La antropóloga, escritora y referente a la espiritualidad a nivel latinoamericano fue la primera invitada del nuevo ciclo de conversaciones “Bajo el Volcán” que el poeta Cristián Warnken realiza desde el anfiteatro del Teatro del Lago, en Frutillar. Un espacio para la reflexión más necesario que nunca.
La antropóloga chilena Patricia May ha dedicado toda su vida a buscar las respuestas de las grandes preguntas de la vida, como por ejemplo cuál es nuestro origen, hacia dónde vamos o qué propósito tiene la existencia humana. Su búsqueda del equilibrio ha sido una inspiración no sólo para quienes la siguen sino también para enfocar sus reflexiones sobre la evolución, el sentido de la vida y las tradiciones espirituales que han inspirado a las distintas culturas a lo largo de la humanidad.
Autora de cuatro libros y fundadora de la Escuela del Alma, donde junto a su marido ha guiado espiritualmente a personas de todas las edades y condiciones, su voz es reconocida más allá de las fronteras. Por esa y muchas razones más, su nombre fue elegido para abrir el nuevo ciclo de conversaciones “Bajo el Volcán”, que encabeza el poeta Cristián Warnken en un escenario idílico: el anfiteatro del Teatro del Lago que cuenta con una vista privilegiada del Lago Llanquihue, en Frutillar.
En esta nueva edición del espacio que busca fomentar la reflexión y las conversaciones de alto vuelo, Warnken se reunirá con pensadores, poetas, científicos, artistas y músicos. En el encuentro con la antropóloga, el diálogo giró en torno a la práctica espiritual, la importancia de la gratitud y la sabiduría del alma.
La antropóloga elegida en 2001 como “una de las mujeres destacadas por su aporte desde las ciencias sociales al desarrollo social”, la distinción que le fue otorgada por el gobierno fue la primera de muchas. Entre 2004 y 2006, su nombre figuró en la lista de “Las 100 mujeres líderes de Chile” que elabora la organización Mujeres Empresarias y recibió el Premio a la Coherencia, en honor su “modelo valórico orientado a enriquecer el quehacer político y social del país”.
En la conversación con el intelectual que se hizo popular con su programa “La belleza de pensar”, Patricia May hizo especial hincapié en las distintas formas en que podemos encontrar la felicidad en un contexto adverso. Algo que ella misma experimenta a diario, dado que padece de una condición genética llamada acondroplasia. Además, la resiliencia ha marcado biografía. En 2003, su hermana falleció en un accidente y apenas seis meses después sus padres murieron en otro accidente.
“La clave para vivir en paz es cambiar el ritmo de vida y darle tiempo al espacio interior, a la práctica espiritual, a la meditación. La cultura de Occidente ha negado ese saber milenario, lo ha considerado quizás poco racional, poco académico. Pero ahí hay una gran sabiduría y ese es el camino por el que tenemos que ir. La vida es un camino para el aprendizaje del alma, y cada experiencia nos aporta luz y claridad”, dijo, en el lugar que se ha convertido el epicentro cultural de Frutillar.
La pensadora, además, se refirió a la muerte como un momento de iluminación. “Creo que el momento de la muerte tiene todo el potencial de entender de qué se trata la vida. Estar en ese momento en que por primera vez puedes ver la maravillosa oportunidad que es vivir. Ojalá todos nos diéramos cuenta antes de llegar a la muerte que cada día es una tremenda oportunidad de generar, en ese mismo día, un cambio, estar presente, generar un momento de plenitud, la plenitud es ahora o no es nunca”, dijo.
En los 30 años que lleva en la senda espiritual, asegura, ha visto cómo “cada persona tiene la oportunidad de despertar en amor y conciencia, una vez que toma la decisión de hacerlo. Se trata de. un acto consciente y voluntario. Uno es el orfebre de sí mismo y en la escuela entregamos las herramientas para que cada persona encuentre el maestro que tiene dentro de sí mismo”.
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