Reconocida actriz de los albores del cine chileno, Malú Gatica fue reconocida, además de su talento, por su elegancia, encanto y agudeza. Fue actriz de cine, de televisión y de teatro, además de dedicarse a la música y triunfó en todos los lugares donde fue, incluso en Hollywood, donde la llamaron “la sensación sudamericana”.
Fue diva en época de divas. Su arte, su elegancia y su voz llevaron a esta chilena nacida en la provincia de Malleco a conquistar el mundo y a codearse con figuras como Marlene Dietrich, Orson Wells, Cantinflas y otras estrellas históricas del cine. “La gran dama del espectáculo”, como la llamaba la prensa, actuaba y cantaba
Nació en la comuna de Purén, en la casona Boisier del predio El Fortín, propiedad de la familia del colono francés José Noisier Bourgeaux, abuelo materno de la actriz. Acá pasó su infancia hasta que tiempo después se trasladó con sus padres, el periodista Roberto Gatica y Leonie Boisier, a vivir a Nueva York. Allí, y con sólo 16 años, Malú Gatica cantó para la cadena NBC, donde su padre trabajaba y comenzaba así a mostrar sus dote de artista. En ese país cursó la enseñanza básica y media, continuando luego estudios en idiomas y música. Más adelante, en Buenos Aires, estudió teatro en el Conservatorio de Cunill Canabellas.
Antes de cumplir los 20 filma su primera película, que terminó siendo un éxito chileno de taquilla en la década del 40’. Viajó a Argentina donde hizo otras dos películas, luego a México donde grabó medio docena y finalmente aterrizó en Hollywood. Acá se casa con Eugene Fell, un agregado militar estadounidense en la embajada de México, pero se separa al poco tiempo, además de perder la custodia de su único hijo, León. Pero su carrera despegaba y brillaba como el resto de las estrellas del cine. Grabó películas, se presentó cantando en los mejores escenarios y los medios estadounidenses escribían que “la sensación sudamericana es una chilena: Malú Gatica, cuya belleza y voz hacen siempre noticia en el campo artístico”.
En 1960 parte a Europa, presentándose en Francia y España, y en 1962 retorna otra vez a Chile. Publica dos libros autobiográficos: Memorias para olvidar (1989) y Lo que el tiempo se llevó (1993), actúa en teatro y participa en diversas teleseries. A pesar de los años transcurridos, conserva en sus actuaciones en éstas el encanto y señorío de sus tiempos de dama joven. En 1995 recibe la Orden al Mérito Gabriela Mistral, entregada por el ministro de Educación por su destacada trayectoria tanto en Chile como en el extranjero. “Malú se merece esta distinción por su trabajo y el prestigio que ha dado al país en el extranjero”, dijo el ministro en la ceremonia.
Desapegada de los bienes materiales, donó sus pertenencias antes de morir a diferentes instituciones. Su último deseo fue que sus cenizas pudieran esparcirse en la plaza de su pueblo natal o en El Fortín, el campo de sus abuelos donde creció. El 10 de agosto de 1997, su hijo León cumplió su deseo y esparció sus cenizas en el fundo de Purén. En 2016 se funda en esa ciudad el Teatro Municipal Malú Gatica Boisier en honor al legado de la actriz.
Sé el primero en comentar