Según datos de autoridades ministeriales y regionales, 9 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de acoso en el transporte público, por lo que reflotó la idea que ya había sido propuesta en 2018.
En medio de una campaña educativa contra el acoso en el transporte y a raíz del aumento del ataque a las mujeres que han denunciado distintas organizaciones sociales, la idea de implementar vagones exclusivos para mujeres en el Metro está resurgiendo con fuerza. Más aún, luego de que las autoridades ministeriales y regionales dieran a conocer un estudio que estableció que nueve de cada diez mujeres ha sufrido algún tipo de abuso al usar los distintos tipos de movilización pública.
En 2018, cuando se presentó un proyecto que establecía la segregación del uso de vagones en horarios punta, muchos definieron la iniciativa como exagerada y finalmente no prosperó. Hoy, desde la Coordinación Nacional de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres la ven con buenos ojos, siempre y cuando vaya acompañada de acciones concretas que busquen un cambio de mentalidad. La directora del organismo, Lorena Astudillo aseguró que “si bien es cierto que las mujeres nos sentimos más seguras en espacios donde estamos nosotras, si no apuntamos al tema cultural, no podemos pretender que el problema se va a solucionar diciéndole a los hombres que se encierren ‘ustedes allá y las mujeres acá”.
Desde Metro, en tanto, sostienen que la medida es compleja de implementar. Según manifestó Paulina del Campo, gerenta de Clientes y Sostenibilidad, “la solución no es segregar a las mujeres y separarlas en carros específicos sin poder transitar libremente por la red, independiente que esto se pueda analizar, pero esto también ocurre en otros espacios públicos”. Remarca que hay problemas prácticos asociados, “como si te mueves con tu familia o si van vagones llenos, ¿las mujeres tendrán que esperar para subirse al tren? No es tan fácil”.
Sin embargo, para el gobernador regional Claudio Orrego, es importante observar lo que ha ocurrido en los países donde la medida ha sido implementada, como Brasil, México, India o Egipto. “Sé que hay gente que considera que establecer un vagón para mujeres es como normalizar el tema del acoso. Yo digo que no, que hay que partir por alguna parte mientras cambiamos la cultura de la gente y generamos reproche social frente a esta situación”, precisó.
El Metro de Santiago es el segundo más extenso del continente con 140 kilómetros de vías y un promedio de 2,6 millones de pasajeros al día, y al mismo tiempo muestra algunos de los índices más elevados de acoso y violencia de la región, lo que a juicio de la experta de la Universidad de Concepción, Paula Soto grafica la necesidad de implementar la medida. “La separación de los vagones fue resultado de un trabajo de un sector importante de mujeres feministas en el mundo y representa un proceso de apropiación de las mujeres, un ejercicio de defensa de un espacio seguro para ellas“, dijo.
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