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La piedra en el zapato del feminismo: la variante TERF

TERF es el término que se usa para identificar a las feministas que se niegan a incluir a las mujeres transgénero en la misma lucha porque simplemente no las consideran mujeres, algo que, por supuesto, critican teóricas del feminismo mundial.

El Feminismo Radical Trans Excluyente (TERF por sus siglas en inglés) considera que las mujeres trans siempre serán hombres porque, en el fondo, no cambiarán su realidad biológica, por lo tanto, serán, ad eternum, parte de la clase opresora masculina. Por tanto, según esta corriente, ellas no pueden ser parte del feminismo. 

Aunque las TERF se defienden y dicen que su discurso no es transfóbico, en realidad sí es discriminatorio, porque pone a las mujeres trans en una categoría diferente, en un peldaño de “no mujeres”. 

Desde ese planteamiento, cuestionan, por ejemplo, las legislaciones o iniciativas que incluyen a mujeres trans en espacios utilizados por un solo sexo, como los baños. También les molesta que las mujeres trans sean parte de la lucha activa contra el aborto, “porque no tienen vientre”.

Muchas feministas anti-trans dicen que catalogarlas como TERF se ha vuelto un insulto, pero otras lo ven como una descripción correcta de sus planteamientos. Las que se sienten ofendidas prefieren catalogarse a sí mismas con el eufemismo de “críticas de género”.

El concepto TERF lo creó Viv Smythe, una activista cisgénero y heterosexual británica, que puso el acrónimo en su blog en 2008. Si hoy ha tomado un carácter ofensivo dice Smythe, no es su culpa.

“No tengo control sobre cómo otros usan una palabra que surgió simplemente para ahorrar escribir una frase más larga una y otra vez”, escribió Smythe en una columna de opinión en The Guardian en 2018. En ese texto, describió TERF como “una cohorte de feministas que se identifican como radicales y que no están dispuestas a reconocer a las mujeres trans como hermanas, a diferencia de quienes sí lo hacemos”.

Tal como lo han hecho muchas teóricas feministas, la destacada antropóloga feminista y académica de la Universidad Autónoma de México Marta Lamas, critica el fundamentalismo TERF: “Está yendo para atrás de lo que ha sido una de las luchas fundamentales del feminismo, que fue decir: ¡que no nos determinen nuestras oportunidades en la vida por nuestra biología! Hubo todo un proceso político para demostrar que, aunque tuviéramos una biología distinta que la de los machos considerados hombres, éramos seres humanos, que queríamos los mismos derechos que ellos. Ya que ganamos eso, ahora resulta que un grupo de feministas quiere regresar a que ‘¡no, no! Si no tienes tal biología, entonces no eres mujer’. Es un retroceso y uno muy preocupante porque, además, está fundamentado en ignorancia y en una cosa de rabia y de coraje como de que les están quitando algo de su identidad, sin entender que hay muchas maneras de ser mujer, muchas maneras de ser hombre y muchas maneras de ser humano”.

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