En un futuro muy próximo, Chile concentrará cerca del 70% de la capacidad de observación del planeta. Un desafío mayor para una disciplina donde la brecha de género sigue siendo muy alta, aunque talento hay de sobra. La historia de Laura Pérez y Teresa Paneque así lo confirma.
Las científicas lideraron un equipo de investigación que hizo un inédito descubrimiento sobre la formación de planetas gigantes. Unidas llaman a “las jóvenes a atreverse a entrar al mundo de la astronomía y la ciencia”.
Hace tiempo que Chile está consolidado como una verdadera potencia astronómica. Nuestros cielos ofrecen oportunidades insuperables y el interés por la disciplina experimentó un crecimiento explosivo en los últimos años. Así, la investigación científica ha liderado importantes estudios de gran impacto internacional. Uno de los más destacados es el de Laura Pérez y Teresa Paneque, dos chilenas que ya ingresaron a las grandes ligas de esta ciencia.
Laura comenzó su carrera como astrónoma mucho antes de estudiarla, cuando era adolescente viajó al norte del país y se emociona al recordar cómo quedó enamorada del cielo y las estrellas. “Desde ese momento supe que iba a dedicar mi vida a estudiar ese fascinante mundo”, confiesa. Para su colega Teresa, la historia fue muy distinta. Su pasión era la física y el poder de las matemáticas para predecir comportamientos de la naturaleza. Sus caminos se cruzaron en la universidad y tuvo que pasar mucha agua bajo el puente para que juntas lograran un hito histórico para la astronomía nacional.
¿Quienes son las chilenas que sacudieron la astronomía mundial?
El descubrimiento de las científicas chilenas se dio luego que dirigieran su atención y los telescopios de ALMA hacia una estrella que los científicos llamaron Elías 2-27, ubicada a 378 millones de años luz, en la constelación de Ofiuco. Allí, alrededor de esa estrella descubrieron una espesa masa de gas y polvo, la que contenía el material propicio para la formación de planetas. Según cuentan, lo relevante del hallazgo es que la masa llamada disco protoplanetario- tiene forma de espiral y que en ella ocurren “inestabilidades gravitacionales”, que son mecanismos óptimos para formar planetas gigantes como Júpiter; en otras palabras, entrega información valiosísima del universo y pone a las científicas chilenas en la órbita de la élite astronómica.
Los hallazgos son parte de la tesis de magíster de Teresa, en la que Laura ofició de profesora guía. Durante meses, ambas lideraron un equipo de 19 científicos de todas partes del mundo en el desarrollo de una investigación inédita que fue celebrada por la comunidad científica tras su publicación en The Astrophysical Journal, uno de los medios especializados más prestigiosos del mundo.
El carácter inédito del estudio fue elogiado por el mundo académico. “Esto había sido estudiado por la astronomía contemporánea, pero esta es la primera vez que se consigue evidencia observacional robusta de lo que está ocurriendo. Fue como pillar al sistema con las manos en la masa”, dice Teresa Paneque, astrónoma, magíster de la Universidad de Chile y que actualmente cursa un doctorado en el Observatorio Europeo Austral (ESO), en Alemania. “Estaré eternamente agradecida de Laura, que era mi profesora guía en este trabajo de tesis. Ella tuvo un impacto muy grande y ahora queda seguir investigando para descubrir más secretos del universo”.
“Este estudio es muy relevante dado que este tipo de conocimientos nos permite avanzar hacia una mejor teoría de cómo se forman los planetas. Además, no es la teoría estándar de su formación, lo que lo hace aún más emocionante”, precisa, Laura Pérez, quien a sus 23 años, es docente de Astronomía en la facultad de Ciencias y Físicas de la Universidad de Chile, con varios postítulos en el extranjero. “El universo es una caja de sorpresas y siempre nos está asombrando. Ahora con estos resultados, Teresa está liderando una apuesta para entender la química de esta formación”.
Las investigaciones contaron con la participación del Observatorio Europeo Austral, del Instituto Max Planck de Astronomía y de las universidades de Milán, Harvard, Cambridge, Georgia y Leicester, y constituyen un avance importantísimo en el entendimiento de la formación de planetas gigantes como Júpiter o Saturno.
–¿Creen que se las celebra más por el hecho de ser mujeres?
Teresa: “Soy feminista, me siento tremendamente afortunada e inspirada de poder trabajar con mujeres. Laura es para mí una de mis máximas referentes en las astronomía, y cuando se trabaja con mujeres uno se siente reflejada, identificada y motivada a seguir ahí. Me puedo ver en mis profesoras y eso me inspira”.
Laura: “Creo que es mucho más valiosa la contribución que pudimos hacer que el hecho de que el hallazgo haya sido realizado por dos mujeres. Es importante mostrar que no existe diferencia alguna en nuestra capacidad de investigar y descubrir”.
Con respecto a las nuevas generaciones de mujeres que podrían interesarse en la ciencia, Laura asumió un rol activo para allanar el camino para futuras astrónomas y científicas. “Lo principal es hacer algo que les guste, encontrar un área de estudios que las apasione. A todas las estudiantes que sientan que les llegó el llamado; el mensaje es que se atrevan. No piensen que es un lugar donde no pertenecen, hay quienes estamos trabajando activamente para que eso cambie, no van a estar solas, las necesitamos. La falta de mujeres en la ciencia es la que hace que haya muchos problemas que todavía no tienen respuesta, no porque las mujeres seamos más inteligentes, sino porque somos la mitad de la población, a la que se está excluyendo. Necesitamos más mujeres en los laboratorios y haciendo investigaciones de campo. Quienes estamos adentro, debemos avanzar en el camino de crear entornos más cómodos, feministas y sororos”, cierra Teresa.
Críticas con el nuevo turismo espacial
Durante el mes de julio, se vivieron días históricos para la aviación espacial, dos de las empresas más grandes del mundo dieron un paso hacia el futuro del turismo más allá de nuestra atmósfera. Primero fue Richard Branson, dueño de Virgin Records, quien a bordo de la nave bautizada como Unity alcanzó los 80 kilómetros, casi en el límite con el espacio exterior. Nueve días más tarde, Jeff Bezos, multimillonario y dueño de Amazon, voló con su propia empresa de transporte aeroespacial, Blue Origin, incluso más alto, llegando a los 100 kilómetros de altura.
Al respecto, Laura Pérez es crítica con este tipo de viajes y señala que “dudo que tengan intereses en la ciencia, puede ser una carrera espacial que tiene que ver más con temas comerciales que con descubrimientos científicos. Puede ser útil para otros avances, pero hoy se trata de abrir el turismo espacial”.
También escéptica a los beneficios de estas acciones, Teresa reconoce que “siempre aplaudo a empresas que se interesen en energías limpias y reutilizables, pero ojalá las pongan al servicio de proyectos de utilidad científica, pero esa no es la finalidad que se observa hasta ahora. Me gustaría ver ese tipo de tecnología orientada a ayudar a la sociedad”.
Por Juan Pablo Arévalo
Que gran noticia, muy lindo como se visibiliza este tipo de trabajos tan relevantes para el país.