Por Javiera Fernández
Comenzando por Hanna Höch, una de las principales artistas del movimiento dadá y pionera del collage como herramienta para romper con los cánones establecidos por el mundo del arte, lo cierto es que en la actualidad esta técnica sigue cuestionando las imposiciones y normativas impuestas por las industrias culturales, abriendo con ello el espacio para explorar el mundo propio y la subjetividad. Hoy, muchas mujeres alrededor del mundo – tanto artistas consagradas como creadoras aficionadas – utilizan el collage como expresión para plasmar sus relatos autobiográficos, sueños, gustos, y liberación frente a los mandatos de género.
Puentes Amarillos (Agustina Frogel): El valor de la palabra
Para la artista y licenciada en comunicación social de La Riota, Agustina Frogel, más conocida como Puentes Amarillos, tanto la palabra escrita como la música son los motores centrales de sus collages, donde integra, junto a la composición de sus imágenes, versos pertenecientes a músicos de su país – con una reconocida inclinación por el rock argentino y el indie- y a figuras del mundo cultural que movilizan su quehacer. En una de sus piezas, un icónico retrato de Carlos Gardel protagoniza la imagen mientras las palabras bailan por encima: “Cómo ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar”. En otra, una sonriente Mercedes Sosa decorada con flores resume las letras: “Y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño”.
“A veces me gusta que el peso visual sea la interpretación de cada persona que se tope con mi trabajo, a pesar de que en mi cabeza ya tenga una simbología textual establecida. El reciclar letras de canciones o citas de libros tienen una gran significancia en mis procesos de creación”, comenta Frogel.
Para la artista, quien comenzó a practicar la técnica del collage desde pequeña, recreando sus propias revistas y versiones de tapas y contratapas de CDs que le gustaban, el valor de esta disciplina está en comunicar sensaciones y puntos de vista desde la libertad que supone desarmar imágenes para construir nuevas posibilidades y narrativas del mundo. Para Agustina, la filosofía del collage es deconstruir y crear. “El poder destruir y reconstruir para mí supone algo muy importante a la hora de expresarme, sin tantos protocolos, solo sentir y dejarme llevar. Al ser el collage una forma de expresión tan libre, se crea un espacio seguro para las subjetividades, un verdadero diario íntimo donde no existen límites ni reglas”. Ese mismo gesto, comenta, quiere llevarlo a los nuevos proyectos que tiene encaminados: migrar a lo audiovisual y llevar el collage analógico al stop motion y a la animación mix media.
Rebeka Elizegi: Cuerpos femeninos, cuerpos liberados
En las obras de la artista visual y diseñadora gráfica española Rebeka Elizegi, la figura de la mujer ocupa un lugar central. Así, a partir de su visión del collage como una herramienta que permite cambiar nuestra visión del mundo a partir de la transformación de imágenes ya existentes, Elizegi nos invita a reflexionar sobre lo que implica cargar, siendo mujeres, un cuerpo. “El cuerpo entendido como espacio que nos oprime, que nos marca y nos estigmatiza por color, edad o género, que tantas veces es motivo de sometimiento, y que intento liberar a partir de mis composiciones”.
Estas reflexiones corporales son la matriz de un trabajo que Rebeka ha expuesto en Barcelona, Madrid, Donostia, Los Ángeles, Varsovia y Berlín, como también en una serie de publicaciones literarias. En 2021, fue invitada al Museo Nacional Thyssen Bornemisza, junto a la collagista Marisa Maestre, para generar una propuesta que reinterpretara la obra de Rubens Venus y Cupido. En la pieza creada, compuesta de un collage que aporta una mirada actual al cuadro original del siglo XVII, aparece una Venus que se mira a sí misma, despojada del ojo masculino, y cubierta de joyas y tatuajes. “Tomando como eje central la idea de la mirada ante el espejo como búsqueda de identidad, y en contraposición a la Venus original que se mira tímidamente en él, en esta nueva versión la protagonista observa con determinación la palma de su propia mano, buscando su identidad en sí misma, liberándose de ataduras y cánones que la encorsetan. Es una Venus llena de color, actualizada, tanto en estilismo como en actitud”.
Rebeka Elizegi también recurre al collage para visibilizar a referentes femeninas que han sido olvidadas por los relatos oficiales del arte, como bien lo hace en su serie BEATNIK, compuesta por piezas de collage inspiradas en los poemas y vidas de Lenore Kandel, Diane Di Prima, Mary Norbert Körte, Denise Levertov, Hettie Jones, Carolyn Cassady, Anne Waldman y Elise Cowen, todas poetas pertenecientes al movimiento de la Beat Generation y que tuvieron menos visibilidad que sus pares hombres. Sobre su propuesta, la collagista explica: “Beatnik es el término despectivo con el que la sociedad americana conservadora apodó a los poetas de la llamada generación beat, y por ello titula esta serie, ya que una vez más en la historia del arte y la literatura, ellas fueron las más despreciadas del colectivo por el hecho de ser mujeres”.
Centro de Estudios del Collage (Cecoll): Un espacio para las creadoras latinoamericanas
“En Latinoamérica, el collage se convierte en un medio para transmitir mensajes, memorias y reflexiones que reflejan la rica diversidad cultural y las complejas realidades de la región”, reflexionan Constanza Espínola y Constanza Sepúlveda, licenciadas en danza y arte respectivamente, y fundadoras del Centro de Estudios del Collage (Cecoll), una plataforma de investigación, mediación y difusión del collage en Chile. Las dos artistas – también collagistas conocidas por construir universos plásticos marcados por la presencia femenina – han hecho de Cecoll un espacio de visibilidad de artistas y promotor del collage como una herramienta idónea para la construcción de relatos despojados de la hegemonía, al mismo tiempo que un potente recurso de liberación femenina y archivo de historias personales. “Al ensamblar diferentes elementos visuales, las mujeres podemos crear nuevas narrativas que reflejan nuestras experiencias, identidades y perspectivas, lo que nos permite expresarnos de manera creativa y empoderada”.
Diversas iniciativas perfilan hondamente el cometido de Cecoll, como la Antología de Collage Chileno, una convocatoria que ha reunido en dos oportunidades – en 2021 y 2023 – una exposición con más de 70 artistas del collage para dar a conocer sus trabajos. Este año, la iniciativa tendrá una nueva versión que busca visibilizar las obras de artistas mujeres alrededor de América Latina.
En paralelo, Collage & Vino se ha convertido en un exitoso curso organizado por Cecoll que invita a conocer el mundo del collage, a crear piezas y pulir la creatividad mientras se degusta una cata de vino. “Este espacio gestado se convierte en un refugio para profesionales de diversas áreas, quienes encuentran en esta experiencia una oportunidad única para desconectar, inspirarse y explorar su lado más creativo. Además, hemos notado cómo la combinación de estímulos sensoriales, como los sabores del vino y la gastronomía, impulsan la activación de memorias y emociones, generando un ambiente propicio para la expresión artística”, explican las fundadoras de Cecoll.
María Paz Silva: Visualidades autobiográficas
El collage ha sido siempre, para la artista chilena María Paz Silva, la herramienta basal para expresar su identidad personal y el mundo interior. “Para mí hay una conexión emocional muy profunda en el acto de cortar y pegar, de manipular físicamente los elementos, las imágenes, revistas. La experiencia táctil da al collage una capa adicional de intimidad a mi proceso creativo”, explica. Los trabajos de María Paz se caracterizan por la vasta presencia de mujeres pertenecientes a otras épocas, y junto a las fotografías de éstas – que remiten a relatos biográficos y modas del pasado – la collagista va incorporando encima diferentes retazos textiles como una forma de reinterpretar, a partir del vestido como metáfora y el guiño a ciertos poemas o frases, las vidas de las mujeres.
Ese enfoque en lo femenino a través del collage es, según María, un ejercicio propio de la disciplina, donde las artistas han buscado cuestionar las narrativas existentes para elaborar nuevos relatos sobre sus vidas y experiencias. “Cada collage se convierte así en un acto representativo de las miles de mujeres que existen y de sus historias, historias que se repiten en cada una de esas voces y en donde cada artista nos da una perspectiva única y valiosa que lo identifica, pero que también encuentra su voz en otra, y así sucesivamente”.
Esa intencionalidad autobiográfica ha sido puesta en marcha en los talleres que María Paz realiza desde el 2020 para invitar a mujeres a expresar sus historias, emociones y pensamientos a partir del collage. Además de sus talleres actuales, enfocados en el collage como herramienta expresiva, se sumará una nueva versión en 2024 dirigida a combinar la creatividad del collage con la visualización de metas y deseos personales, llamado Taller de Vision Board.
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