Hace diez años, un departamento ubicado en el primer piso de un edificio en el corazón del barrio El Golf (Santiago de Chile), se transformó en un universo de profundos encuentros culturales. Bajo el concepto de “vivir con arte”, la coreógrafa Isabel Croxatto abrió esta residencia para fundar allí su propia galería de arte, donde han convergido cientos de artistas y coleccionistas en un ambiente cuya principal esencia es propiciar conversaciones en torno al arte a una escala mucho más personal.
Este 2023, Isabel celebró el aniversario número diez de su galería con una gran muestra colectiva titulada “La casa por la ventana”, que reunió a más de 30 artistas nacionales y extranjeros que han formato parte del proyecto en toda la década. A unas semanas de haber celebrado el aniversario, con su sala de estar convertida en galería aún rodeada de algunas de las obras de los artistas invitados, entre ellos un imponente retrato femenino realizado por la artista francesa Miss Van y otro de la chilena Cecilia Avendaño, la gestora toma asiento detrás de su amplia biblioteca colmada de libros de historia, arte y cultura. Recordando lo que fueron 35 años de carrera como coreógrafa antes de fundar el espacio que hoy se llama Isabel Croxatto Galería, menciona: “Yo siempre supe que quería escribir en el espacio”.
La danza fue para Isabel, durante años, el método para ‘hacer escritura’ en las ciudades, escenarios y espacios culturales que habitó. Tras cursar un par de años la Licenciatura en Biología en la Universidad de Chile, Croxatto decidió viajar a Buenos Aires durante los años 80 para estudiar danza contemporánea, donde volcó la variedad de sus intereses culturales, provenientes de diferentes disciplinas, a elaborar su propio lenguaje con el cuerpo. “Los referentes para hacer danza, en realidad, no estaban en la danza, estaban siempre en otras partes, y eso me obligaba a moverme de la zona de confort, a explorar un poco, a dialogar con otros, y explicar mi idea en otros campos”.
Desde sus ojos de bailarina, donde fue testigo, como lo llama, de ese “destape cultural” en el contexto de la postdictadura en Argentina, Isabel Croxatto regresó a Chile, donde consolidó una carrera de coreógrafa de más de 30 años. Trabajó un tiempo extenso con la docente y coreógrafa Paulina Mellado, elaborando diferentes coreografías en conjunto. En total, Isabel Croxatto creó y dirigió más de 20 montajes coreográficos, entre ellos Simulacro de Alta Costura, que le valió posteriormente el Premio Altazor en 2012. Unos meses más tarde de ese mismo año, Isabel migraría de la danza al arte visual con la fundación de su propia galería.
Desde el salón principal de Isabel Croxatto Galería, la coreógrafa recuerda lo que fue gestar Simulacro de Alta Costura, un montaje que presentó el año 2011 junto al Ballet Nacional Chileno. La obra incluía la música en vivo de la artista francesa Miryam Pruvot y el trabajo de los diseñadores Ana López, Sebastián del Real, Geranrdo Tyrer y Bernardita Riquelme, a cargo de 21 trajes confeccionados a partir de ropa usada. Además, se incorporaba una montaña de dos toneladas de esa misma ropa usada, reunida gracias a un anuncio que Isabel gestionó en la entonces impresa Revista Paula – “cambia tu ropa por arte”- que simbolizaba, así como la obra en sí misma, el exceso propio de la posmodernidad, como resultado de una sociedad de consumo que, gracias a la existencia de la alta costura, desarrolla hoy un sistema de la moda que permite transformar aquellas prendas haute couture de las grandes casas de diseñadores en copias más baratas y accesibles para el resto de la población.
En Simulacro de Alta Costura, los cuerpos estaban expuestos a un exceso de ropa inevitable y, pareciera, irreversible. Sobre su propuesta entregada, ganadora del Premio Altazor, Croxatto sostiene: “Se trata de cómo la alta costura logra articular un lenguaje que es más democrático, que es más para todos, para salvar la posibilidad de seguir diseñando. Cómo el mercado o el sistema toma ese gesto e inmediatamente lo reproduce hacia abajo, a la menor mínima expresión, donde el arte desaparece, donde la talla M no le corresponde a nadie, es muy ancho, la tela es de mala calidad, si lo lavas se destiñe, no dura nada, pero cuesta muy poco, entonces realmente lo puedes tener. Y ahí entendí por qué tenemos ese exceso de ropa”.
La galería
Con el Premio Altazor en sus manos, y luego de haber participado en un festival de new media en Noruega, Isabel Croxatto regresó a su casa con la inquietud de hacer circular lo que siempre fue otra de sus grandes pasiones: el arte visual. Con la convicción de que a través de su trabajo coreográfico podía “facilitar la conversación”, según expresa, comenzó a invitar artistas a exponer en las paredes de su casa y a los amantes del rubro a ser parte de la experiencia. “Me encontré con la gran sorpresa de que había mucha gente que amaba el arte pero que le daba terror entrar a una galería. Entonces, cuando entraron acá, se dieron cuenta que era mi casa, era un lugar habitado, sintieron que se les relajó el cuerpo. Yo vi cómo sistemáticamente cruzaban el umbral de la puerta y cómo entonces al relajarse la conversación que tenían con la obra era muy diferente”.
Como una vitrina de arte internacional, Isabel Croxatto Galería fue fundada en Santiago el año 2012 con el objetivo de difundir arte contemporáneo de artistas chilenos y extranjeros desde el Sur del Mundo hacia afuera, a partir de la creación de nuevas formas de coleccionismo que tienen como base el encuentro con las obras en un espacio cercano, donde es posible generar vínculos horizontales entre artistas, coleccionistas y todos los amantes del arte que quieran ser parte. En este momento, la galería tiene dos sedes, la principal ubicada en un edificio residencial en la calle Napoléon y Local 2, un espacio disponible en la calle San Crescente, y cuenta con 28 artistas representados, tanto de Chile como de otras partes del mundo, entre ellos Chiachio & Giannone, Juvenal Barría, Miss Van, Rolankay y Carolina Muñoz. Asimismo, desde que la galería se fundó, han pasado reconocidos artistas como Bruna Truffa (Chile), Armando de la Garza (México), Ali Elmaci (Turquía) y Ulises Mazzucca (Argentina).
Por otro lado, la galería ofrece actualmente “La embajada”, un programa de residencias artísticas ubicado en la ciudad de Madrid, impulsada por el coleccionista chileno Roberto Piriz, quien se vincula hace años con Isabel Croxatto. El objetivo de esta iniciativa es promover la internacionalización de artistas emergentes chilenos mediante una oportunidad de residencia, producción y exposición artística realizada en una galería madrileña. Este año, “La embajada” está celebrando su segunda versión con la participación de la artista chilena Carolina Muñoz en la Galería Nueva, a cargo del gestor cultural español Daniel Silvo.
Desde sus inicios, hasta llegar a su aniversario número diez este 2023, Galería Isabel Croxatto respira el concepto de “vivir con arte” en cada instancia generada. Para Isabel, ese ha sido el lema que rodea su vida completa tanto personal como profesional, desde sus primeros encuentros con la cultura cuando era niña, hasta llegar a su extenso recorrido por el mundo de la danza y, luego, a su departamento colmado de arte en el Barrio El Golf. Desde allí, antes de terminar la conversación detrás de su vasta biblioteca, la fundadora afirma: “Nosotros realmente te estamos invitando a vivir con arte. Tú no vienes acá a comprar un cuadro para poner en el living sólo para cumplir con lo que te enseñaron que hay que tener al lado del sillón, sino que lo vives, vibras con él. Se trata de entender que esa obra de arte es el universo de otro ser, que lo puso afuera y lo colgó en una pared, y que tú ahora lo estás mirando, eres un universo que lo saca de esa pared y lo lleva a un lugar también desconocido, que es tú imaginario, tú vida, tus referentes”.
Por Javiera Fernández
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