Por Sanda Ojiambo, CEO y directora ejecutiva de Pacto Global de las Naciones Unidas.
Esta semana se cumplen tres años desde que me embarqué en un viaje extraordinario como CEO y directora ejecutiva de Pacto Global de las Naciones Unidas. Reflexionando sobre este periodo transformador, me siento llena de una inmensa gratitud por los retos afrontados, las oportunidades creadas, las amistades hechas, los éxitos alcanzados, las lecciones aprendidas y el crecimiento personal que han dado forma a un colorido collage de mis experiencias vitales.
Dejando atrás mi querido hogar en Nairobi, Kenia, en plena pandemia del Covid-19, inicié una aventura global que ha tendido puentes entre culturas, expandido horizontes y reforzado mi pasión y compromiso con la sostenibilidad global.
La ciudad de Nueva York, testimonio de resiliencia, ha pasado de unas calles inquietantemente vacías durante los primeros días de la pandemia a su vibrante centro habitual de energía, esperanza y determinación. Como símbolo de la naturaleza dinámica del mundo empresarial, el metro se convirtió en un poderoso emblema, repleto de gente diversa que subía y bajaba, convergiendo en un camino compartido hacia adelante enriquecido por sus perspectivas y ambiciones únicas.
Mientras navegaba por un nuevo entorno, he sido testigo del crecimiento personal junto con la notable expansión y los logros de Pacto Global de las Naciones Unidas, que ha ampliado su alcance a más de 160 países y cinco centros regionales que abarcan una impresionante red de más de 18.000 empresas y 3.800 signatarios no empresariales de diversos sectores y tamaños.
Me he deleitado con las oportunidades de alimentar asociaciones transformadoras en todo el mundo que crean espacios para que las empresas y los líderes empresariales aumenten su ambición y colaboren por un mundo más sostenible.
Ha sido un honor contar con el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y la Vicesecretaria General, Amina Mohamed, así como con los copresidentes de mi junta directiva, Solange Ribeiro y Paul Polman, como firmes defensores del papel del sector privado en el avance de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Al forjar colaboraciones innovadoras entre nuestros participantes del sector privado y a través de las Naciones Unidas, en particular a nivel nacional, hemos impulsado la adopción de políticas y prácticas de responsabilidad empresarial, lo que ha dado lugar a un asombroso 90% de las empresas encuestadas en 2022 que atestiguan el impacto positivo de su compromiso con el Pacto Mundial de las Naciones Unidas.
Estos logros son un testimonio del poder de la acción colectiva y del potencial de cambio transformador cuando diversas partes interesadas se unen en pos del desarrollo sostenible. Ha sido emocionante observar el crecimiento de un movimiento de sostenibilidad que se extiende por todos los rincones del planeta.
Sin embargo, debemos reconocer los inmensos retos que tenemos por delante. Desde las crecientes polaridades políticas que amenazan el espíritu del multilateralismo, pasando por la inflación y el aumento del coste de la vida, hasta los peligros claros y actuales de las crisis climática, energética y alimentaria, está claro que nuestro mundo ya no es capaz de sostener nuestras actuales pautas colectivas de consumo y producción. Sin embargo, el mundo no es homogéneo, y por cada persona que tiene, hay más que no tiene.
Por eso debemos alinear de todo corazón nuestras acciones con la ambición y la urgencia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que deben alcanzarse para 2030.
El imperativo y la oportunidad residen en demostrar que los ODS son una hoja de ruta viable para las oportunidades individuales, comunitarias y nacionales. Tenemos que entender por qué las cosechas fracasarán en dos polos del mundo, porque hay sequías perennes en el Cuerno de África e inundaciones en Europa. Tenemos que entender por qué los países que necesitan acceder al financiamiento internacional a un ritmo asequible para mantener el crecimiento económico no pueden hacerlo, y tenemos que entender por qué ciertos países con abundantes recursos naturales siguen enfrentándose a la pobreza y la desigualdad económica. Y para la principal parte interesada de Pacto Global de las Naciones Unidas, que son las empresas, tenemos que buscar oportunidades para conectar, convocar y catalizar soluciones colectivamente.
De cara al futuro, en este año crucial de la revisión de mitad de período del progreso en la implementación de los ODS, me siento desafiada e inspirada por las oportunidades y el trabajo que nos espera.
Les invito a explorar los ricos detalles de nuestro viaje en el Informe Anual 2022, donde ofrecemos una visión general de nuestro progreso en las áreas estratégicas y operativas, destacamos las actividades clave realizadas y mostramos los valiosos recursos creados para promover la acción empresarial en los temas y prioridades de la ONU.
La acción, el apoyo y la dedicación de los participantes, socios y colegas de Pacto Global de las Naciones Unidas han sido fundamentales para nuestros logros colectivos.
Al igual que el resurgimiento de la ciudad de Nueva York desde los primeros días de la pandemia, mi viaje en los últimos tres años ha sido de transformación, resistencia y determinación compartida. Guiada por este espíritu de renacimiento que encarna esta gran ciudad, me comprometo a fomentar un futuro sostenible en el que prosperen las empresas y florezcan las comunidades. Espero que se unan a nosotros en este viaje a medida que aprovechamos nuestras fortalezas únicas para crear un mundo que abrace la diversidad, la inclusión y el cambio positivo duradero, #UnitingBusiness para un futuro mejor.
Una columna de Pacto Global ONU.
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