La académica y autora de “El propósito no era lo que yo creía” desmenuza un concepto que cada vez cobra mayor relevancia e invita a reflexionar sobre aspectos claves en torno al bienestar y la realización personal.
El propósito es un término que cobra cada vez más fuerza en las empresas, en el diseño de marketing, publicidad y comunicaciones. Según la Real Academia Española de la Lengua, se define como “el ánimo o la intención de hacer o no hacer algo, un objetivo que se pretende conseguir”. Sin embargo, para Sharoni Rosenberg, para ponerlo en práctica, lo primero es comprender que su sentido nace de la dimensión personal y es fruto de un proceso de autodescubrimiento.
“Pareciera que hay una desconexión entre lo que hacemos y lo que queremos hacer realmente. Vivimos en piloto automático en esta vida frenética, hacemos lo que creemos que es correcto o lo que la sociedad nos impone. No sabemos si vivimos para trabajar o trabajamos para vivir, las prioridades no están muy claras”, dijo la académica en entrevista con CNN Chile. ” ¿Somos realmente felices? ¿Hacemos lo que realmente queremos? Ahí el propósito es una herramienta muy útil para empezar a cuestionarnos todas estas cosas”.
Sharoni Rosenberg, abogada con estudios de posgrado en impacto social y filosofía, es consultora independiente en propósito y sostenibilidad. “El propósito organizacional no se puede abordar si no hablamos del objetivo que buscan las personas. En las organizaciones, esta noción puede impulsar un cambio de paradigma, cuando efectivamente se traslada al quehacer y la cultura de la empresa”, explicó.
En su libro “El propósito no era lo que yo creía”, plantea que todos los seres humanos nacemos para ser felices. Sostiene que encontrar el propósito es una forma de encontrar respuestas al vacío existencial y las crisis de sentido. “Para mí fueron muchos años de estudio, así que me pareció que la mejor manera de compartirlo con los demás era a través de un libro. Sentía que solo así cerraría mi propio ciclo personal, pero para ser sincera, nada se cerró, al contrario, se abrió una puerta aún más grande”.
Según la autora, las personas viven una especie de adicción a la negatividad, como si no quisieran salir de ese estado de infelicidad. “Sabemos que nos hace felices pertenecer, auto-realizarnos, desarrollar la estima, contribuir a los demás. Pero hacemos todo lo contrario. Cada vez somos más individualistas, competitivos, superficiales y vivimos de las apariencias. Creemos que la felicidad se encuentra afuera de nosotros y le tenemos terror a mirar dentro de uno mismo. Estamos dando una lucha con enemigos autogenerados, cuando la lucha es con uno mismo. Con nuestro propio ego”, reflexionó, durante el diálogo con la cadena de noticias.
En este sentido, manifestó que “estamos ‘programados’ para estar siempre buscando en el mundo exterior. Pero si algo he aprendido y me encantaría compartir con los lectores es que la búsqueda es interior: solo cuando te conoces ti mismo puedes realmente conocer tu lugar en el mundo”.
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