La interrogante y el debate acerca de atreverse a hacer denuncias por violencia sexual se plasma en el nuevo libro de Victoria Marichal (psicóloga feminista): “La justicia está anclada en la idea de que hay víctimas que no son creíbles para el sistema”, señala la autora.
¿Por qué ahora? es una pregunta que muchas víctimas de violencia sexual han escuchado después de denunciar a sus agresores. A veces en dependencias institucionales como parte de un protocolo, otras como forma de cuestionar o desacreditar el relato de quienes deciden poner luz sobre lo vivido. Ese cuestionamiento también lo escuchó Victoria Marichal (24), psicóloga feminista, durante el proceso judicial que llevó adelante por más de tres años y que culminó con el fallo de inocencia para su agresor. Plasmó esa revictimización que sufrió durante su demanda por justicia, en las páginas de su primer libro “¿Por qué ahora?”, lanzado el último 11 de diciembre. En él, Victoria cuenta su proceso de recuperación, el largo camino recorrido en su búsqueda por reparación y la frustración frente a un sistema de justicia patriarcal.
“La justicia está anclada en la idea de que hay víctimas que no son creíbles para el sistema. Uno de los cuestionamientos en el juicio fue: ¿cómo había hecho para recibirme y me iba bien en mi profesión si me habían violado?. Parece que si fuimos víctimas de violencia en cualquiera de sus manifestaciones, o tenemos que estar muertas o nuestras vidas tienen que estar arruinadas, porque si no, no merecemos buscar justicia. Cuando vi la sentencia, pensé ‘tengo que hacer algo con esto”, relata.
Psicología y feminismo
Victoria es diplomada en violencia basada en género, especializada en terapia cognitivo conductual, en pareja y sexualidad y tambien en la intervención psicológica en adultos con trauma por abuso sexual infantil. Es integrante de la Red de Psicólogas Feministas del Uruguay y entre las tantas características que la componen, prima la de “militante de la salud mental con mirada feminista”. Al contrario de muchas y muchos de sus pares, el feminismo no fue algo que tuvo que acoplar a su práctica profesional, sino que más bien la atravesó desde su formación.
“Para mí nunca hubo una separación porque yo ya vivía el feminismo como parte de la práctica cotidiana de mi vida y no me imaginaba ejercer mi profesión desde otro lugar. Pero sí es una realidad que mientras estudiás la carrera, nadie te habla de que ya existen psicólogas feministas hace años trabajando con una psicología con perspectiva de género, nadie te lo nombra, entonces hice un trabajo de ir buscando e ir entendiendo cómo se vinculan las dos cosas. Y lo que ha pasado a lo largo de la historia con las feministas, es que nos han dicho que teníamos que separar nuestra experiencia militante de nuestra profesión”, explica.
Para ella es muy importante que sus pacientes y las personas que la siguen en las redes sepan de entrada que su mirada sobre la psicologia, es feminista. “A mí me encanta que mis pacientes me encuentren en la marcha, que sepan que estoy ahí luchando por mis derechos y por los de ellas también, no imagino una psicología que no tenga perspectiva feminista”
La información como herramienta liberadora
“El sistema en el que estamos insertas nos roba todo el tiempo la posibilidad de conocer que existen otras formas de vida, que no son las que nos han enseñado. Otra forma de vincularnos sexoafectivamente, otra forma de relacionarnos con nuestro cuerpo, otra forma de vivir o de recuperarnos de las violencias”, afirma quien durante el encierro de la pandemia ahondó en estudios sobre violencia basada en género. Con el tiempo sintió que debería compartir sus conocimientos con otras personas y comunicar temas complejos de manera accesible. Así, empezó a producir contenido en Instagram y también a impartir talleres para empresas, organizaciones y colectivos.
“Tenía mucha información y la necesidad de difundir y horizontalizar el conocimiento. Pienso que hay un montón de cosas que necesitamos saber de nuestros cuerpos, de la sexualidad, e identificar lo que es la violencia para vivir vidas dignas. Entendí que era necesario empezar por transmitir ese conocimiento a otras personas y generar un impacto. Por eso, busco hablar de una manera que no sea rebuscada, porque entiendo que todas las personas necesitamos entender qué es lo que nos pasa y para entender eso necesitamos información. Por supuesto no tengo ninguna verdad absoluta y siempre me paro desde ese lugar. Comunico en redes lo que entiendo, lo que analizo, lo que interpreto y en base a lo que estudio y a lo que leo, pero podés tener otra opinión y es súper válido y me encanta debatirlo. Las redes, si son usadas de forma responsable y ética, son muy potentes para el cambio y la deconstrucción de un montón de cuestiones”, evalúa.
Hoy su práctica profesional se desarrolla en dos pilares: reparación y prevención. “Mi trabajo va, por un lado, con foco en la reparación, que es muchas veces lo que hago en el consultorio, con mujeres sobre todo, pero también disidencias que han pasado o están saliendo de situaciones de violencia. Y por otro, me encanta toda la parte de prevención y la canalizo generando instancias de conversatorio y espacios para cuestionarnos”.
El poder reparador de la palabra
En el proceso de confección de su libro, Victoria recuerda que lo que más le costó fue poner en palabras lo vivido en las instancias judiciales, “al mismo tiempo es lo que para mí más importaba escribir. Quería poner luz a lo que son esas instancias, porque muchas veces no sabemos cómo funcionan, no tenemos representaciones de cómo es un proceso judicial”, comenta.
En el camino, contó con una red de apoyo que fue su sostén, y eso, cuenta, fue fundamental para poder seguir adelante. El relato que hoy comparte con el mundo es fruto de sus vivencias, de sus estudios, de experiencias de dolor y de coraje, y, sobre todo, de la esperanza y deseo de que las víctimas de violencia puedan recuperarse y vivir vidas plenas. “Merecemos vivir vidas dignas, placenteras y con disfrute. No puede ser que para buscar justicia tengamos que tener la vida arruinada o mostrarnos, por ejemplo, quebradas o rotas cuando vamos a una instancia judicial para que nos crean, esa es la esencia del libro”.
Frente a la pregunta que tanto revictimiza a quienes pasaron por situaciones de violencia y que tuvo que escuchar en su vivencia personal, la respuesta que Victoria sostuvo y sostiene es: “Ahora sí, porque ahora se está rompiendo el silencio en torno a la violencia sexual, de forma colectiva y masiva en todos los rincones del mundo. Ahora estamos juntas, ahora logramos desnaturalizar y hablar de forma colectiva. Ahora sí, porque ahora podemos y eso aplica tanto para los procesos individuales como para los procesos colectivos”, finaliza.
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