Apasionada por los desafíos medio ambientales, los avances tecnológicos y la salud mental, la periodista que se hizo popular en las transmisiones de Congreso Futuro es una mujer intensa y perfeccionista, con una capacidad única de aterrizar los temas más complejos. Madre de tres hijos, fanática del baile, el canto y la buena mesa. La muerte de su madre cuando era una niña le enseñó la importancia de “darle dignidad y espacio al buen morir”.
¿Cómo defines tu carácter?
Me encantaría decir simpática, pero creo que lo más ho[1]nesto es definirme como intensa.
¿Qué cualidades aprecias más en un ser humano?
Uf, creo que todas las que son parte de la estructura ética de alguien. La lealtad, la generosidad, la capacidad para amar, la sabiduría… también muero por la gente capaz de identificar sutilezas y usar adjetivos precisos, es como un deleite de detective.
¿Qué mujeres te influyeron a lo largo de la vida y por qué?
Mi madre, ella era una mujer sola con 3 niños, socióloga, oveja negra de su familia y ¡muy sensible! fue quien me mostró los libros, la poesía, la música, los olores nuevos y la comida de otras latitudes desde muy chica. Era poderosa y apasionada, me lo dio todo antes de morir, cuando yo era una niña. Ella me entrenó los ojos para mirar el mundo y sus particularidades y siento que ese rasgo me define muy profundamente. Hoy me influyen muchas mujeres muy poderosas y lo mejor es que tengo la suerte de que muchas de ellas son mis amigas.
¿Cuáles son tus principales defectos y virtudes?
Creo que están relacionadas con las diversas caras de mi intensidad. Soy perfeccionista, lo que es fantástico, pero también es un espanto porque soy también criticona y sin querer muchas veces hago sentir al resto que no es suficiente, lo que me parece un horror. Tengo una enorme capacidad para ser pesada o hiriente con quien no me gusta y tengo una enorme capacidad para ser un chorro de amor con quienes quiero o me caen bien. Soy creativa, tal vez eso es lo que más me gusta de mí.
¿Qué personaje de ficción es el que más te marcó?
Son muchos a lo largo de mi vida: Alicia (del País de las Maravillas), ET, Simba del Rey León, Laura Palmer en Twin Peaks, Lili Elbe en la Chica Danesa, Amelie. Personajes ra[1]ros, inadecuados, en conflicto.
¿Cuáles son los libros imprescindibles en tu vida?
Altazor fue importante cuando era niña y de formas diferentes ha vuelto a mi más vieja. Me interpreta mucho esta idea de vivir en un mundo sensible entre lo que llamamos realidad y lo que entendemos como ficción. Lo digo así porque creo que muchos humanos vivimos en mundos así, con realidad y ficción un poco mezcladas, donde la imaginación juega un rol clave en la experiencia de lo que percibimos. Creo que por eso también me marcó tanto Alicia en el País de las Maravillas, hay algo de esa experiencia que me encanta.
¿Cuál es el recuerdo de la infancia que te hace feliz?
Los paseos con mi papá en la selva. Mi papá es lo más parecido que he conocido a Cocodrilo Dundee…era un geógrafo ecologista pero en los ochenta, básicamente un extraterrestre. Me llevaba a explorar lugares y me explicaba cosas sobre las piedras o los animales. Recuerdo tener tres años y estar haciendo snorkel con él, caminar por la selva húmeda y mirar el cielo.
¿Qué actitudes son las que te generan mayor rechazo?
Me molesta mucho la estrechez de corazón. Humberto Sichel tiene ese tatuaje en el brazo “no voy a aguantar estrechez de corazón” y cuando lo vi, me pregunté por qué no me lo hice yo antes. Las personas egoístas, envidiosas, mala leche, que tienen el corazón estrecho me molestan mucho. Creo en el círculo virtuoso de la entrega, siempre que uno “se da” a otro, eso circula y vuelve de alguna manera.
¿Qué resabio de machismo te resulta más irritante?
Uf, cuando te lindean para bajarle el peso a tus argumentos. Recuerdo una discusión intensa sobre descentralización y territorios y mi interlocutor estaba muy indignado con lo que yo decía, hasta que de pronto me empezó a contestar partiendo con: mira mi amor. Estaba lleno de hombres mayores, en terno y yo era la única mujer. Le pregunté si trataba de mi amor a estos hombres, obvio que me contestó que no, entonces trátame de Paloma por favor, le pedí. Fue mi momento Iraci en la vida, jaja.
¿Cómo logras desconectarte del trabajo?
Mis hijos son mi gran técnica para estar en el presente. Ahora que soy vieja he aprendido a estar presente cuando estoy con ellos. Mi primer hijo se llevó toda la carga del pánico que nos da a las mujeres “salir” del mundo cuando tenemos guaguas. Estuve muy arriba de la pelota en el embarazo y en el posnatal y luego en su vida… me dio mucha pena cuando me di cuenta, ahora hago el ejercicio de estar en el momento con los menores. Un placer al que nunca podrías renunciar… Bailar, comer, crear y amar. Creo que es la ecuación que te permite decir que viviste
¿Cuál es la banda sonora de tu vida?
¡Demasiado grande la pregunta son demasiadas! Pero si tuviera que optar sería como cantos gitanos o valsecitos peruanos, algo que acarree sentimientos fuertes.
¿Qué es lo que menos te gusta de la idiosincrasia nacional?
Me carga el miedo, la desconfianza, la decisión de ser pe[1]sado antes que simpático y todo ese lado “jaguar” que es muy ridículo. Como si fuéramos mejores que alguien.
El rol de la mujer en la crisis climática es…
Las mujeres debemos liderar la transformación planetaria. Realmente creo que nuestra dificultad histórica nos ha hecho desarrollar tecnologías indispensables para el cambio como colaborar, funcionar en red y ocuparnos de varias cosas a la vez. Para nosotras estar en mil cosas al mismo tiempo es la vida y hemos tenido que aprenderla porque nos llevamos la carga de la casa, la crianza y los cuidados entre otras. Esa visión sistémica forzada es una necesidad para generar soluciones hoy. Para las mujeres es evidente que nos necesitamos unos a otros. Realmente creo que el futuro inmediato es femenino, necesitamos ir a ese otro punto del péndulo para lograr, en el futuro a largo plazo, un equilibrio.
¿Qué consejo te gustaría haber seguido que ignoraste?
Me gustaría haber estado más presente en lo que necesitaba mi mamá para morir y menos preocupada de lo mucho que yo quería que no se muriera. Aprendí en ese momento lo relevante que es ocuparse conscientemente de la muerte, darle dignidad y espacio al buen morir. Siento que no estuve para mi mamá en ese sentido y me he arrepentido desde entonces.
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