El empoderamiento sexual es sin duda uno de los temas que se han posicionado en el último tiempo como prioridad en la población femenina.
Históricamente, los estudios científicos se concentraron en los hombres, las mujeres casi no fueron consideradas hasta hace cincuenta años, lo que sirvió como una especie de caldo de cultivo para la aparición de una serie de ideas equivocadas en torno a algunas características femeninas. En el terreno sexual, es quizás donde esta situación se hace más evidente. Para desterrar mitos, hablamos con Magdalena Galarce Pardo, Subgerente de Servicios Clínicos y Farmacéuticos de Farmacias Ahumada.
¿Qué importancia le atribuye a la salud sexual en el empoderamiento femenino? Es muy importante, ya que hay aspectos que disminuyen el riesgo de problemas sexuales y aumentan la actividad sexual, como la actitud libre sobre el sexo y una buena autopercepción de nuestro cuerpo. En esta misma línea, podemos ver que actualmente la respuesta sexual femenina se entiende como un proceso circular y no lineal, como era antes, en que se creía que comenzaba con un deseo sexual espontáneo, se desarrollaba la excitación y, finalmente, el orgasmo. Ahora se sabe que las mujeres pueden ingresar al ciclo desde un estímulo sexual sin tener un deseo espontáneo por ejemplo (como pasa en muchas mujeres en el climaterio). Todo esto influenciado por factores biológicos, sicológicos o socioculturales. La intimidad emocional también juega un rol importante como parte del ciclo.
Un estudio publicado en la Revista Médica de Chile hace algunos años ya (2002), mostró que la mitad de las mujeres estudiadas presentaba alguna disfunción sexual y que la prevalencia de estos trastornos aumenta con la edad. “Esto es lo que se ha visto en la mayoría de los estudios, en que las prevalencias están entre 40 y 55 por ciento. Los trastornos más frecuentes son la disminución del deseo sexual, la incapacidad de alcanzar el orgasmo y la dispareunia (dolor sexual)”, precisa Magdalena Galarce .
¿Cuáles son las principales disfunciones sexuales de las mujeres y cuáles son los tratamientos?
Existen distintos tipos de disfunciones sexuales en las mujeres, se pueden clasificar de manera simple en 3 tipos: Trastornos del deseo y la excitación; Falla orgásmica; y Dolor sexual. Lo que se afecta de forma más frecuentemente es el deseo, seguido luego por el orgasmo. Para hacer el diagnóstico, los síntomas deben persistir por, al menos, 6 meses; ocurrir en, al menos, en un 75 a 100% de los encuentros; estar acompañado de angustia de parte del paciente y no estar relacionado con alguna enfermedad o medicamento.
¿Cuánto influyen las enfermedades de base en esta problemática?
La presencia de enfermedades de base, como la Hipertensión, la Diabetes mellitus, el Hipotiroidismo, desórdenes neuromusculares, aumentan la probabilidad de tener algún tipo de disfunción, al igual que los trastornos depresivos y ciertos medicamentos para tratar la Depresión.
La respuesta de la industria farmacéutica al problema de las disfunciones sexuales en las últimas décadas ha sido importante y actualmente existen en el mercado diversos tratamientos, entre los que destaca Sildenafil (Viagra), Estrógeno y Testosterona. Cuál es el apropiado para cada persona es algo que definen los especialistas. “Como vemos, las disfunciones sexuales son de causa multifactorial, ya que influyen factores biológicos, socioculturales, sicológicos e interpersonales. Por lo tanto, el enfrentamiento debiera ser multidisciplinario, ojalá compuesto por con un médico que maneje los temas biológicos involucrados, un psicólogo, un kinesiólogo especialista en piso pélvico y un terapeuta sexual”, explica Galarce .
¿Qué porcentaje de las chilenas consulta frente a la existencia de problemas sexuales?
El porcentaje que consulta es muy bajo, por múltiples razones, primero, la falta de reconocimiento de este diagnóstico como un problema de salud, luego, la falta de confianza con el médico que nos atiende, también por la falta de capacitación y entrenamiento de los médicos en estos temas y la falta de tiempo durante la visita médica. En general, los médicos de atención primaria y generales deberían incluir las consultas relativas a la salud sexual dentro de una rutina. Deberían establecer un clima de confianza, no juzgar ni asumir cosas, usar lenguaje simple y directo, y por, sobre todo, legitimar la salud sexual como un importante tema de salud y normalizar la discusión.
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