La coreógrafa y directora estadounidense lanza “Stories of the Stalked”, un podcast de seis episodios donde relata en primera persona su experiencia de ser acechada por más de una década por un desconocido que se obsesionó con ella.
La vida de Lily Baldwin, la aclamada coreógrafa y directora estadounidense, cambió para siempre el 8 de agosto de 2009, cuando revisaba sus correos luego de una presentación que hizo en Escocia. “Estaba en mi camerino esa noche quitándome el maquillaje después de un show. Llevaba casi un año de gira como bailarina en los conciertos de David Byrne por su álbum Everything That Happens Will Happen Today, y todo se sentía eléctrico. Acabábamos de presentarnos en Edimburgo, y yo había estado recibiendo muchos correos, pero uno en particular me dio mala espina: era de un hombre que me había visto en Lyon una semana antes, y entraba en detalles sobre mi performance. Algo en su tono me puso los pelos de punta; había demasiada confianza, demasiada intimidad en la forma en la que describía mis movimientos”.
El hombre, un inglés al que llama ”X” por cuestiones legales, se obsesionó con ella y desde entonces no ha parado de acosarla, a través de mensajes, envíos de paquetes extraños o incluso siguiéndola en países cuando Baldwin ha tenido que salir de Estados Unidos, donde la directora ha tenido que usar pseudónimos al momento de registrarse en cualquier hotel. “X” le ha hecho llegar paquetes con inquietante contenido: latas aplastadas de cerveza, servilletas usadas, una copia arrugada de la foto de su pasaporte o notas con frases como: “Sé que de verdad me amas, Lily”, “Me estás haciendo enojar” o “¿De verdad necesitas que te aclare dónde estaré los próximos días?”.
De esta pesadilla es precisamente lo que habla Lily Bladwin en su nuevo podcast “Stories of the Stalked”, disponible vía Audible, la plataforma de Amazon, y donde en seis capítulos cuenta su escalofriante historia de más de 13 años y que sigue en curso.
Baldwin dijo que escribir el guión del podcast fue “un proceso terriblemente doloroso, pero merece la pena para amplificar las voces de las mujeres que pasamos por este trauma”, a la vez que critica que la justicia “por razones de salud mental”, muchas veces deje libre a personajes como “X”.
Si bien el hombre ha sido detenido en algunas ocasiones, fue absuelto todas las veces porque la corte desestimó el caso al considerarlo inimputable, ya que por temas psicológicos no podía ser juzgado. “Como nunca me atacó físicamente y sus amenazas siempre fueron veladas, sus delitos eran ‘menores’. Y al cabo de un tiempo, volvió al ruedo. Nunca se ha detenido”, dijo Baldwin en su podcast.
“¿Cómo se mide la violencia cuando es invisible, cuando no deja marcas obvias, cuando no hay sangre?”, pregunta en su podcast. Ser acechada te come la cabeza, destaca la bailarina, “y te terminas cuestionando si no será un cuento tuyo, si no estarás exagerando, si tu miedo está justificado. Erosiona la confianza en una misma”.
Baldwin, que hace un tiempo fundó la organización sin fines de lucro, Stop Stalking Us, para alertar cuán común y destructivo puede llegar a ser el acoso, destaca que según cifras oficiales 1 de cada 6 mujeres ha sufrido acoso en su país, ha sido seguida, recibido mensajes o el agresor se ha aparecido en sus trabajos o merodeando su casa. “Que las mujeres confíen en su intuición, establezcan límites y pidan ayuda. Un delito así debería ser considerado como gravemente violento. Nuestra cultura moderna hace que la visibilidad sea clave, necesaria, pero termina siendo un arma de doble filo. Queremos tener seguidores, no ser perseguidas. Estoy harta de estar atrapada en la fantasía de un extraño, quiero ser libre de nuevo”.
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