La periodista y gestora cultural Gabriela González nos invita a leer su primer libro con una serie de reveladoras preguntas. ¿Cuántas dramaturgas chilenas conoces?, ¿cuántas obras de escritoras chilenas se programan en las salas de teatro?, ¿cuántos textos escritos por mujeres se han premiado? Lo anterior, que resulta difícil de responder dada la profunda invisibilización de mujeres en el teatro chileno, se problematiza en Creando escena (2023), un material que rescata las biografías y trayectorias de dieciocho dramaturgas de nuestro país.
Creando escena: Dramaturgas chilenas contemporáneas es una publicación de Editorial Cuarto Propio que reúne los perfiles de dieciocho mujeres dramaturgas, quienes llegaron tanto al teatro como a la escritura tomando diferentes caminos. Se trata de Ana Harcha, Carla Zúñiga, Isidora Stevenson, Claudia Hidalgo, María José Pizarro, Paula Aros, Ximena Carrera, Manuela Oyarzún, Nona Fernández, Elisa Zulueta, Karen Bauer, Carla Valles, Emilia Noguera, Manuela Infante, Florencia Martínez, Camila Le-Bert, Flavia Radrigán y Lucía de la Maza.
Este libro es el último proyecto que Gabriela González – periodista, gestora y mediadora cultural de la Universidad de Chile – levantó para visibilizar el trabajo de mujeres dramaturgas, el cual se complementa con la plataforma Dramaturgas chilenas, una iniciativa que desde el año 2020 rescata las biografías y carreras de las escritoras de teatro de nuestro país.
Para llevar adelante Creando escena, Gabriela entrevistó a cada una de las dramaturgas y documentó, a partir de su propia investigación, las trayectorias artísticas de las dieciocho perfiladas, visibilizando lo que fueron sus comienzos, los ejes temáticos que han abordado en sus trabajos, así como sus obras más importantes, y también, las violencias de género que han tenido que enfrentar durante sus carreras.
“Me puse a rastrear nombres. Había muchas a quienes yo ya conocía por su trabajo, como la Elisa Zulueta, la Carla Zúñiga, o la Isidora Stevenson. Empecé a investigar y llegué a estas dieciocho autoras que cumplían con dos requisitos. Uno, que trabajaran en la Región Metropolitana, porque acá es donde vivo y donde voy al teatro. Lo segundo, que tuvieran al menos tres obras escritas o estrenadas. Así llegué a estos 18 nombres, pero fue difícil rastrearlas, y eso habla de lo que pasa en nuestro país, que es que el trabajo de ellas se visibiliza menos”, señala Gabriela.
En las historias de Creando escena nos encontramos con una serie de barreras que han enfrentado las mujeres dramaturgas, que van desde, por ejemplo, nombrar al director de la obra en las ceremonias de premios cuando ellas son galardonadas por su escritura, teniendo que subir ambos al escenario, hasta situaciones en las que han tenido que aceptar, sin haber sido consultadas, de una sobre edición o recorte de sus textos.
Pero, fuera de estas violencias y sesgos, que resulta fundamental visibilizar, Gabriela González destaca en particular la potencia que este libro tiene para romper con la idea de que las dramaturgas sólo escriben desde su experiencia como mujeres o sobre temas ‘relativos a lo femenino’: “Nona Fernández decía, ‘se espera que las mujeres escriban de cosas de mujeres’, y en este caso estas autoras tienen la libertad de escribir de lo que quieran y de temas que podríamos asociar a lo masculino, como es el caso de la memoria histórica, que es algo que hace la Nona, o que hace Ximena Carrera y Claudia Hidalgo, o temas asociados a la pobreza y marginalidad, como hace María José Pizarro. Yo creo que este libro permite dar cuenta de que las mujeres escriben de todo y que así aportan puntos de vista nuevos. Algunas sí lo hacen con una conciencia de género muy grande, y otras simplemente lo han ido descubriendo, y eso igual es bonito”, sostiene la periodista.
Disminuir las brechas de género en relación a la visibilidad de las dramaturgas chilenas es uno de los objetivos centrales de Creando escena, explica Gabriela González, quien espera además que se logre instalar una mirada mucho más crítica frente a las desigualdades existentes en el mundo del teatro. “Si voy a un centro cultural o a un festival y resulta que sólo estoy viendo obras de hombres, me tengo que preguntar por qué está pasando esto, porque hay muchísimas mujeres escribiendo teatro. Tenemos que dejar de normalizar el hecho de que sólo veamos obras hechas o dirigidas por hombres. Me gustaría mucho que pudiéramos tener una mirada más crítica como espectadores, e incluso como comunicadores, preguntarnos a quiénes estamos entrevistando y a cuántas mujeres del teatro estamos incluyendo en nuestras pautas”, concluye González.
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