Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló datos
alentadores respecto a las mujeres en México y su rol en la sociedad.
Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), México es el cuarto país en
América Latina con la menor participación de las mujeres en la economía. Se trata de una
realidad desesperanzadora, pero que, sin embargo, ha ido mejorando con el paso del
tiempo.
Aquello es lo que reveló recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), que aseguró que mientras que en 2018 las mujeres representaban 41.3% del total
del personal ocupado, en 2023 su participación representó 43.6%.
El crecimiento es aún mayor si se toma una línea temporal de dos décadas, y es que entre
2003 y 2023, la participación femenina en las actividades económicas creció 5.8 puntos
porcentuales en el país.
“Eso es una buena noticia porque hemos señalado en otras encuestas que México se
caracteriza por una baja participación de las mujeres en el mercado laboral”, aseguró
Graciela Márquez Colín, presidenta del INEGI. “Notablemente, compara muy
desfavorablemente con todas las economías latinoamericanas. Entonces esto es una buena
noticia”, agregó.
Si se mira los resultados de cerca, los estados con las mayores participaciones de mujeres en
las actividades económicas fueron: Oaxaca (53.1 %), Guerrero (50.6 %), Tlaxcala (49.0 %),
Michoacán (48.4 %) y Morelos (48.2 %), todos ellos estados de la región centro y sur de
México, caracterizados por los altos índices de pobreza y marginación, además de una alta
presencia de comunidades indígenas.
“La participación de las mujeres se mantiene al alza. Yo quiero compararlo respecto hace 25
años de distancia, desde la participación en el sector de servicios, en las mujeres creció
nueve puntos, en las manufacturas casi en seis, y en el comercio casi cinco puntos
porcentuales”, destacó Mauricio Márquez Corona, vicepresidente del INEGI.
Si bien estos datos demuestran un importante avance, aún queda un largo camino por
recorrer en cuanto a esta temática, y es que se trata de un factor indispensable no solo a la
hora de promover la igualdad, sino también para potenciar la competitividad del país.
Así, como bien asegura la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la única manera de
acelerar el progreso en materia de empoderamiento económico es promoviendo “políticas
que ofrezcan servicios, protecciones sociales e infraestructuras básicas, que promuevan la
distribución del trabajo de cuidado y doméstico entre las mujeres y los hombres, y que
permitan crear más empleos remunerados en la economía asistencial”.