POR: Francesca Chiappa G. (periodista), integrante del Programa Periodismo Colaborativo de WT.
El “Impuesto Rosa” o pink tax se refiere al costo adicional que enfrentan las mujeres por productos que, a pesar de ser funcionalmente idénticos a los destinados a los hombres, tienen un precio más elevado. Este término surgió en California, Estados Unidos, en la década de 1990, tras investigaciones que revelaron esta práctica discriminatoria a nivel mundial.
En un artículo anterior de Woman Times, exploramos cómo las construcciones sociales de género perpetúan esta desigualdad en los precios. Hoy, mientras esperamos regulaciones más efectivas a nivel global, compartimos una serie de medidas para combatir esta forma de violencia económica que afecta a las mujeres, quienes pueden llegar a pagar hasta un 25% más por productos similares a los de los hombres.
Nueva mirada y estrategias para consumidoras
A pesar de algunos avances legislativos, la regulación contra el “Impuesto Rosa” sigue siendo limitada en muchos países, incluido Chile. Es crucial que las mujeres, como consumidoras, tengan acceso a toda la información necesaria para tomar medidas efectivas contra esta discriminación.
El “Reporte de Resultados Encuesta de Percepción Mujer y Consumo 2024” realizado en Chile, revela que el 43% de las encuestadas se siente discriminada por tener que pagar más por productos destinados específicamente a ellas. Esta problemática fue identificada como la más relevante para ser abordada por el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC), con un 16,4% de los votos.
Estos datos subrayan la necesidad de enfrentar de manera transversal la discriminación de género en el consumo, así como otras formas de desigualdades. Además, es esencial que se promueva y fortalezca el conocimiento y ejercicio de los derechos de las consumidoras, dado que el 72% de las personas no toman ninguna acción frente a situaciones de discriminación en el comercio, según los datos del SERNAC.
¿Qué dice la Ley?
Es importante aclarar que el pink tax no es un impuesto real, sino un sobreprecio que pagan las mujeres por bienes y servicios similares a los que compran los hombres.
Jaime Rojas Castillo, en el Informe de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, explica que este sobreprecio “es un fenómeno global que afecta a las mujeres debido a su asociación con el hogar y las labores de género, lo que las convierte en un objetivo para las estrategias de marketing”.
Algunos territorios en Estados Unidos, como California (2022) y Nueva York (2020), han implementado leyes que prohíben precios diferenciados por bienes o servicios “sustancialmente similares”. Estas leyes también establecen multas en caso de violación de normas.
En cuanto Impuesto al Valor Agregado (IVA) en productos de higiene menstrual, varios países han avanzado en su eliminación o reducción gracias a la presión de organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres: España lo redujo del 10% al 4%, Colombia del 5% al 0%, mientras que Canadá y Australia lo suprimieron en 2015 y 2019, respectivamente.
En Chile, un estudio realizado por el SERNAC en 2021, reveló que el 6,7% de los 250 productos analizados presentaban diferencias de precios por género, una mejora respecto al 24% en 2019, pero la brecha persiste. El mismo reporte señala que la categoría “aseo y cuidado personal de adultos” es donde se concentra la mayor cantidad de artículos con diferencias de precios. Un desodorante para mujeres, por ejemplo, puede costar en promedio un 30% más que uno para hombres.
Como una respuesta a este escenario, en marzo de 2023 Farmacias Ahumada lanzó la iniciativa “Adiós Impuesto Rosa”, implentando un descuento de hasta un 19% en más de 400 artículos básicos para el cuidado de la mujer, destinado a todos quienes forman parte del programa Familia Ahumada, con ello, buscan dar un primer paso en el término de la brecha de precios en productos idénticos, cuya única diferencia es el mercado al que están destinados.
Por otra parte, la ley permite la libertad de fijar precios, respaldada por el principio civil de libertad contractual. Sin embargo, esta libertad tiene límites, especialmente cuando se trata de la protección de los derechos del consumidor, que exige información veraz y oportuna sobre los bienes y servicios ofrecidos. En ese sentido, el impuesto rosa, al discriminar en el precio a las mujeres, afecta dos derechos fundamentales: la no discriminación arbitraria y el derecho a recibir información clara y justificativa sobre la diferencia de precios.
“Aún está en trámite legislativo el proyecto de ley que modifica la ley del consumidor (N°19.496) para prohibir la diferenciación de precios, así como otros aspectos, es decir, aún no entran en vigencia esas regulaciones”, explica la Abogada especialista en Propiedad Intelectual y Asesoría Legal, Catalina Valenzuela García.
Mientras avanza el proyecto de ley (N°19.496), conocida como “la ley del consumidor” para frenar el Impuesto Rosa, en lo posible hasta su total erradicación, se invita a las mujeres a comparar precios, alzar la voz cuando se detecten irregularidades y promover cambios legislativos para combatir esta discriminación.
Estrategias para combatir el Impuesto Rosa
- Educación y conciencia:
– Informarse: Conocer sobre el “Impuesto Rosa” y cómo identificarlo en productos del día a día.
– Difundir información: Compartir estudios, artículos y experiencias en redes sociales y comunidades locales para aumentar la conciencia.
- Decisiones de compra informadas:
– Comparar precios: Antes de comprar, es necesario comparar productos similares destinados a diferentes géneros para encontrar alternativas sin sobreprecio.
– Optar por productos neutros: Elegir productos genéricos o de marcas que no practiquen diferenciación de precios basada en el género.
- Acciones colectivas y lobbying:
– Apoyo a legislación: Respaldar y abogar por proyectos de ley que prohíban la discriminación de precios por género.
– Participación en organizaciones: Unirse a grupos de defensa del consumidor y de equidad de género para ejercer presión sobre las empresas y los legisladores.
- Revisar etiquetas y publicidad:
– Leer detalladamente: Revisar etiquetas y empaques para ver si existe una justificación válida para la diferencia de precio.
– Cuestionar publicidad: Desafiar anuncios y promociones que refuercen estereotipos de género y promuevan productos más caros para mujeres.
- Fomentar cambios culturales:
– Desmitificación de género: Promover una cultura que no asocie productos específicos según el género, incentivando a las nuevas generaciones a elegir libremente sin prejuicios.
En conclusión, la lucha contra el impuesto rosa requiere educación, acción colectiva y cambios culturales. Es momento de erradicar esta práctica de mercado injusta y desigual.
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