La ciencia y la defensa del medioambiente están de luto. La británica Jane Goodall, considerada la mayor pionera en el estudio de los chimpancés y una de las voces más influyentes en la lucha por la conservación de la naturaleza, falleció este miércoles a los 91 años, informó el Instituto Jane Goodall, la organización fundada por ella misma. La etóloga murió por causas naturales en California, donde se encontraba en medio de una gira de charlas por Estados Unidos.
“Sus hallazgos revolucionaron la ciencia, y fue una incansable activista por la protección y restauración de nuestro mundo natural”, señaló la institución en un comunicado.
Una vida dedicada a los chimpancés
Nacida en Londres en 1934, Goodall creció rodeada de animales y desde muy joven soñó con viajar a África. A los 23 años llegó a Tanzania, iniciando un proyecto de seis meses que se convirtió en la misión de su vida. Fue en el Parque Nacional Gombe, en plena selva, donde descubrió comportamientos que cambiaron para siempre la forma de entender la relación entre los humanos y los animales: los chimpancés fabrican y usan herramientas, consumen carne, utilizan plantas como medicina, adoptan a crías huérfanas y expresan emociones como amor, celos o ira.
Su innovador enfoque de observación directa —sentándose con los chimpancés, imitándolos y compartiendo incluso su comida— abrió nuevas perspectivas en la etología. Con estas investigaciones, Goodall derribó la frontera que la ciencia había trazado entre los seres humanos y el resto de los animales.
Legado científico y humano
Doctora en Etología por la Universidad de Cambridge desde 1965, Goodall escribió más de 20 libros, entre ellos el clásico En la senda del hombre (1971), considerado uno de los textos científicos más influyentes del siglo XX. Su legado también se extiende a documentales, producciones audiovisuales y una red internacional de programas de educación ambiental y protección de especies, desarrollados a través del Instituto Jane Goodall.
A lo largo de su vida recibió más de un centenar de reconocimientos, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica (2003), el título de Dama del Imperio Británico y la Medalla de Oro de la UNESCO (2006). Fue además Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas y Doctora honoris causa por 45 universidades.
Goodall también compartió su vida personal con Hugo van Lawick, fotógrafo de National Geographic con quien se casó en 1964 y tuvo un hijo, Hugo Eric Louis, en 1967.
Una inspiración global
Más allá de sus descubrimientos científicos, Jane Goodall se transformó en un símbolo mundial de la empatía y el compromiso con el planeta. Su mensaje fue siempre claro: la ciencia no solo debía explicar el mundo, sino también protegerlo. Su voz, cálida y firme, seguirá inspirando a generaciones de científicos, activistas y ciudadanos en la tarea de construir un futuro en equilibrio con la naturaleza.