Isabel Pakarati Tepano, reconocida como Tesoro Humano Vivo de Chile, es la última heredera de una tradición ancestral muy importante para la cultura Rapa Nui, el Kai Kai. Hoy lucha por despertar a las nuevas generaciones y mantener vivo el legado cultural de la isla.
Isabel Pakarati Tepano nació el 4 de mayo de 1951 y su árbol genealógico está conformado por dos linajes muy reconocidos de la isla. Por una parte, el apellido Pakarati se asocia con una antigua familia de músicos, talladores y artesanos y por otro, el lado de su madre, se vincula a unos de los linajes más antiguos de Rapa Nui y que han sido portavoces de la tradición isleña.
Es la menor de 18 hermanos y así como lo hicieron sus antecesores, está dedicada a difundir y mantener el patrimonio cultural y la tradición oral de la isla a través del Kai Kai, una práctica que a través de hilos plasma la memoria e historia de la comunidad.
El Kai Kai es básicamente un juego de hilos realizado por las manos, donde el ejecutor arma una figura. Cada una de esas representaciones está dotada de un carácter mágico. En el Kai Kai confluye la tradición oral, el canto y la gestualidad corporal y por medio de él se recreaban antiguos cuentos, leyendas o personajes míticos.
Isabel se involucró en este saber tradicional cuando tenía apenas cinco años, siendo aprendiz de su madre Amelia Tepano Ika, que tal como ella, es reconocida como una figura clave en el rescate del Kai Kai. Hoy, Pakarati se encarga de traspasar esos conocimientos a las nuevas generaciones.
En entrevista con Woman Times, aseguró que “es una responsabilidad tremenda que tengo por haber aprendido todo por mis ancestros. Aprendí a hacer trajes, mahutes y pinturas ancestrales por ellos, por la gente mayor que ha traspasado esos conocimientos a lo largo del tiempo. La responsabilidad es muy grande y tengo que legarles esos conocimientos a las futuras generaciones, es lo que me tocó hacer”.
Eso sí, considera que el desafío más grande que enfrenta la cultura Rapa Nui es el poco interés hacia la gente mayor, hacia las personas que todavía conservan las tradiciones ancestrales. “La juventud no tiene interés en la gente mayor, ellos tienen que saber de dónde vienen sus abuelos, su historia y su linaje. La responsabilidad de un padre y una madre es muy grande para que no se pierda la cultura, así como también la tienen las autoridades para que no desaparezca. Hay mucha gente en la isla que todavía conserva el idioma original pero las nuevas generaciones no están interesadas”, dijo, con preocupación.
Dado su aporte a la mantención del patrimonio cultural inmaterial, en 2017 fue reconocida por el Estado de Chile como Tesoro Humano Vivo, por entregar aportes significativos para cultivar y mantener la vigencia de las manifestaciones del patrimonio cultural, tanto a nivel país como para la comunidad local de donde son originarios.
Un año más, en tanto, Isabel fue reconocida con el premio del jurado de Camiseteados 2018, una campaña nacional que desde el 2016 reconoce el aporte de personas comunes y corrientes que llevan a cabo tareas extraordinarias con las que impactan a las comunidades en las que se desenvuelven de manera desinteresada.
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