POR: Lorena Gallardo, CEO Fundadoras.
Durante demasiado tiempo, fuimos asociando la palabra éxito con ego y la palabra dinero con culpa. Como si desear más fuera un exceso. Como si hablar de lo que ganamos —o de lo que queremos ganar— nos volviera menos humanas, menos empáticas, menos “correctas”.
Mayo es el mes del dinero en Fundadoras. Y no por casualidad. Es por urgencia y por visión. En Chile, más del 70% de las mujeres emprendedoras factura al año menos de $10.000.000. Y claramente no es porque falte talento ni ganas ni oportunidades. Es porque aún nos falta algo más estructural: cambiar la forma en que concebimos que el dinero se adquiere, se recibe y se multiplica.
Todas las personas quieren ganarse el KINO pero nadie habla de plata en la mesa, todos quieren ganarse el KINO pero nadie tiene la conversación familiar de ¿Cómo generamos más ingresos y cambiamos la realidad de nuestra familia? Incluso, cuando se habla de temas sociales es como que el dinero no formara parte de la ecuación.
Lo cierto es que para construir viviendas, carreteras, colegios y hospitales se necesita dinero.
Para darle mejor educación a nuestros hijos, para ayudar a nuestras familias o para tener libertad se necesita dinero.
Todos y especialmente nosotras nos tenemos que amistar con el dinero y hacer consciente que recibir más solo atrae cosas positivas. Que es una responsabilidad como mujeres emprendedoras hacer que el negocio crezca.
Las emprendedoras generamos empresas que tienen como objetivo generar dinero y multiplicar impacto. Enemistadas con lo que el dinero genera no vamos a poder progresar aunque tengamos las mejores herramientas de marketing, ventas o estemos a la vanguardia en Inteligencia artificial. Y aquí hay una conversación previa y poderosa. Una conversación íntima. De la puerta de casa hacia adentro y con el corazón en la mano donde hay una decisión de generar más, donde todos como familia estamos trabajando para progresar, crecer y generar mayor valor al mundo desde lo que hacemos y creamos.
Emprender es como tener un seguro de vida. Es tener las herramientas para construir nuestro destino todos los días.
Ser una fundadora es saber que todo depende de ti. Que tu destino económico y el de tus hijos está directamente ligado a lo que creas, a las decisiones que tomas día a día. Entonces, ¿cómo vamos a mover las fichas?
El propósito y el impacto positivo son esenciales, pero si aquello tan grande que tenemos para compartir con el mundo no genera dinero, no podremos sostenerlo ni darle continuidad. Esa es una verdad incómoda pero ineludible.
Como líder de Fundadoras —una comunidad con más de 70.000 mujeres en Latinoamérica— lo veo cada día: cuando una mujer trabaja y mejora su relación con el dinero, transforma su vida entera. Cambia la forma en que se planta frente al mundo. Cambian sus decisiones, su bienestar y la economía de su entorno.
Si todos los actores del ecosistema nos uniéramos para impulsar el emprendimiento femenino desde estos espacios de conciencia, estoy segura de que esa facturación promedio de $10.000.000 anuales cambiaría. Porque no puede seguir pasando. Nuestro talento, nuestra energía y todo el esfuerzo que ponemos en marcha no merecen esos números. Tenemos que intencionar un nuevo estándar.
Por eso, este mes lanzamos una nueva gira nacional para conversar en voz alta sobre lo que realmente importa. Temuco será el punto de partida con el evento gratuito “Emprender Sin Límites”, pensado para emprendedoras y empresarias. Luego llegará Blueprint en Santiago, bajo el lema “Mi Vida, Mi Negocio, My Money”, un encuentro intensivo para mujeres que no solo quieren vender más, sino también liderar mejor.
No hablamos solo de ingresos. Hablamos de impacto.
No solo de negocios. Hablamos de visión.
No solo de crecimiento. Hablamos de excelencia.
Porque sí: el éxito también se entrena. Se diseña. Se ejecuta con intención. Cada vez más mujeres lo entienden: su activo más importante no es su producto, ni su estrategia, ni su marca. Es ella misma. Es su mentalidad.
Y cuando invierten en eso, lo demás comienza a alinearse. Porque si algo hemos aprendido en estos años es que no basta con estar motivadas. Hace falta estructura, comunidad y foco. La ambición por sí sola no transforma. Pero cuando se combina con acción estratégica, lo cambia todo.
Entonces, ¿estás lista para empezar a diseñar tu éxito con excelencia? Estas tres preguntas pueden marcar un antes y un después:
¿Qué significa para ti vivir bien?
Ponlo en palabras, sin miedo ni juicio. Vivir bien no es lujo; es integridad entre lo que sueñas y lo que construyes.
¿Qué estándar estás lista para elevar en tu negocio?
La manera en que vendes, cobras, decides, lideras. La excelencia empieza donde dejas de improvisar.
¿Qué cosas no estás dispuesta a seguir tolerando?
Nadie cambiará algo que sigue tolerando.
Las mujeres de hoy estamos cambiando las reglas de lo que significa el poder, la influencia y el dinero. Para nosotras, todo contempla impactar positivamente en otras personas. Y sí: estamos listas para ejercerlo.