En plena pandemia, la antropóloga Alejandra Chávez tuvo la oportunidad de dedicarse a una de sus grandes vocaciones: la pedagogía. Durante los dos últimos años, luego de haber visto un anuncio en la redes sociales que convocaba a profesionales para apoyar a escolares que necesitaran fortalecer su aprendizaje, se convirtió en la tutora académica de Yartiza Troncoso (Yaris), quien salió de cuarto medio en 2022 y este año entrará a la carrera de derecho en la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO).
“Yo siempre digo que somos un gran equipo”, comenta Alejandra en conversación con Woman Times. Junto a Yaris, su alumna y compañera, relatan el camino que les permitió cruzarse y hacer el llamado “match” que una fundación propicia para apoyar a niños, niñas y adolescentes de nuestro país que se vieron perjudicados por el cierre de colegios en pandemia, teniendo que continuar su periodo escolar a través de las pantallas. Se trata de la organización Conectado Aprendo, fundada por un grupo de mujeres jóvenes y universitarias (María Ignacia Lewin, Jacinta de Andraca y Agustina Cox) que vieron en los formatos virtuales una oportunidad para el aprendizaje. A través de su software (E-Sisu) la fundación generó un programa de reforzamiento académico 100% personalizado y realizado de manera virtual entre un estudiante y su tutor asignado. Dirigido a alumnos de 1° básico a IV medio, las clases están pensadas en nivelar las brechas educacionales que atraviesan todo el territorio nacional, permitiendo que niños y niñas con menos oportunidades de recibir una mejor educación, sumado al retroceso que trajo la pandemia, puedan ir avanzando en su aprendizaje.
“Lo más importante que hemos logrado ver en este programa es que dedicándole tiempo al niño, a la niña, este empieza a creer en su mentalidad de aprendizaje”, señala Francisca Lewin, Directora Ejecutiva de Conectado Aprendo. “Los niños empiezan a creer en sí mismos en la medida en que le dedican tiempo de calidad a su aprendizaje con alguien que lo vas guiando. Ese ha sido el mayor impacto de nuestro modelo, que si bien está enfocado en nivelar las brechas académicas, una vez que estas se logran equilibrar, los niños comienzan a ver sus capacidades, creen en sí mismos, y con eso se atreven a enfrentar los desafíos académicos que tienen en otras áreas”, añade.
De acuerdo a las cifras de la ONG Educación 2020, un 44 % de los escolares chilenos señaló haber aprendido poco o nada durante la pandemia. Por otro lado, el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile realizó en 2022 un reportaje sobre las brechas de género en educación durante la pandemia, concluyendo que en los periodos de confinamiento las niñas ayudaron más que los niños con las tareas domésticas del hogar (73% niños versus un 80% niñas), lo cual repercutió negativamente en sus aprendizajes.
Para Francisca Lewin, uno de los factores que permiten detectar las brechas de género a nivel educacional es la autopercepción de los estudiantes sobre su autoestima, y en Conectado Aprendo se han dado cuenta que ésta se percibe con mayor negatividad en el caso de las mujeres.
“La eficacia académica repercute tremendamente en la autoestima en general. A través de instrumentos que aplicamos, hemos visto que las niñas y mujeres de nuestro programa tienen una peor autoestima, están con problemas de la adolescencia muy agudos, mucho más agudos que lo que eran cinco años atrás, y esto tiene total relación con que al ver mermado sus aprendizajes académicos tienen menos capacidad de autoeficacia, se sienten menos eficaces, y eso lo extrapolan a su vida completa,” explica la directora.
Esas mismas desigualdades y las falencias del sistema educacional en general – agudizadas durante la pandemia- motivaron la creación de Conectado Aprendo, donde más de 3.000 estudiantes en total, entre ellas Yaritza Troncoso, han tenido la oportunidad de mejorar su aprendizaje escolar gracias a las tutorías.
En el caso de Yaritza, durante los dos años que estuvo trabajando con Alejandra pudo reforzar sus conocimientos en matemáticas, lenguaje e historia. Además, se preparó para la PAES, la nueva prueba de selección universitaria a nivel nacional que en 2022 estrenó su primera versión. De acuerdo a la estudiante, hacer el vínculo con Conectado Aprendo es lo que finalmente le permitió confiar más en ella y en sus habilidades, logrando entrar a una de las carreras que quería. “Las tutorías sirven bastante, sobre todo porque es una conexión de dos personas, no es como cuando haces clases en general, con 30 o 40 alumnos. Acá la tutora te ayuda y se enfoca en ti solamente, y Alejandra fue muy flexible, me ayudó mucho en el proceso de ir aprendiendo. Pude entrar a una de las carreras que quería, y eso fue uno de los mayores desafíos que tuvimos, poder sacar un buen puntaje”, comenta Yaritza.
Para Alejandra Chávez, llegar a Conectado Aprendo en tiempos de pandemia fue un gran descubrimiento: “Para mí es un regalo poder hacer clases, y especialmente hacerle clases a Yaris”, explica la tutora, quien recuerda que mientras cursaba sus estudios de Antropología en la universidad siempre sintió interés por el mundo pedagógico. Ahora, viendo el impacto que la fundación trae a nivel educacional, Chávez comparte: “Considerando los tiempos en los que vivimos, creo que la educación es un derecho fundamental y que todas las personas deberíamos tener el espacio adecuado para poder aprender, sabiendo las falencias que tiene el sistema y que ha tenido hace muchos años, más aún en tiempos de pandemia. Por eso creo que este espacio es súper importante para apoyar el aprendizaje en general.”
Sobre la metodología en Conectado Aprendo, antes de cada sesión el alumno/a y su tutor/a comienzan con 10 minutos de trabajo para revisar diversas habilidades socioemocionales que irán potenciando clase a clase, entre ellas la motivación por el aprendizaje, la autoestima personal y la comunicación, según ejemplifica la directora ejecutiva de la fundación, Francisca Lewin. “Esta primera parte de cada sesión está dirigida a trabajar el bienestar emocional de nuestros niños y niñas para que se atrevan a encarar las dificultades que puedan tener dentro del ámbito académico, porque sin una sensación de autoeficacia es difícil que lo puedan hacer”, explica Lewin. Luego de esas pequeñas sesiones comienzan las clases de reforzamiento académico, principalmente enfocadas en matemáticas y lectoescritura, entendiendo que estas materias son la base de todo aprendizaje hacia adelante. Además, dependiendo del nivel que cursa el alumno y los dominios que tiene, las clases se van ajustando a las necesidades y materias que cada uno necesita reforzar.
No obstante, más allá de los logros académicos, que si bien son una parte fundamental, explica Alejandra Chávez, para ella una de sus motivaciones como tutora es impulsar en los jóvenes la autoconfianza y las ganas de aprender. Con Yaritza, su primera alumna dentro de la fundación, así lo trabajó: “Creo que no hay que olvidar el gusto por aprender, darnos cuenta que podemos aprender e incluso disfrutarlo. Eso es algo que me gusta comentarle a Yaris. Ella llegaba diciendo que era mala para matemáticas y descubrimos que era muy buena, y que se divertía incluso en algunas ocasiones haciendo los ejercicios. Entonces es muy importante reforzar eso, y Yaris hizo que fuera aún más fácil. Cuando digo que somos un gran equipo, yo de verdad lo creo”, sostiene la tutora.
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