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Día de la Tierra: Más de medio siglo buscando cambios reales

Bajo el lema “Nuestro poder, Nuestro planeta”, este martes 22 de abril se celebra el 55.º Día de la Tierra, poniendo foco en el poder de la energía renovable y cómo su implementación por parte de todos los países puede lograr el objetivo de triplicar su producción para el año 2030.

Celebrado por primera vez el 22 de abril de 1970 en Estados Unidos, esta fecha marcó el inicio del movimiento ambientalista en el país. Sin embargo, con el pasar de los años, el Día de la Tierra se ha convertido en una conmemoración global que llama a la acción frente al cambio climático y la pérdida de la biodiversidad.

Fue tan solo dos años después de aquella fecha que Estocolmo celebró en 1972 la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano, donde, por primera vez, el tema de la degradación medioambiental formó parte de la agenda de los principales gobiernos mundiales.

Del Convenio sobre la Diversidad Biológica al Acuerdo de París

Dos décadas después se celebró por primera vez en Río de Janeiro la llamada Cumbre de la Tierra sobre Medio Ambiente y Desarrollo (1992). Desde entonces, países alrededor del mundo han firmado decenas de acuerdos relacionados con la protección del planeta, marcando algunos de los avances más importantes en torno al cambio climático.

Uno de los primeros fue el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), firmado en aquella primera Cumbre de la Tierra con el objetivo de conservar la diversidad biológica, utilizar sus componentes de forma sostenible y distribuir de manera justa y equitativa los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos.

Al CDB le siguió no mucho tiempo después la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD). Adoptada en París el 17 de junio de 1994, tuvo como objetivo principal la lucha contra la desertificación y la mitigación de los efectos de la sequía en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas.

Ya en 1997, se firmó el Protocolo de Kioto, uno de los acuerdos más relevantes en materia de cuidado medioambiental. En él, países industrializados acordaron reducir sus emisiones de GEI (Gases de Efecto Invernadero) en un porcentaje específico, tomando como referencia el año 1990.

Sentando las bases para futuros acuerdos internacionales sobre cambio climático, el Protocolo de Kioto fue el preludio de un acuerdo más inclusivo y ambicioso que se pactó en la COP21 (2015) en Francia: el Acuerdo de París.

Este pacto no solo se propuso involucrar a todos los países en la lucha contra el cambio climático, independientemente de su nivel de desarrollo, sino que también mantuvo el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y acordó limitar el nivel de calentamiento global por debajo de los 2º C y preferiblemente por debajo de 1,5º C.

Adoptado en 2001, el Convenio de Estocolmo es otro de los grandes tratados internacionales que merecen ser mencionados. Con el objetivo principal de reducir o eliminar la producción, uso, importación, exportación y liberación al medio ambiente de contaminantes orgánicos persistentes, el convenio se convirtió en una herramienta importante para la gestión de sustancias químicas peligrosas y la protección del medio ambiente.

El Acuerdo de Escazú y la protección de defensores de derechos humanos

Finalmente, y poniendo un foco específico en América Latina y el Caribe, el Acuerdo de Escazú firmado en 2018, fue el primer tratado ambiental de la región que buscó cambiar la institucionalidad ambiental y adecuarla a la situación climática, hídrica, social, económica y cultural de los territorios.

Dentro de sus principales objetivos está: corregir daños y resolver conflictos que afectan el ambiente, garantizar el acceso a la información ambiental, promover la participación pública y facilitar el acceso a la justicia en asuntos ambientales, entre otros.

Este acuerdo es pionero a nivel mundial en establecer disposiciones específicas para la protección de los defensores de derechos humanos en asuntos ambientales, marcando un antes y un después en la lucha contra el cambio climático.