en la novela, Dávila reflexiona: “Diría que la mirada masculina sobre un parto puede ser interesante siempre y cuando aceptemos que se trata de la legítima visión de un acompañante importante, pero no la mirada de la protagonista. Sin embargo, asumir que es un punto de vista secundario no significa que el dolor que carga esa mirada sea superficial e irrelevante”.

El santiaguino Ignacio Dávila, además de periodista y crítico cinematográfico, es doctor en cine por la Universidad Toulouse – Jean Jaurès, un camino elegido que le ha permitido forjar un modo de mirar llevado por primera vez a la literatura. En ella, mediante su novela, decide mostrar el trayecto cuesta arriba que muchas veces enfrentan las personas latinoamericanas que eligen hacer carrera en el mundo académico. “Creo que es un mundo poco conocido y muy mal comprendido fuera de los muros universitarios. Busqué bajarlo de cualquier pedestal, acercarlo al lector y describir situaciones por las que pasan cientos de estudiantes y de profesores en países como los nuestros. Pero más allá de esos principios básicos, traté de alejarme lo máximo posible del papel de profesor y del de crítico de cine al escribir”.

Buscando generar conciencia sobre temas tan inherentes a nuestra sociedad como la medicalización del parto y la elección de una vida nómada, que trae consigo miles de relatos para entender complejidades como la migración, el amor y la resiliencia, Ignacio Dávila ofrece una apertura literaria nutrida por la experiencia personal.

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