Originaria de Motul, Yucatán, desde niña Elvia tuvo interés por la lucha de los derechos de las mujeres. Precursora de la Revolución, espía, poeta y feminista, Elvia fue una de las mujeres que impulsó la lucha por el sufragio femenino en México.
Caminar en el centro de Mérica, Yucatán es más que un viaje por la arquitectura colonial de la ciudad. En esos edificios amarillos y de piedra se encuentran placas que rememoran a las sufragistas mexicanas como Elvia Carrillo Puerto.
Este 17 de octubre se conmemoran 70 años del sufragio femenino en México, uno de los hitos más importantes de la lucha por los derechos de las mujeres en el país centroamericano. Una de las mujeres que alzaron la voz para que esto fuera posible fue Elvia Carrillo Puerto, la llamada “monja roja del Mayab”.
Nacida en Motul, Yucatán a finales del siglo XIX, Elvia creció en una familia numerosa, en medio del auge de las haciendas henequeras en el estado. Ante esta coyuntura había un movimiento femenino en el estado mexicano que llevó al surgimiento de la organización “Las Siemprevivas”, del que surgió una escuela y una revista.
Carrillo fue alumna de la poetisa Rita Cetina Gutiérrez y gracias a su influencia dedicó su vida a la lucha por la igualdad de género. Inspirada por su maestra, Carrillo estudió los escritos de teóricas de los derechos de la mujer, como Mary Wollstonecraft, Flora Tristán y Victoria Woodhull. Junto con otras egresadas de la escuela, Elvia también se dedicó a la docencia y la escritura.
En 1910, Carrillo participó en la batalla de Valladolid, una de las luchas que dieron inicio a la Revolución Mexicana. Se convirtió en defensora de la Constitución y en 1912 fundó la primera organización femenina de campesinas, con el objetivo de garantizar que las mujeres jefas de familia tuvieran los mismos derechos que los hombres. Esta organización se convirtió en una de las más importantes de la región años más tarde, y su movimiento era seguido por numerosas mujeres.
Fue en 1916 cuando Yucatán, junto con otros estados del sureste como Chiapas y Tabasco, serían los primeros en reconocer los derechos de las mujeres a votar y ser parte de los procesos electorales. Gracias a ello, Carrillo ocupó puestos de elección popular en el estado y organizó el Primer Congreso Feminista en Yucatán, con posicionamientos a favor de los derechos reproductivos de las mujeres y la educación igualitaria.
Esto llevó a Carrillo a ser perseguida y huir a la Ciudad de México, donde vivió gran parte de su vida. En esta ciudad fue testigo del pleno reconocimiento de los derechos de las mujeres, cuando en 1953 el presidente Adolfo Ruiz Cortines reformó los artículos 34 y 115 de la Constitución. Tras su incansable lucha, Elvia falleció en 1968 a los 90 años en la Ciudad de México.
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