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Vanesa Amarelle: La científica uruguaya que investiga microorganismos de la Antártida

Amarelle viajó a la parte más austral de la tierra para colectar muestras. Está involucrada en iniciativas como “Girls inScience” y “Girls inSTEM y participó de un cómic para fomentar el interés de niñas y niños por la ciencia.

Desde chica le interesaba observar el mundo y los pequeños seres que lo habitan. Le fascinaban los animales, sobre todo los diminutos. “Colectaba renacuajos, mariposas, ranas y sapos. Seguía hormigas, jugaba con lombrices”, cuenta Vanesa Amarelle en entrevista con Woman Times. Cuando tuvo que elegir qué estudiaría, ya tenía la intuición sobre su vocación. “En sexto fuimos al Instituto Nacional de la Juventud (INJU), donde había una exposición de las posibilidades para nuestro futuro. Ahí me enteré de la existencia de una carrera que se llamaba Licenciatura en Bioquímica. Nunca la había escuchado y no sabía de qué iba. Pero como me gustaba la biología y la química, asumí que me iba a gustar. Y acá estoy”, recuerda.

Amarelle (42) es de Montevideo y creció en el barrio del Prado. Luego de estudiar la Licenciatura en Bioquímica en la Universidad de la República (Udelar), estudió una maestría en Ciencias Biológicas en el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA). Al momento de culminar la maestría optó por dar un salto directo al Doctorado. Eligió la opción Microbiología y lo culminó en 2016.

En 2003 ingresó al Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE), y fue ascendiendo dentro de la institución. Desde entonces, se desempeña como investigadora en el Departamento de Bioquímica y Genómica Microbianas. “Tuve el privilegio de no necesitar trabajar mientras estudiaba porque mis padres podían apoyarme. Entré en el IIBCE en el 2003, siendo aún estudiante, y no me fui más”, cuenta.

Amarelle investiga bacterias de la Antártida y ha viajado en tres oportunidades (2013, 2014 y 2016) a colectar muestras. Hoy, nos comparte un poco de su camino profesional.

Investigás bacterias de la Antártida y has viajado a tomar muestras. ¿Qué te impulsó a especializarte en este área y cómo fueron estas instancias en la estación uruguaya?

Dentro del universo de bacterias antárticas, transitamos por bacterias capaces de realizar procesos que pudieran ser aplicados en biotecnología, particularmente en la producción de bioetanol y biodiesel. Luego incursionamos en bacterias endolíticas, es decir aquellas que viven dentro de las rocas. Más recientemente, y ya como una línea de investigación propia, me focalicé en las bacterias antárticas que oxidan manganeso.

Si bien en nuestro Departamento (Departamento de Bioquímica y Genómica Microbianas, del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable) ya había investigadoras e investigadores que trabajaban con microorganismos antárticos, nuestro grupo no lo había hecho. En el 2010 más o menos, surgió la posibilidad de presentar proyectos de investigación antártica en el Instituto Antártico Uruguayo (IAU). Si bien no había apoyo económico para los proyectos, se ofrecía la logística para ir a la Antártida a tomar muestras. En el 2013 fue mi primer viaje. Viajé en el Hércules, a la Base Científica Antártica Artigas, en la isla Rey Jorge de las Shetland del Sur. Ahí es donde Uruguay tiene su base permanente. Volví a viajar en el 2014 y la última vez fue en el 2016.

Previo a viajar hay varias instancias de coordinación, donde se planean los sitios de muestreo del grupo de viaje, que puede tener intereses muy diversos. Si hay que acceder a áreas protegidas hay que tramitar los permisos correspondientes. Hay que rellenar formularios detallando qué muestras se precisan y en qué cantidad. Lo más importante es trabajar de forma ordenada y responsable para que el impacto que podamos ocasionar sea mínimo.

Una vez en la BCCA se realizan jornadas de recolección de muestras, que puede ser en lugares cercanos a la base, o lugares más alejados a los que se llega en gomón o en vehículos especiales. En los años que viajé, no había un laboratorio montado y llevábamos mucho equipamiento desde Uruguay para poder procesar las muestras en el momento. Una muestra es una foto de un momento en particular. Cuanto antes procesemos las muestras, menos alteraciones va a sufrir y vamos a tener una imagen lo más real posible de quién está ahí y qué está haciendo. Creo que ahora hay un pequeño laboratorio montado que facilita mucho el trabajo.

También es importante resaltar que existe una dotación fija de personal, sin la cual sería inviable la estadía en la base. Todos los días hay que bombear agua del lago Uruguay para tener agua en la base, hay que tratar los residuos porque no puede quedar nada en la Antártida, todos los residuos vuelven en barco. Hay que cocinar, mantener las comunicaciones, tener reportes meteorológicos para saber si se puede salir de muestreo o no, etc. Y a todos nos toca colaborar en la cocina y el comedor. La Antártida es un lugar alucinante. Yo siempre digo que es Marte, pero con hielo.

¿Cómo fue el proceso de llegar a ser investigadora del Instituto de Investigaciones Biológicas?

Fue algo que se fue dando. En el último año de la Licenciatura hay que hacer una pasantía en un laboratorio, donde se realiza un proyecto a modo de trabajo final de grado. La idea es que los estudiantes se familiaricen con el trabajo en un laboratorio, y que sean capaces de plasmar de forma escrita el trabajo de investigación que realizaron. En mi caso anduve golpeando algunas puertas a ver dónde podía realizar mi tesina, y en la cartelera de la Facultad vi que en el IIBCE estaban buscando estudiantes. Fui, me gustó la línea en la que trabajaban, y me incorporé al grupo. En todos estos años, fui concursando para ir ascendiendo dentro del Instituto, hasta donde me fue posible.

¿Qué dificultades encontraste por el camino, o cuáles observas que se enfrentan las mujeres en general en el medio académico?

Sin dudas la maternidad y las tareas de cuidados implican dilatar/detener el avance de sus carreras. Esto genera una brecha académica que perjudica a las mujeres al momento de ser evaluadas para acceder a cargos, proyectos, etc. Somos evaluadas muchas veces por hombres en posiciones de liderazgo que pudieron acceder antes a esos lugares. La pirámide académica no es paritaria. Por suerte el tema está sobre la mesa y se están llevando a cabo distintas iniciativas para la disminución de esta brecha. Queda mucho camino por recorrer.

Por otro lado, estás involucrada y has dado charlas junto a iniciativas como “Girls inScience” y “Girls inSTEM”. ¿Cómo se dio este proceso? ¿Qué te dejaron estas instancias?

Me parece egoísta no compartir lo que tengo el privilegio de ver: lo invisible. Quiero compartir con los demás el maravilloso mundo de los microorganismos. Hay un universo de organismos microscópicos que nos rodean y que están haciendo cosas fascinantes e imprescindibles para nuestra vida y para el ambiente. Pero el mundo microscópico es difícil de evidenciar, no se ve. Lo que intento es poner de manifiesto ese mundo, compartirlo, y transmitir la pasión que me despierta. En mi experiencia no hay quien no se maraville cuando descubre el mundo microscópico.

Involucrarme en instancias focalizadas a fomentar la participación de las niñas fue algo que se dio gracias a invitaciones que he recibido para participar. Creo que es importante que las niñas puedan dialogar e interactuar con mujeres científicas, que les puedan contar sus experiencias, sus caminos, y que ellas puedan verse reflejadas y entender que es un camino que pueden explorar. 

También fuiste parte del equipo que lanzó un cómic para fomentar el interés de niñas y niños por la ciencia. ¿Cómo surgió la idea y cómo evalúas esta experiencia?

La idea de usar cómics para la divulgación de la microbiología surgió en el 2017 ante unos llamados para la popularización de la ciencia que tenía (lamentablemente ya no los abre más) la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). En ese marco pensamos en generar algún material para divulgar la microbiología. Al inicio se nos ocurrió un librillo de actividades, pero después se decantó en un cómic. Nos contactamos con unos dibujantes/guionistas, presentamos el proyecto, salió, y desde entonces ComicBacterias (https://www.comicbacterias.com/) viene generando de forma ininterrumpida material de divulgación de microbiología en formato cómic.

La experiencia sin dudas es extremadamente positiva. Las devoluciones de los niños son increíbles. Es realmente un camino maravilloso y muy reconfortante. Obviamente tiene sus particularidades. Hay que conseguir fondos, presentar proyectos, hay que combinar el trabajo de investigación con el trabajo de divulgación. Pero sin dudas vale la pena. 

¿Qué es lo que más te sorprende y te motiva en tu trabajo?

Lo que más me motiva es que los días no son monótonos, siempre pasan cosas distintas. Hay días mejores y días peores, obviamente, pero la satisfacción de hacer lo te gusta sin dudas es un inmenso privilegio. Lo que más me sorprende, y nunca va a dejar de sorprenderme, son las bacterias y de lo que son capaces. 

¿Quiénes son tus referentes?

Sin duda varias personas han tenido/tienen un rol de referentes en mi vida, pero voy a mencionar a dos de ellas. En lo personal, Francisca, quien nos cuidó amorosamente a mis hermanos y a mí durante muchísimos años. En lo profesional, Elena, que me formó como investigadora y a quien le agradezco infinitamente su generosidad.

*Crédito fotografía: Marcelo Casacuberta

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