Scarlett Johansson llegó a Cannes con una película íntima y profundamente humana. Pero esta vez no lo hizo como actriz, sino como directora. Eleanor the Great, su ópera prima, tuvo su estreno fuera de competencia en el Festival de Cannes 2025 y confirmó lo que muchos intuían: la actriz de 40 años está lista para expandir los márgenes de su carrera.
Protagonizada por June Squibb y la revelación británica Erin Kellyman, Eleanor the Great es un drama sensible y de ritmo contenido, que explora el paso del tiempo, el duelo, el derecho a contar una historia —y lo que ocurre cuando ese derecho se toma prestado. La película narra la vida de Eleanor Morgenstein, una mujer de 94 años que, tras la muerte de su mejor amiga —una sobreviviente del Holocausto—, se muda a Nueva York para vivir con su hija. En medio del desarraigo, se infiltra por accidente en un grupo de apoyo para sobrevivientes de la Shoah y, poco a poco, se apropia de la historia de su amiga, lo que desencadena una cadena de malentendidos, culpa y redención.
“Todos los actores tienen miedo a desaparecer”, señaló Johansson en Cannes.
“Todos los actores tienen miedo a desaparecer”, dijo Johansson en la conferencia de prensa posterior a la proyección, reflexionando sobre el temor compartido por quienes viven del arte y la visibilidad. “Creo que he trabajado lo suficiente como para liberarme de ese miedo”, agregó. La cinta, sin embargo, no sólo aborda la desaparición individual, sino la colectiva: la desaparición de las memorias, de las historias que no se cuentan, del pasado que se borra si no se transmite.
El personaje de Eleanor es interpretado con agudeza por Squibb, una actriz que ha sabido esperar su momento: debutó en cine a los 61 años, y hoy, a los 94, sostiene un protagónico complejo y entrañable. Su trabajo ha sido celebrado por la crítica y ya se especula con una posible nominación al Oscar. “Siempre sueño con un Oscar”, dijo entre risas. “Pero creo que esta película merece una oportunidad”.
“Cuando leí el guión, llamé a mi socio y le dije: creo que puedo dirigir esto. Nunca había dicho eso antes”.
Johansson, que comenzó a actuar a los 10 años y fue nominada dos veces al Oscar como mejor actriz, señaló que dirigir era un anhelo postergado. “Cuando leí el guión, llamé a mi socio y le dije: creo que puedo dirigir esto. Nunca había dicho eso antes”.
En Cannes, Johansson también brilló fuera de la pantalla. Llegó acompañada de su esposo, el comediante Colin Jost, y deslumbró en la alfombra roja con un vestido palabra de honor de Prada, con doble cola y espalda descubierta, que dejaba ver sus tatuajes. Aunque el festival había advertido sobre evitar trajes con cola larga, Johansson fue la excepción a la regla.
Alejada del universo de superhéroes y de las grandes producciones que cimentaron su fama global, Eleanor the Great representa una apuesta sincera por el cine de autor. Un debut sobrio, femenino y profundamente empático, que inaugura una nueva etapa en la trayectoria de una actriz que ha sabido reinventarse sin apagar su luz escénica.