Por Javiera Fernández
Según los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una de cada cuatro mujeres entre 15 y 49 años en América Latina y el Caribe ha sido víctima de violencia física o sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida. Por otro lado, desde ONU Mujeres y la OMS señalan que un tercio de las mujeres del mundo es víctima de violencia física o sexual. Frenar la violencia de género, explica la psicóloga clínica Javiera Donoso – especialista en reparación emocional – es un objetivo colectivo que, pese a su gravedad, se sigue viendo como una serie de hechos aislados que las mujeres, además, enfrentan en soledad, incluso siendo cuestionadas luego de compartir su vivencia: “¿Estás segura de que eso pasó?, ¿acaso bebiste?”, y un sinfín de comentarios que terminan por invalidar sus relatos.
Esto último lo señala la escritora estadounidense Rebecca Solnit en su reciente libro, De quién es esta historia: “Oficialmente condenamos la violación, el acoso, los abusos sexuales y el maltrato, pero dentro de ese ‘nosotros’ hay demasiadas personas que también han afirmado con frecuencia que esas cosas no pasaban cuando sí pasaban”.
En diálogo con Woman Times, la psicóloga Javiera Donoso se refiere al cuidado y la responsabilidad social que implican abordar y comprender la violencia de género, lo que significa, por una parte, dejar de poner la responsabilidad en las víctimas y fijarla en las personas que sí la tienen, que son los agresores. Asimismo, la especialista profundiza en el papel, integrando una perspectiva de género consciente, que debieran tener las redes de apoyo y las instituciones al momento de abordar casos de violencia sexual.
¿Cuáles son los pilares para abordar situaciones de acoso y violencia sexual desde una perspectiva de género?
Yo creo que hay que considerar, primero, que se trata de un problema social, muchas veces se nos olvida. La violencia de género y el abuso o el acoso sexual, o incluso la discriminación de género, no son temas individuales que uno tenga que resolver sola, no es que yo soy insegura porque solamente algo me pasó en mi infancia o porque no creo lo suficientemente en mí, o porque “soy acomplejada”, sino porque hay un problema social y estructural que está en la base de alguna manera moldeando esa inseguridad desde que soy pequeña.
Mientras como sociedad no nos hagamos cargo de visibilizar y entender que este es un problema político, social, cultural, va a ser súper difícil que una mujer que es agredida vaya a poder tener la claridad o la convicción de que eso que le pasó no es un problema de ella, que no tiene la culpa. Hay que poner la responsabilidad donde realmente está, que es en el agresor. Es urgente entender que las víctimas son víctimas, y necesitan poder tener su derecho a ser vistas como víctimas y tener un proceso adecuado de reparación, de justicia y de validación de su experiencia.
Hay harto que psicoeducar a la sociedad en general. Mientras no se eduque en sexualidad, en violencia simbólica, en micromachismo, y en discriminación de género, siempre habrá factores de riesgo para que una mujer no pueda salir de ciertas situaciones o no se atreva, o no esté segura de poner límites en ciertas situaciones, o de denunciar si es que tiene que hacerlo.
En Chile y en el mundo, ¿cuáles son los principales errores – desde el sistema jurídico- que se cometen al momento de abordar casos de violencia de género?
El sistema jurídico funciona, están las leyes, lo que pasa es que la manera de funcionar es muy revictimizante, porque desde el momento en que una mujer denuncia algún tipo de agresión sexual o de violencia de género, empieza a operar esta cosa de “¿estás segura?”, “a lo mejor no fue tan así”, “estás exagerando”. Muchas veces, además, la mujer no sabe qué hacer, no sabe si es que tiene que ir a la comisaría, si es que tiene que ir al tribunal, llamar a algún número del gobierno que la pueda asistir, entonces ya está este primer eslabón de que no hay información clara si es que tú vives tal situación y cuáles son los pasos que seguir.
Si es que tú ya logras traspasar esa primera brecha, y vas a hacer una denuncia, te vas a encontrar con que no está el personal capacitado correctamente para recibir esa denuncia y acogerte, y vas a empezar este recorrido en que tienes que repetir la historia muchas veces, porque te preguntarán una y otra vez, y entre medio las preguntas se van a mezclar con cuestionamientos, con invalidación, con responsabilizarte a ti en lugar de asegurar la reparación o la acogida del shock. Eso es revictimizante.
Para acabar, entonces, con la revictimización y el desconocimiento en general, ¿qué acciones debiéramos tomar para concientizar a la población sobre la violencia de género?
Yo veo que se está haciendo un trabajo que proviene de las personas expertas: psicólogas feministas, ginecólogas, políticas que hacen activismo, mujeres que son referentes en la materia, pero creo que está todavía muy encapsulado, no hay una bajada del conocimiento a lo popular, a la ciudadanía en general, a la persona que no ha estudiado, que no ha ido a la universidad, o que fue a la universidad pero estudió otra cosa que no tiene nada que ver con el mundo de las ciencias sociales, del humanismo o del feminismo.
En eso veo un vacío grande, de psicoeducar a la población general, no solamente a las que tenemos el privilegio de acceder a cierta información, sino que ese conocimiento tiene que volverse más transversal y en ese sentido debería llegar a los colegios, a los espacios de trabajo, a la infancia, etc.
¿Qué consejos les darías a los profesionales y las víctimas que hoy o el día de mañana tengan que enfrentar casos de violencia de género?
Cuando hablamos de las instituciones (educación, salud, etc.) es súper importante formarse, estudiar sobre temas de género e incluir una perspectiva de género en las prácticas diarias, y en ese sentido las instituciones debiesen preocuparse de ofrecer esos espacios de capacitación.
Pensando en las redes familiares, la comunidad, hay que tener la claridad de que uno juega un papel súper importante, que no es sólo escuchar. Obviamente la escucha es fundamental, el validar, apoyar, acompañar, respetar, pero también tomar un rol más activo en la denuncia, en el decirle a la víctima que es víctima, y que esto que le tocó vivir sí es una agresión, sí es un delito.
Para las víctimas, dar un consejo es difícil, porque en el momento en que esto te pasa estás viviendo un shock, entonces es difícil pedir hacer algo, porque es probable que ese shock no te permita tener la claridad de saber qué hacer, cuáles son los pasos a seguir. Por eso es tan importante que las redes de apoyo y la sociedad en general tomen la responsabilidad de proteger y de garantizar a la víctima un proceso digno de reparación.
En lo que yo enfatizo mucho personalmente es en la validación de tu experiencia, la validación de que esto que te tocó experimentar no es tu responsabilidad, nada de lo que tú hayas hecho justifica ser víctima o recibir una agresión. Que esa agresión es una agresión, y que tienes el derecho, por ende, de quedarte un rato en ese lugar de dolor.
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