POR: Ruth Mata Ferrusquía.
Nyzahi Vázquez es una joven saxofonista mexicana que, con apenas 20 años, ha logrado lo que muchos músicos sueñan toda una vida: ser reconocida en escenarios internacionales. Originaria del estado de Michoacán, su historia con el saxofón comenzó casi por casualidad y, desde entonces, ha sido un viaje marcado por la pasión, el esfuerzo y el amor por la música. La vida de Nyzahi no solo es un testimonio de talento, sino también de la fuerza del jazz como un género que trasciende fronteras, generaciones y culturas.
Desde muy pequeña, Nyzahi estuvo rodeada de música. A los cinco años, ya estudiaba piano en la Ciudad de México, impulsada por el deseo de su madre de que su tiempo libre se llenara de arte. Sin embargo, cuando la escuela de piano cerró, tuvo que buscar nuevas opciones. Fue así como el saxofón, ese instrumento que había fascinado a su madre, entró en su vida. Nyzahi no sabía entonces que ese sería el principio de una carrera que la llevaría a convertirse en una de las más prometedoras intérpretes del jazz en México.
A los 11 años, Nyzahi ingresó a la Escuela Superior de Música, donde comenzó un proceso de iniciación que duró tres años. Poco después, fue aceptada en la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Aunque se formaba en el estilo clásico, su vida tomó un giro inesperado cuando un profesor le habló de Pavel Loaria, un destacado saxofonista que había formado la primera Big Band infantil y juvenil en México. Fascinada por la idea, Nyzahi asistió a un ensayo, y fue ahí donde se encontró con el jazz, un género que desconocía pero que inmediatamente se convirtió en su pasión.
La primera canción que interpretó con la Big Band fue “La Pantera Rosa”, y aunque en ese momento no lo sabía, estaba tocando uno de los clásicos del jazz. La conexión fue inmediata: “Nunca pensé que esa música que escuchaba de niña en las películas de Disney era jazz”, recuerda. Esta revelación fue el comienzo de una búsqueda incesante por conocer más sobre el género y sus exponentes.
Nyzahi se declara una amante del jazz tradicional. Entre sus ídolos se encuentran el saxofonista Johnny Hodges, conocido, entre otros aspectos, por su colaboración con Duke Ellington, y el legendario Chet Baker. También menciona a Ella Fitzgerald, cuya voz ha sido una influencia importante en su carrera, así como al trompetista Wynton Marsalis, uno de los músicos más respetados del jazz contemporáneo.
De los momentos más importantes de su carrera ocurrió a los 13 años, cuando tuvo su primera presentación con la Big Band en el Lunario del Auditorio Nacional. A pesar de su corta experiencia con el jazz, Nyzahi decidió que quería tocar su primer solo en ese concierto. “No dormí bien la noche anterior”, confiesa, pero ese momento fue decisivo. Al finalizar la presentación, supo que el jazz sería su camino: “Fue mágico, fue cuando entendí lo que quería hacer en la vida”.
Otro hito importante fue su participación en el cuarteto de saxofones Sax… Son, también dirigido por Pavel Loaria. A los 14 años, Nyzahi se unió a este proyecto que mezclaba música tradicional mexicana, clásica y jazz. El reto fue mayor, ya que sus compañeros eran músicos experimentados, algunos con maestrías en música, pero Nyzahi no se dejó intimidar. En solo 10 días tuvo que prepararse para un concierto en la UNAM, en Juriquilla, Querétaro. El esfuerzo valió la pena. La presentación fue un éxito, y Nyzahi recuerda la emoción de ese momento: “Ver el fruto de mi esfuerzo, los aplausos, la gente diciendo que quería tocar como yo, fue algo que no imaginaba”.
Pero su mayor logro, hasta ahora, llegó en 2018, cuando Sax… Son fue invitado a ofrecer un concierto y un masterclass en el prestigioso Berklee College of Music en Boston. Nyzahi, con tan solo 14 años, se convirtió en la mexicana más joven en ser invitada a esta institución. Junto a su cuarteto, representó a México interpretando “La Llorona”, en una adaptación especial para saxofones que dejó al público fascinado. Los asistentes, intrigados, querían saber cómo lograban esos sonidos tan característicos de la música mexicana. Para Nyzahi, esa experiencia fue inolvidable: “Tratamos de transmitirles cómo se siente la música mexicana en el cuerpo”, explica.
Desde entonces, Nyzahi ha continuado su carrera tanto con la Big Band como con el cuarteto. Ha colaborado en proyectos diversos, entre ellos, una presentación con la Zinco Big Band, donde acompañó al cantante Kalimba. Aunque esta experiencia la llevó por un camino más cercano al pop, Nyzahi siempre regresa al jazz, y particularmente a la música mexicana, que sigue siendo su gran pasión.
A pesar de su corta edad, Nyzahi también ha encontrado tiempo para compartir su conocimiento con las nuevas generaciones. Ha impartido clases en diversas alcaldías de la Ciudad de México, enseñando a niños y adolescentes a explorar la música. Sin embargo, sus alumnos favoritos son los más pequeños: “Me encanta trabajar con los niños, porque ellos aún están descubriendo el mundo de la música y su entusiasmo es contagioso”.
Actualmente, esta gran saxofonista mexicana, quien también ha tenido presentaciones en Colombia y Barcelona, continúa sus estudios de música de manera independiente y, suele presentarse, junto con Sax… Son en las Noches de Museos, una iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México. Estos eventos se realizan el último miércoles de cada mes entre enero y noviembre, y suelen culminar con la presentación de diversos grupos musicales.
El futuro para esta joven saxofonista está lleno de posibilidades. Su sueño es llevar el sonido del jazz y la música mexicana a escenarios internacionales, como el Festival Internacional de Música Universitaria (FIMU) en Belfort, Francia. Y aunque aún sigue perfeccionando su arte, Nyzahi sabe que el saxofón es más que un instrumento para ella: “Es la forma en que me expreso. Con él, puedo transmitir lo que siento, y las personas lo entienden. No podría expresarme tan bien con palabras como lo hago con el saxofón”.
Para Nyzahi, dedicarse a la música ha sido una decisión que implicó sacrificios, pero también muchas recompensas. A los jóvenes que sueñan con seguir una carrera artística, les dice: “Todo lo que uno hace con pasión, con amor, con disciplina y dedicación, se logra. Hay quienes piensan que dedicarse al arte es lo mismo que no tener trabajo o no tener dinero para comer. Pero se trata de buscarle, porque en el arte hay muchas oportunidades, aunque no lo crean. Muchas oportunidades de hacer y deshacer. Todo el tiempo cambia el arte, y tú puedes ser parte de ese cambio, y tienes que ir cambiando o puedes ser el que haga el cambio”.
Fotografía: Nyzahi Vázquez.
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