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Chile lanzó su primera Guía de Salud Menstrual

Por Javiera Fernández

Dirigida a todos los profesionales de la salud con el fin de abordar la menstruación desde una perspectiva libre de prejuicios, con enfoque de género y derechos humanos, la primera Guía de Salud Menstrual publicada en Chile es un trabajo colaborativo entre Escuela La Tribu, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, el Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género y el Ministerio de Salud.

Lanzada durante el mes de noviembre,  esta guía está pensada en promover la eliminación de los tabúes socioculturales en torno a la menstruación y así avanzar en la garantía de los derechos de las niñas, adolescentes, mujeres y todas las personas menstruantes en Chile. En conversación con Woman Times, la Directora Ejecutiva de Escuela La Tribu, Patricia Mieres, entrega detalles sobre la importancia de esta guía y se refiere a la urgencia de abordar, desde una perspectiva de género, la salud menstrual en todos los sectores educativos, de la salud y las comunicaciones.

¿Por qué esta guía es importante?

La Guía de Salud Menstrual surge para que los profesionales de todas las áreas tengan los conocimientos científicos libres de prejuicios, basados en la evidencia y en las recomendaciones internacionales vigentes, y que les permita informar correctamente, trabajar los mitos, los prejuicios y los tabúes que existen sobre la menstruación.  También, el objetivo es que los profesionales puedan efectuar un abordaje desde sus distintos ámbitos que sea pertinente a la necesidades actuales que tienen las niñas y las mujeres.

El impacto que nosotras esperamos es que estos profesionales, al tener los conocimientos, herramientas y recomendaciones concretas, puedan ir transformando las realidades donde ejercen su trabajo, problematizando en el ámbito de la educación, de la salud, de las políticas públicas, en todas las áreas. El objetivo es que al llegar a manos de los profesionales, esta primera guía ministerial sobre salud menstrual pueda generar primero las herramientas necesarias para poder problematizar lo que está ocurriendo en torno a la salud menstrual, y luego ir creando soluciones conjuntas e ir efectuando cambios en las normas culturales.

Desde Escuela Tribu, ¿qué impactos esperan generar con este documento?

Los impactos tienen que ver con el origen de por qué hacemos esta guía, y es porque nosotras tenemos el conocimiento científico como expertas en el tema de que hoy en día la menstruación y el ciclo menstrual son parte de lo que se conoce como reducción de oportunidades de niñas, adolescentes, y mujeres. Es decir, sólo por menstruar las mujeres tienen menos oportunidades educativas, académicas, laborales, etc. Esto tiene que ver con cómo se están dando las condiciones socioculturales para que ellas menstrúen, no tiene que ver con el proceso fisiológico en sí mismo. Desde aquí hay una serie de violencias y discriminaciones que se generan a propósito de la menstruación en las vidas diarias de niñas, adolescentes y mujeres, como por ejemplo la carencia de insumos de gestión menstrual, las dificultades que tienen las niñas para acceder a los servicios sanitarias cuando están menstruando en la escuela, o el acoso escolar que también ellas viven.

Po ejemplo, según cifras de UNICEF, el 99% de las niñas siente vergüenza cuando está menstruando en la escuela, y un 56% de ellas ha sido víctima de acoso escolar a propósito de la menstruación por parte de sus pares varones.

¿Cuál es la importancia de abordar la salud menstrual desde una perspectiva de género y con enfoque de derechos humanos?

Cuando hablamos de enfoque de género y derechos humanos, nos estamos refiriendo a las perspectivas que han sido acordados por la comunidad internacional para abordar las problemáticas y las necesidades de toda la población. En el caso de las mujeres, el enfoque de género lo que viene a ser es la estrategia que permite que todas las acciones que se tomen a nivel de gobiernos del mundo puedan no seguir perpetuando la desigualdad. Es la estrategia abordada por la comunidad internacional para poder lograr la igualdad, entendiendo que para ello es importante poner a niñas y mujeres en el centro, porque son ellas las que están en una situación de desigualdad estructural. 

El enfoque de Derechos Humanos es fundamental porque cuando hablamos de salud menstrual estamos hablando de una serie de derechos, en este caso, de vulneraciones a los derechos humanos de niñas, adolescentes y mujeres. El derecho a la salud, el derecho a vivir una vida libre de violencia, el derecho a la no discriminación basada en el sexo, el derecho al conocimiento, a recibir educación sexual integral, etc. Estos son los enfoques que debemos incorporar y que debieran estar en todos los ámbitos, sobre todo en las políticas públicas y las instituciones.

En Chile, ¿cuál es la situación actual en salud menstrual para las niñas, adolescentes y mujeres?

En 2019 hubo lo que se conoce como una relatoría especial en Naciones Unidas, que fue una investigación que en la que se concluyó que la menstruación es una de las mayores causas de exclusión y discriminación de niñas, adolescentes y mujeres, y eso se experimenta de manera diferente en distintas partes del mundo, pero que el resultado es bastante similar: Niñas y mujeres fuera de los espacios públicos, con menos oportunidades, con menos condiciones para expresar toda su potencialidad.

En Chile esto también ocurre. No estamos fuera de esto. A veces nos imaginamos que esto ocurre solamente en países como India, donde hay niñas que no tienen toallas higiénicas, pero esto también pasa acá.  Hay miles de niñas que no tienen acceso a agua, que no tienen acceso seguro a sanitarios y, además, una serie de barreras culturales que dificultan la gestión menstrual. Por otra parte, en Chile no hay garantías, de hecho hay impuestos aplicados en los productos de gestión menstrual, y no existe una formación adecuada por parte de los distintos profesionales para entregar educación en el ámbito de la salud menstrual, algo que debería ocurrir en todos los niveles educativos. Por otra parte, para los profesionales de la salud no existe la formación adecuada, por lo cual no hay un abordaje efectivo de las problemáticas o alteraciones en relación al ciclo menstrual, como por ejemplo sangrado abundante, dolor menstrual, etc. Eso va a tener un impacto, porque si tú cuatro, cinco, siete días al mes no puedes realizar tu vida normal, eso va a tener un impacto en tu trabajo, en tus creaciones intelectuales, en el ámbito académico, escolar, etc.

La situación de Chile es como la situación de los países de medios ingresos, donde la menstruación sigue siendo una fuente de exclusión, de discriminación, en Chile además no hay políticas públicas orientadas a resolver la temática de la salud menstrual. Hay impuestos aplicados a los insumos, no hay acceso universal tampoco a ellos.

¿Qué papel deberían cumplir las diferentes instituciones (educativas, de la salud, comunicaciones) en el abordaje sobre salud menstrual?

Desde las comunicaciones, yo veo súper importante que se problematicen y se construyan nuevas narrativas en relación a la salud menstrual. Narrativas que dejen de seguir reafirmando la idea de que la menstruación es sucia, vergonzosa, que es algo que debe ser ocultado, porque los mandatos de ocultación de la menstruación generan un daño a la autoestima, especialmente en niñas y adolescentes.

Por otra parte, desde las instituciones académicas hay un deber que tiene que ver con incluir conocimientos sobre salud menstrual en sus formaciones. En general, la mayoría de las carreras de la educación y de la salud no se forman desde un enfoque de género y derechos humanos, y tampoco tienen incluidos estos conocimientos, hay muchísimos vacíos. Por eso, la salud menstrual debería ser uno de los contenidos obligatorios dentro de la formación profesional de estas carreras.

Si tu piensas que la mitad de la población mundial va a menstruar, está menstruando o menstruará en algún momento de su vida, y que es un proceso que dura 35, 40 años, cuesta entender por qué este no es un contenido importante, por ejemplo, dentro de las mallas curriculares de las carreras del área de la salud, donde además este contenido debiese estar transmitido desde un enfoque de género y derechos humanos para así dar respuesta a las problemáticas que se están dando en éstas áreas, tanto en la salud como en las carencias de información y el rol fundamental de quiénes se están formando en el ámbito de la educación.

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