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Efecto Matilda: El fenómeno que invisibiliza a las mujeres en la ciencia

“¿Te imaginas qué habría pasado si Einstein hubiera nacido como mujer? Pues probablemente hoy no sabríamos quién es Einstein”, dice la campaña #NoMoreMatildas, que busca recuperar el valioso aporte de científicas que han sido silenciadas o que sus descubrimientos fueron injustamente atribuidos a hombres.   

Convertirse en un referente de cualquier disciplina no es fácil, pero hacerlo en la ciencia y siendo mujer es todavía más complicado. A lo largo de la historia, muchas mujeres de gran trayectoria científica han sido invisibilizadas y visto cómo sus grandes trabajos y descubrimientos eran atribuidos a hombres, algo que con el tiempo comenzó a llamarse Efecto Matilda. 

Este fenómeno de suprimir la contribución de las mujeres en el desarrollo de la investigación se llama así en honor a Matilda Joslyn Gage, una sufragista y abolicionista de fines del siglo XIX en Estados Unidos y que luchó por los derechos de las mujeres y de las minorías. Pero ella no fue víctima de ese efecto que denunciaba, en el sentido de que no fue una inventora opacada por un hombre que le robó el crédito, sino que Matilda fue silenciada por sus colegas feministas y por lo tanto, no reconocida debidamente por la historia. 

Matilda era una ferviente luchadora del derecho al voto de las mujeres y, sin embargo, fue apartada por sus propias compañeras Susan B. Anthony o Elizabeth Cady Stanton (con quién escribió History of Woman Suffrage) luego de una discusión. De esa forma, su nombre quedaría por años en el olvido.

Pero no fue hasta 1993 que la historiadora científica Margaret Rossiter sacó a la luz este hecho para denunciar esta situación que sufrían miles de científicas, y a través de un artículo académico, propuso que ese efecto de invisibilizar a las mujeres debería llevar el nombre de Matilda Gage. “Fue como una broma, pero llamó la atención de todo el mundo, lo cual es sorprendente”, dijo Rossiter a la BBC.

De esta forma se acuñó la expresión “efecto Matilda” y con el tiempo han nacido organizaciones que buscan resaltar los nombres de las científicas que han caído en el olvido. Una de ellas es No More Matildas (No más Matildas), un movimiento que busca encontrar referentes femeninos en la ciencia para promover la participación de las mujeres. 

“Creemos que la baja presencia de mujeres en las aulas de carreras STEM se debe en parte a la falta de referentes que fomenten la vocación científica en las niñas y en las adolescentes”, dice en su medio. La agrupación, además, publica libros con los rostros de las mujeres y sus aportaciones. “El Efecto Matilda ha privado a muchas científicas de aparecer en los libros. Para denunciar este injusto hecho, hemos lanzado nuestra particular colección de cuentos ilustrados, en la que imaginamos cómo hubiera sido la vida de algunos de los científicos más brillantes en caso de haber sido mujeres”, agregan, a la vez que se preguntan “¿Te imaginas qué habría pasado si Einstein hubiera nacido como mujer? Pues probablemente hoy no sabríamos quién es Einstein”.

A continuación, quisimos reconocer la labor histórica y científica de algunas “Matildas” que han pasado al olvido: 

Rosalind Franklin (1920-1958) fue una química francesa que descubrió la estructura del ADN. Además, a lo largo de su carrera, logró convertirse en la mayor experta mundial en la técnica de difracción de los Rayos X. El mérito de sus investigaciones fueron atribuidos a sus compañeros Francis Crick y James Watson, que recibieron el Premio Nobel.

Trotula de Salerno (1110-1160) fue una médica italiana y está considerada como una de las primeras mujeres en sufrir el Efecto Matilda. A lo largo de trayectoria, escribió obras muy importantes con grandes aportaciones para la medicina del siglo XII. Además, Salerno sufrió hasta que se le negara su propia existencia debido a la repulsión de la sociedad hacia las mujeres que decidían dedicarse a la investigación científica.

Marie Tharp (1920-2006) fue una cartógrafa oceanográfica estadounidense que creó el primer mapa científico del suelo oceánico. Durante muchos años, en EEUU las mujeres no podían trabajar a bordo de un buque de investigación y fue su marido Bruce Heezen quien tomaba notas que después Marie utilizaba para dibujar los mapas, por lo que el mérito recayó en él.

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