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El profundo y silencioso dolor de las palabras que hieren: Violencia psicológica de género

Hace pocos días, y con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, ONU Mujeres publicó un dato escalofriante: cada diez minutos, en el mundo, una mujer o niña muere a manos de su pareja u otro miembro de la familia.

“La violencia psicológica es la antesala de todas las demás formas de violencia. En México, hay cinco tipos que se reconocen en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y todas ellas inician en la violencia psicológica”, dice en entrevista para Woman Times, María Elena Esparza Guevara, fundadora de la organización Ola Violeta AC, que combate el feminicidio emocional.

La violencia psicológica de género, afirma María Elena, es la más silenciosa, la más difícil de detectar y, por lo tanto, también, la más difícil de denunciar: “Es la que ocupa el primer lugar de prevalencia en nuestro país. En México, siete de cada diez mujeres mayores de 15 años han sufrido, al menos, un incidente de violencia de género en su vida”. De esta parte de la población, explica, 51.6% expresó haber padecido violencia psicológica de género.

Este porcentaje, dice, de acuerdo con cálculos que llevó a cabo la organización que ella fundó y que preside, equivale a otra estremecedora cifra: 18,266,400 mujeres son víctimas de violencia psicológica de género en nuestro país. “La cifra es enorme, más que la población de Países Bajos”, apunta.

El fenómeno trasciende fronteras. En Latinoamérica, por ejemplo, en países como Colombia y Guatemala la violencia psicológica es la que más aqueja a las mujeres, y en Europa, de acuerdo con la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, 44% de las mujeres en aquella región han experimentado este tipo de violencia a lo largo de su vida.

“Una vez más se demuestra que la violencia de género contra las mujeres, las niñas y las adultas mayores es efectivamente un fenómeno estructural, validado y normalizado socialmente, porque más allá de variables como el nivel educativo, nivel socioeconómico, o qué tan desarrollado esté un país, de cualquier forma las mujeres padecen de esto a gran escala en todos los continentes”.

Para comprender cómo se manifiesta la violencia psicológica, explica, es importante enfocarse en las relaciones de pareja y en las de familia. Esto tiene un fundamento: de acuerdo con información de ONU Mujeres, entre ocho y nueve de cada diez agresores son las parejas o alguien del círculo familiar cercano: “Es decir, el peligro para las niñas y mujeres está dentro del hogar, que tendría que ser el espacio más seguro. Las personas en las que más confías podrían ser los principales victimarios”.

Cómo detectar la violencia psicológica

“Se trata de conductas muy sutiles que pueden ser difíciles de reconocer. Empieza, por ejemplo, con bromas y burlas hirientes. En Ola Violeta alertamos sobre conductas que se disfrazan de cuidado, de amor romántico, de interés; y que, en realidad, lo que hacen es controlar y afectar la autoestima y el autoconcepto de la víctima”, dice.

Algunas frases que deben encender las alertas: ’Déjame ver con quién estás’, ‘mándame una foto’, ‘no me gusta que te relaciones con equis persona’, ‘te cuido porque te quiero’, ‘lo que quiero es que estés segura’. A esto se agregan dice, solicitudes de ubicación física o en tiempo real. Otros mecanismos de control pueden ejercerse sobre el tipo de vestimenta, por el tipo de trabajo que se desempeña y sobre las amistades que se frecuentan. Es importante no restarle importancia a bromas o comentarios hirientes sobre la apariencia física.

Cuando las mujeres intentan fijar un límite ante situaciones de control y agresión verbal, y obtienen como respuesta frases como ‘eres una exagerada’ y ‘ya vas a hacer dramas’, es fundamental, explica, reconocer que se está frente una situación de violencia psicológica.

¿Cómo identificar a una persona que sufre de este tipo de violencia?

“Cuando hablamos de violencia física, hay una huella en el cuerpo que alerta a las amigas, a la familia o a los colegas. En la violencia psicológica no habrá rasguños, moretones ni golpes…”

Sin embargo, las heridas “invisibles” son igualmente dolorosas. La especialista advierte la importancia de poner atención en los cambios de actitud de la víctima. Por ejemplo, la personalidad podría cambiar de extrovertida a retraída, se abandonan los hobbies, se deja de participar en comidas con los compañeros de oficina, o hay poca o nula participación en las conversaciones. También es importante, agrega, no tomar a la ligera cuando una persona dice frases como ‘ya no tengo ganas de nada’, ‘a veces siento que no tiene caso seguir’, ‘no le encuentro sentido a lo que hago’.

La incomodidad manifiesta con el agresor también es una llamada de alerta: “(por ejemplo) En una comida familiar, es patente que la mujer no se siente cómoda frente al novio o junto al esposo, o con el padre incluso la madre”. Aunque en menor proporción, dice, pero las mismas mujeres también pueden ser agresoras de otras mujeres.

Ante esta situación, recomienda, lo mejor es preguntar a la víctima lo que está sucediendo en su vida; tratar de entender por qué los cambios de actitud, y, en general, establecer un diálogo de confianza para, en el mejor de los casos, descartar que pudiera estar siendo víctima de violencia psicológica. No es recomendable, afirma, restar importancia a estas manifestaciones con frases como ‘no pasa nada, verás que pronto te sentirás mejor’ o ‘échale ganas, todo va a estar bien’.

Una víctima que ha sufrido violencia psicológica durante un periodo prolongado, es muy probable, explica, que su autoestima esté lastimada a grado tal, que su voluntad haya sido anulada, lo mismo que su capacidad para fijar límites ante las agresiones. En este punto, dice, el autoconcepto de la víctima habrá sido dañado.

“Necesitamos acompañamiento […] Las frases agresivas pueden llegarse a colocar en el centro de nuestro ser y pueden convertirse en el eje de la personalidad. Eso es terrible; es un grado extremo. Como víctima, puedo llegar a pensar que nadie me va a creer, que no valgo nada, y que ya no puedo alzar la voz”.

Una realidad como esta, puede conducir a la víctima a lo que algunas académicas han llamado ‘suicidio feminicida’. María Elena comenta que, en casos extremos, esta puede ser la única salida percibida por las víctimas. “Esto no sería un feminicidio material, pero cierto es que la violencia psicológica escala; un día se convierte en amenazas, luego golpes, violencia sexual, y un día puede convertirse en feminicidio”.

Para evitar este fenómeno, explica la fundadora de Ola Violeta, es importante visibilizar las conductas que son violentas a través de campañas y difundirlas; lo mismo que inculcar en las aulas a niñas y niños que este tipo de violencia no es un “tema de mujeres”: “Desde las primeras etapas formativas, si un niño sabe que ciertas conductas no son correctas, ya no las va a repetir, aunque las haya visto en su casa. Tenemos que trabajar en otras formas de ejercer la masculinidad […] No debemos normalizar las conductas violentas ni seguirlas celebrando a través de la comedia. Veo muchos comediantes en redes sociales que se burlan de la tía, de la mamá o de la señora. No tenemos por qué celebrarlo; no es broma, es violencia”.

El ciberacoso y hostigamiento en redes sociales

“El cuerpo virtual de la mujer es tan vulnerable como el cuerpo físico”, dice resuelta María Elena. De acuerdo con el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2023, publicado por el INEGI, en México, en 2023, 20.9% de la población usuaria de internet (18.4 millones de personas de 12 años y más) vivió alguna situación de ciberacoso. En el mismo periodo, 22% de las mujeres y 19.6% de los hombres que utilizaron internet fueron víctimas de este delito.

Ante esta realidad, enfatiza la experta, es fundamental que, mujeres y hombres exijan el mismo respeto en el entorno virtual que se exigiría en el entorno físico. “A veces ocurre con la difusión de contenido íntimo, y luego se presentan las ‘sextorsiones’. Entonces, si no se conoce la identidad de la otra persona, si no se tiene confianza, lo más recomendable es evitar compartir contenido íntimo o datos personales, poque también puede derivar en una suplantación de identidad”.

Según resultados del MOCIBA, en todo el país, 35.9% de la población de 12 años y más que vivió ciberacoso, dijo haber sido contactada mediante identidades falsas. Además, 33.3% recibió mensajes ofensivos y 26% recibió contenido sexual. La población de mujeres víctimas que pudo identificar el género de la persona agresora, manifestó que en el 53% de los casos, un hombre había sido el agresor.

La importancia de hablarle al victimario…

“Hay que trabajar con los hombres, y mostrarles que no tienen por qué repetir el patrón de conducta de su abuelo o de su padre”, sentencia María Elena. En este sentido, agrega, es fundamental entablar una comunicación directa, en especial con los hombres; para derribar viejas estructuras culturales. “Hay que hablarle al victimario y también, desde el sistema de justicia, ser ejemplares en las sentencias. Hay que erradicar la impunidad, porque mientras los agresores vean que pueden violentar a una mujer, y no pasa nada, no habrá campaña que ayude”.

De acuerdo con una investigación realizada por la organización Mexicanos contra la corrupción y la impunidad, en los últimos diez años, en México, se han registrado 7,246 feminicidios, de los que menos de 25% ha terminado en una sentencia condenatoria. En el país, se puede leer en el documento, la impunidad en los delitos de feminicidio es del 76%.

Sí hay luz al final del túnel

María Elena Esparza también es Consejera Honoraria en Género del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. Esta organización, tiene disponible, todos los días, la Línea de Seguridad y Chat de Confianza: +52 55 5533 5533, que es de cobertura nacional y completamente gratuita: “Recibimos llamadas de toda Latinoamérica, también de España y de Estados Unidos. Tenemos servicio en inglés. Lo que ofrece el Consejo son dos pilares de atención; uno de apoyo jurídico y otro de apoyo sicológico”.

Debido a que ocho de cada diez agresores de mujeres son la pareja, exparejas o personas de su entorno cercano, es que este servicio está disponible vía WhatsApp: “A veces las mujeres no pueden levantar el teléfono y, en voz alta, decir lo que está sufriendo, pero sí pueden enviar un WhatsApp”.

Las mujeres que así lo requieran pueden encontrar en este servicio el apoyo de sicólogas y abogadas que atienden con perspectiva de género, lo que tiene como principal objetivo evitar la revictimización: “Nadie quiere contar su historia 28 veces y tampoco quiere ser sometida a juicios y a críticas”, enfatiza.

En esta línea de ayuda, las mujeres pueden incluso resolver dudas con respecto al posible comportamiento de violencia psicológica que pudiera tener una persona cercana. Además, pueden pedir apoyo de las autoridades o asistencia médica. “El Consejo es un puente con la autoridad. Ofrecemos acompañamiento al Ministerio Público, y quedarnos (con la víctima) 30 minutos o 18 horas, el tiempo que le tome. A veces en el Ministerio Público no está del todo completa la formación con perspectiva de género; puede ser revictimizante o incluso traumático. Entonces, tener una abogada junto a ti; ahí, ayudándote, acompañándote, hace la diferencia”.

En todo el país también está disponible el servicio 911 que atiende toda clase de emergencias.

“La violencia psicológica de género no es normal. No es algo que toque cargar y no es parte de ninguna relación afectiva, y sí tienes derecho frente a ella y a reportarla. Sí estás protegida por la Ley, y sí hay herramientas psicológicas que te pueden ayudar a romper el círculo de violencia. Si te hace sentir mal algo que (el agresor) te dice o algo que hace, ésa es la primera señal de alerta; y es fundamental confiar en lo que tu cuerpo te indica. Si algo que hace sentir incómoda es que está mal”, concluye.

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