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Teresa Paneque: “Mi sueño es que Chile sea un país científico”

POR: Catalina Evans, periodista. (Integrante del Programa de Periodismo Colaborativo WT).

En el mundo, menos niñas que niños aspiran a carreras científicas o tecnológicas. Chile ocupa el lugar 61 entre 65 países consignados en un informe de UNICEF (2020) en ese ámbito. Este año, en nuestro país aumentó el número de mujeres seleccionadas en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por su sigla en inglés) en un 16,8% respecto del año pasado, alcanzando un 30,2% este año, de acuerdo al Ministerio de Educación.

La baja participación de mujeres en estas disciplinas tiene implicaciones profundas: desde limitar el talento y creatividad en la resolución de problemas hasta perpetuar estereotipos de género y desigualdades en el ámbito laboral. Además, al no aprovechar el potencial y la perspectiva de la mitad de la población, la sociedad pierde en términos de desarrollo:

“Si aprovechamos la creatividad e innovación científicas de todas las mujeres y niñas e invertimos adecuadamente en el carácter inclusivo de la educación en CTIM, la investigación y el desarrollo y los ecosistemas de CTI, tenemos una oportunidad sin precedentes para utilizar el potencial de la cuarta revolución industrial en beneficio de la sociedad”, palabras de Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, y Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora Ejecutiva de ONU-Mujeres.

Woman Times presenta las historias de tres chilenas referentes en STEM, divulgadoras y autoras, quienes comparten desde sus propias vivencias y opiniones lo bueno y malo de ser una mujer en ciencia, cómo llegaron a esa carrera y qué las motiva a continuar -con la intención de impulsar la formación de nuevas científicas. Para comenzar, una entrevista con Teresa Paneque.

Mujeres en STEM: Teresa Paneque y su propio universo creativo

“Tere Paneque”, como es conocida en sus redes sociales, es astrónoma, escritora y divulgadora científica. A sus 27 años se convirtió en la primera mujer embajadora de Unicef en Chile y es parte de la delegación científico-tecnológica que acompañó al Presidente Gabriel Boric en su gira por Europa.

En conversación con Woman Times, Teresa aborda el proceso creativo de sus tres libros ya publicados y del cuarto que se encuentra en proceso. Todo mientras en paralelo construye su carrera como científica.

En 2024 la astrónoma fue una de las ocho seleccionadas, de entre 130 postulantes, en adjudicarse la NASA Hublle Fellowship, la Janksy Fellowship y la 51 Pegasi b Fellowship, las tres becas de postdoctorado en astronomía más importantes y competitivas de Estados Unidos. Es la primera chilena en lograrlo.

Como coautora de diversos papers académicos, reconoce que su pasión ha sido la creación de “El universo según Carlota”. En el primer libro los personajes conocen el sistema solar, en el segundo abordan los agujeros negros y las explosiones estelares, en el tercero la vida extraterrestre y los exoplanetas, y finalmente en el cuarto, que podemos esperar a finales de este año, se resolverá un novedoso misterio.

¿Qué te motivó y aún motiva a escribir?

De pequeña lo que más hacía era leer y el sueño de mi vida era sacar un libro, no tenía tele entonces lo que hacía era ir a la biblioteca local, me traía como diez libros y me los leía enteros, pero eran libros de fantasía, de misterio y de magia.

Para mí fue basal escribir un libro que yo hubiese leído, con personajes e historias en un mundo distinto, y me senté a escribir Carlota. Como me gustaba mucho leer, mi papá jugaba conmigo a inventarse historias y el personaje de esas historias era Carlota Jiménez. El primer libro de Carlota va en su 8.ª edición. Hemos vendido más de 10.000 copias en Chile, hay niñas que han tenido el cumpleaños de Carlota, ¡Leen a Carlota en el colegio! Para mí eso es lo máximo, es el máximo halago que me podrían dar.

Y ahora con UNICEF se nos dio la posibilidad de sacar algo completamente distinto. No es un libro, es material educativo, el ABC del universo, donde cada letra es un concepto acompañado de una ilustración coloreable. UNICEF, cuando hay cualquier tipo de desastre natural o crisis, apoyan sobre todo a la infancia, entonces es material que pueden llevar para que coloreen y piensen en otro tema.

Este año la participación de mujeres en carreras STEM llegó a un 30% a nivel nacional, tuvimos un aumento del 16% desde el año pasado pero sigue sin ser equitativa. ¿Qué te inspiró a ti para elegir una carrera en STEM?

Entré a mi carrera el 2014. La verdad es que tenía una perspectiva muy distinta del feminismo de la que tengo hoy en día. Crecí en un entorno y en un hogar con dos papás científicos, ambos profesionales, ambos doctores.

Mi papá sigue la ruta académica, mi mamá salió de la academia hacia la industria y tenía horarios más de oficina, entonces era muchas veces mi papá el que nos tenía que ir a buscar o nos hacía comida. Y claro, para mí la ciencia no era algo de hombres o de mujeres, porque mis dos papás eran científicos en distintas áreas. Mi madre es química farmacéutica y mi papá es bioquímico.

Tuve el privilegio de crecer en un entorno que veía la ciencia como algo normal para hombres o para mujeres. Fue justamente dentro de la universidad, conversando con amigas, que me di cuenta de que mi experiencia había sido muy distinta.

Otro problema es la falta de información, en general la sociedad tiene una visión estereotipada de qué es lo que se hace en cada carrera. Si más niñas supieran lo entretenido y lo gratificante del campo laboral en la astronomía, computación, matemáticas, etcétera; en ingeniería tendríamos también más ingresos.

Hay muchas aristas, pero yo realmente tuve el privilegio de estar en un entorno que me potenció mucho a hacer lo que yo quisiera. Tengo dos hermanos pequeños y ellos actualmente estudian biomedicina. Somos muy nucleares, nos apoyamos mucho, hablamos todos los días y hay un constante apoyo hacia cualquier cosa que deseamos hacer.

 ¿Qué ha sido lo más difícil de este recorrido?

La Academia es siempre una pirámide: primero debes pasar por la universidad, segundo postular a tu primer postgrado, tercero magíster -si quieres seguir la ruta tradicional- y luego el doctorado. Es un entorno muy exitista, claro, la gente que pasó por todas esas etapas siempre son historias de éxito, y ser mujeres en ciencia con este tipo de entorno es complejo.

En Chile la mayoría de las ciencias se hacen desde las universidades, como profesores. En algunos casos hablamos de personas que fueron contratadas hace 40 años atrás o más, entonces es muy competitivo, hay mucha frustración y mucha inestabilidad. Hay historias de terror, de mujeres que dan a luz y está de inmediato trabajando porque no pueden darse el privilegio de pausar su productividad científica y perder la posibilidad de postular a fondos más adelante, como también gente que pospone completamente cualquier plan de familia.

Por ejemplo, este año finaliza mi doctorado, el cual era un contrato de cuatro años. Cuando se terminan los cuatro años se termina mi sueldo, dependo de que me financien cierta cantidad de tiempo, así es como funciona la academia. Ahora postulé a becas de postdoctorado y tuve la suerte de que gané varias y las pude combinar. Eso quiere decir que puedo hacer cinco años más ciencia porque me van a pagar por hacer mi trabajo.

  ¿Y lo que más te ha gustado?

Hay muchas cosas preciosas de la ciencia. Me encanta resolver, me gusta cuando los datos calzan, no hay nada más bonito que tener un modelo teórico y ver algo que tenga sentido. La gente ve las imágenes astronómicas y dice “¡Oh, qué bonito!” Y para mí lo bonito no es la imagen en sí, sino que es entender lo que me dice esa imagen. Entonces, cuando yo puedo hacer que las cosas calcen, cuando puedo explicar lo que estoy viendo, ese es un momento muy precioso para mí.

También trabajar con gente de distintos lugares, tenemos la posibilidad de viajar muchísimo y de conocer. He conocido muchos países debido a conferencias, he tenido la posibilidad de trabajar con mujeres maravillosas que han forjado mi carrera y que gracias a ellas yo también siento que puedo ser una mujer exitosa en ciencias.

 ¿Qué le recomendarías a las personas que quieren ingresar a una carrera en STEM?

Les recomendaría que tengan paciencia y que mantengan siempre la curiosidad, pero la curiosidad informada, aunque nos emocione mucho un tema genial, no lo idealicemos. Requiere de especialización, de dedicarle mucho tiempo, de mucho sacrificio personal en distintas áreas de tu vida. Es importante tener pasión por entender, eso es lo principal, pasión por entender, por enfrentarse a problemas, la tolerancia a la frustración y trabajar en equipo. La ciencia hoy en día no necesita genios y genios individuales. No se trata de que tengas las mejores notas y que tengas todas las respuestas, porque el tipo de respuestas que estamos buscando hoy en día son tan difíciles que en verdad no va a poder resolverlas una sola persona. Necesitamos colaborar, gente que pueda hacer puentes y nexos entre distintas opiniones.

 ¿Cómo se te ocurrió divulgar tus conocimientos en redes sociales y por qué consideras que la divulgación científica es una actividad importante?

En 2020, durante la pandemia, hice mis primeras transmisiones en vivo de astronomía, pero cosas muy sencillas, ponía el teléfono y hablaba un minuto, no era más que eso porque mi único talento era ese, que podía explicar las cosas, no hago animaciones ni edito. Y a finales del 2020, en Europa haciendo un doctorado y durante una segunda cuarentena, probé TikTok y explotó. En un mes tenía más de 100.000 seguidores, los videos se estaban volviendo súper virales y luego salieron los libros. Una cosa detrás de otra y ha sido muy bonito, han sido oportunidades que se han ido dando.

Tengo una visión política de compartir el conocimiento, de hacer la ciencia asequible y de democratizar la educación en el sentido de que las personas no tengan que pausar su curiosidad o dejar de aprender solo por la cantidad de recursos que tienen. Las redes sociales son un primer paso, pero valoro muchísimo más todo lo que puedo hacer fuera de redes sociales: los libros, las charlas presenciales en colegios, mi trabajo con UNICEF.

¿Qué te inspira y motiva a continuar día a día?

Lo primero que pensé cuando me hiciste la pregunta fue genuinamente tratar de hacer un mundo mejor. Soy una persona muy ansiosa, que fácilmente cae en este agujero de ver las noticias, pensar que todo está mal y que estamos condenados. Pero también soy una persona que quiere mucho vivir y que quiere mucho mejorar las condiciones de vida, no solamente para mí, sino que para mi entorno. Creo mucho que estamos en un planeta, compartiéndolo con otros seres vivos, más allá de los humanos, que merecen también experimentarlo de la misma manera.

Soy consciente del privilegio que he tenido a nivel emocional, económico, a muchos niveles, y creo que es algo que todas las personas merecen también tener. Entonces me levanto sintiéndome feliz por las posibilidades que tengo y con muchas ganas de poder retribuir eso, como cuando alguien te trata bien y tú quieres tratar a esa persona bien de vuelta, siento que he tenido la suerte de que la vida y el mundo me han tratado muy bien y yo quiero tratarlos bien de vuelta. Lo que me motiva mucho es la posibilidad de generar un pequeño cambio y hacer que las cosas sean mejor.

¿Cuáles son tus sueños para Chile, desde tu carrera profesional en términos quizás de políticas públicas o acciones sociales?

El sueño grande es siempre que los niños y niñas del país tengan acceso a educarse, a educación pública de calidad, sin importar dónde están, cuál es su situación socioeconómica y donde viven. Siempre va a ser el sueño que podamos hacer asequible las herramientas educativas para que puedan decidir su camino profesional con todo el abanico de posibilidades. Sueño con un Estado capaz de garantizar dicha educación y que fomente el pensamiento crítico, la educación científica de calidad, una formación robusta, sobre todo en las etapas iniciales.

Y el aumento de presupuesto. Hoy en día se invierte menos del 1% en ciencia, cerca del 0,4%. Esto es algo crucial. Las y los científicos en Chile hacen ciencia de primerísimo nivel, con los pocos recursos que hay disponibles. Nos comparamos en tantas cosas con los países de la OCDE pero ellos invierten como 4%. Es importante invertir más en ciencia e invertir en ciencia que vaya a resolver las problemáticas locales, que sea atingente.

Nuestro país es profundamente científico, Chile tiene unos ecosistemas únicos desde los cuales se estudian condiciones naturales que no existen en otras partes del mundo. Es un país sísmico, que tiene geotermia y que tiene los mejores cielos del mundo. Nuestro país está hecho para hacer ciencia, respira ciencia, respira naturaleza y aún así no somos capaces de invertir lo que debemos. No estamos permitiendo que las nuevas generaciones accedan a la educación científica que merecen. Ese es mi sueño para Chile, que seamos un país científico.

 

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