Pulsa «Intro» para saltar al contenido

Mujeres que desafían un mundo de hombres

La tauromaquia divide pasiones en todo el mundo. Para muchos es una tradición cultural irrenunciable, cargada de simbolismo y arte; para otros, una práctica cruel contra los animales que debería quedar en el pasado. 

Mientras que en gran parte de Latinoamérica el debate se inclina hacia la crítica -con México como excepción histórica, donde el toreo sigue vigente-, en España continúa siendo parte esencial de la idiosincrasia nacional. Prueba de ello es un reciente reportaje de ABC España, que puso en el centro a tres mujeres que decidieron abrirse camino en este universo casi exclusivo de hombres: Léa Vicens, Raquel Martín y Olga Casado.

El pasado 11 de septiembre, en la Feria de Salamanca, estas tres toreras protagonizaron un hecho histórico: trenzaron juntas el paseíllo, ese ritual que abre cada corrida de toros. Una imagen que, más allá de lo anecdótico, fue una declaración de principios. En ese instante no había géneros ni concesiones, solo el toro, el capote, el miedo y la responsabilidad de enfrentarse a un animal de más de 500 kilos.

Voces femeninas en un ruedo masculino

“El toreo es talento, valor y capacidad”, sostiene Léa Vicens, rejoneadora francesa que se ha ganado un nombre en las plazas más exigentes. Reconoce que el camino ha sido difícil, pero afirma que el respeto se gana con trabajo: “Mis compañeros ven la cantidad de horas que paso entrenando, los caballos que domo yo misma… y eso se respeta”.

Olga Casado, española, ofrece otra mirada: “Es un mundo muy duro, muy ingrato, casi imposible… pero es mi pasión y voy hasta el final. Mi pasión nace del amor al propio animal”, afirma, consciente de la paradoja que eso implica para los críticos

de la tauromaquia.

Raquel Martín, la más joven de las tres, también se inició en la escuela taurina de Salamanca después de asistir como espectadora a una corrida en Santander. “Al final, todos estamos en la misma lucha, por el mismo sueño. No creo que debamos tener trato de favor ni tampoco obstáculos extra por ser mujeres”, explica con firmeza.

Pasión y polémica en paralelo

La presencia de mujeres en el toreo no es nueva, pero sigue siendo escasa. Las estadísticas lo confirman: son apenas un puñado en comparación con la abrumadora mayoría de hombres. Para Vicens, la razón no es discriminación, sino sacrificio: “No es que alguien nos lo impida; simplemente es una vida extremadamente dura, y muy pocas personas -hombres o mujeres- están dispuestas a entregarse por completo a ella”.

Esa entrega se traduce en largas jornadas de entrenamiento, sacrificios personales y una lucha constante por obtener oportunidades en un circuito limitado, donde las novilladas escasean y las plazas son pocas. Pese a ello, Vicens ya se ha convertido en la primera mujer en torear en Pamplona, mientras que Casado abrió la puerta grande en Salamanca, algo inédito para una mujer en esa plaza.

Feminismo, mérito y respeto

Lejos del debate político, las tres coinciden en que la clave está en el mérito. “Los toreros se deben valorar por su talento, no por su género”, repite Vicens. Casado agrega que el feminismo bien entendido es sinónimo de igualdad de oportunidades: “Hombres y mujeres somos distintos en muchos aspectos, pero debemos tener los mismos derechos y posibilidades. En el ruedo, lo que importa es la técnica, la entrega y el valor”.

Raquel Martín también lo resume en una idea simple: en la plaza, todos tienen el mismo miedo, la misma ilusión y el mismo riesgo. “Somos poquitas, pero no por falta de respeto, sino porque la imagen de una mujer torera todavía es rara. Espero que, al vernos, más chicas se animen a dar el paso”.

Una postal histórica en Salamanca

El ambiente en la plaza fue de entusiasmo y expectación. El público respondió con cariño y respeto, las tres posaron para fotos antes de iniciar el “paseíllo”, y luego vinieron las faenas. Casado abrió la puerta grande, Martín cortó una oreja y Vicens mostró el nivel que la ha llevado a ser fija en Las Ventas. Más allá de los resultados, quedó la postal de tres mujeres compartiendo cartel en una feria histórica.

En un mundo donde el futuro de la tauromaquia se debate entre la tradición y la crítica global por el maltrato animal, estas tres toreras han abierto una conversación distinta: el lugar de las mujeres en un arte que parecía cerrado y que, poco a poco, empieza a abrir su capote a nuevas protagonistas.

Fotos. ABC España