La hija de Luis Miguel consiguió brillar con luz propias y dejar atrás los desencuentros con su famoso padre, con quien hoy no tiene ningún contacto. Reconocida influencer, modelo y empresaria, está radicada en Madrid, desde donde se mueve por las capitales de la moda del mundo.
Desde que Michelle Salas nació ha estado envuelta en el misterio y en el foco de la prensa para saber la identidad de su padre. Nació en junio de 1989, en el Hospital Español de Ciudad de México y fue criada casi en soledad por su madre, la actriz y cantante mexicana Stepahnie Salas y por su conocida abuela, la también actriz Sylvia Pasquel. Una vez que alcanzó la mayoría de edad, viajó a Nueva York para estudiar diseño, y de a poco se fue abriendo camino hasta convertirse en una referente de la moda y hacer campañas para las marcas más prestigiosas del mundo, como Tommy Hilfiger, Carolina Herrera, Dolce & Gabbana o Michael Kors.
Además, se lanzó como empresaria con la creación de su propia línea de diseños deportivos y también es una conocida influencer, que maneja dos cuentas: una dedicada a su pasión por la comida, donde comparte recetas y alimentos saludables y otra de belleza corporal, donde publica consejos al respecto. Sólo en su perfil personal alcanza casi los dos millones de seguidores.
Pero la relación con su padre ha sido siempre una piedra en el zapato para ella. En 2005, cuando Michelle tenía 16 años, en una de las pocas entrevistas que ha concedido, declaró a la revista Quién: “Ya no quiero que me compadezcan por ser la hija no reconocida de Luis Miguel, cuando él sabe que existo”. Las palabras pusieron fin a años de especulaciones y fueron confirmadas más tarde por su madre, quien también reconoció públicamente que el Sol de México era el papá de su hija. Él, en cambio, no estaba listo todavía para confirmar la noticia. En un programa de televisión nacional, llegó a negar la existencia de cualquier hijo. “Ahora soy papá. ¡Dios mío, ya no saben qué inventar! Que yo sepa no”, dijo.
Tuvieron que pasar tres años para que el cantante decidiera dar un paso adelante y reconocerla como hija, en 2008, poniendo fin a la vorágine de mitos que suelen rodear a Luis Miguel. Ella se fue a vivir con él a Estados Unidos y su relación se ha mantenido muy reservada, originando todo tipo de mitos y teorías.
En las pocas entrevistas que ha concedido Michelle, se mantiene esquiva al tema, aunque todo apunta a que mantienen una relación más cercana aunque blindada, y ha sido a través de unos pocos posteos en el Instagram de Michelle que se han revelado algunos encuentros entre ellos.
Sin embargo, el lanzamiento de la segunda temporada de Luis Miguel: La serie volvió a traer tensión entre ambos, ya que en ella aparece Michelle representada en su adolescencia, justo en el momento en que luchaba por buscar el reconocimiento del cantante.
“Y de pronto así, me encuentro en la necesidad de hablar. Muchos saben que nunca he sido una persona a la que le gusta aclarar rumores. Siempre me he mantenido al margen de escándalos y opiniones, aunque se traten de mi porque a lo largo de mi vida he aprendido que es mejor para mi salud mental y para cuidar a los que me rodean”, escribió en una carta.
“Soy una persona pública, pero antes que nada soy un ser humano y una mujer. Una mujer que muchos pensarán que lo ha tenido todo, pero que pocos conocen de verdad. Quizás hoy no sea el día para contárselas, pero sé que en algún momento abriré un poco más las puertas de mi vida, de cómo crecí y de lo mucho que me ha costado llegar a donde estoy”.
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