La llegada y masificación de las redes sociales trajo consigo un fenómeno que se ha esparcido como una pandemia digital: el odio, la cultura del “hate”, que ha encontrado en el mundo virtual su mejor campo de batalla. Para diferenciar los distintos grupos de odio que existen y ver las motivaciones que hay detrás de él, la periodista Talia Lavin publicó el libro ‘La cultura del odio. Un periplo por la dark web de la supremacía blanca’.
La idea de investigar este fenómeno surgió luego de que ella misma fuera víctima de “infames troleos” por autodefinirse como “una joven judía, ruidosa y bisexual”.
“El odio ha estado presente en la sociedad desde siempre, lo diferente ahora es la comunicación instantánea y la facilidad en la que las ideas que dan forma al odio traspasan límites y fronteras. El tener acceso a sus planes de acción, la insistencia en acceder al odio con tan solo darle a un botón o la posibilidad de que llegue a ti a través de un algoritmo es lo nuevo, lo peligroso y lo que tiene efectos exponenciales en lo que vemos por todo el mundo”, cita en su libro.
En la investigación, la autora determinó que la motivación de muchos que caen en estas prácticas es darle sentido a sus vidas. “Los grupos de odio se alimentan entre ellos y se refuerzan. Cada uno es un ladrillo con el que edificar el edificio del odio. Si sabemos qué les motiva, podemos luchar mejor. Ese es el principio del libro, que los lectores puedan enfrentarse al odio armado gracias al conocimiento”, explicó en la lanzamiento de la publicación.
A su juicio, el odio está interconectado, pues los grupos de odio no existen de forma aislada. “El odio hacia las mujeres, por ejemplo, o la misoginia que aparece en la cultura occidental y que moldea la vida de las mujeres, es un camino habitual para radicalizar a los hombres jóvenes, que empiezan viendo contenido antisemita, que cuestiona si el sexismo existe, y pronto se ven arrastrados cuesta abajo hacia un camino que les dirá que ‘el feminismo es una trampa judía’, ‘los inmigrantes están siendo importados para acabar con los blancos’. No tiene sentido”.
Para Talia Lavin, al permitir el actuar de los grupos de odio, sin restricciones, las distintas plataformas están ignorando la violencia ejercida contra las minorías. “Hay que buscar nuevas formas para visibilizar y combatir el daño que genera en toda la sociedad la cultura del odio”.
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