Incentivar, educar y fomentar la inclusión laboral de personas con discapacidad es el foco principal de la Red de Empresas Inclusivas (ReIN), organización que este año se planteó como objetivo ir un paso más allá: trabajar en conjunto con otras redes y organizaciones para abarcar la interseccionalidad de la inclusión, donde las personas tienen dobles barreras.
La Red de Empresas Inclusivas (ReIN) nació en 2015, producto de la alianza de SOFOFA con la Organización Mundial del Trabajo (OIT). Su objetivo es incentivar y convocar a las empresas asociadas a avanzar hacia la inclusión laboral de personas con discapacidad, mostrando el beneficio social y también productivo que tiene a todo nivel. Actualmente, son más de 70 empresas que conforman la red y que tienen como meta superar las 80 este año.
En el último tiempo, ReIN ha incursionado en otras áreas de la inclusión que van más allá de la discapacidad. “Hace un par de años nos vino la inquietud de incorporar nuevas áreas y partimos con el tema de la equidad de género. Hemos trabajando en conjunto con la Red por la Equidad de Género (REDEG), una consultora especialista en el tema para trabajar los conceptos, la formación y educación correcta. Llevamos el tema al directorio y lo incluimos como iniciativa, algo en lo que las empresas estuvieron 100% de acuerdo”, cuenta Elena Razmilic, presidenta de la ReIN, en entrevista concedida a Woman Times junto a Carolina Jessen, coordinadora ejecutiva de la red.
“Aunque mantenemos la discapacidad como nuestro foco principal, también damos espacios para hacer los cruces con otras áreas, trabajar la interseccionalidad. Por ejemplo, ¿qué pasa con discapacidad e igualdad de género, o discapacidad y migrante? Vemos maneras de trabajar eso porque es una doble discriminación. Muchas empresas partieron trabajando estos temas por separado; discapacidad por un lado, equidad de género, migrantes, tercera edad y así. No había una visión conjunta, pero hoy en día hemos empezado a ver sinergias y prácticas que pueden potenciar la inclusión de más de un grupo de interés a la vez”, explica Carolina Jessen.
El concepto de interseccionalidad se refiere a que el sexo, el género, la etnia, clase social o la orientación sexual; e incluye otras categorías que están interrelacionadas y explica, por ejemplo, cómo el racismo y el sexismo se juntan y crean múltiples capas de injusticia social o una doble discriminación.
El universo de las mujeres en situación de discapacidad representa casi el doble de los hombres y representan un tercio de la fuerza laboral de las personas en esa categoría. Con la pandemia, las diferencias se acrecentaron mucho más y los cálculos hablan de que cerca de 828 mil mujeres salieron del mercado laboral debido a que debieron asumir tareas domésticas o cuidar de alguien.
“Es un tremendo desafío. Muchas veces los departamentos de inclusión o Recursos Humanos están alineados y activos en los temas, pero falta que las jefaturas y gerencias se empapen de estas ideas para transmitirlas a toda la organización, porque si no, los equipos poco pueden hacer. Por eso participamos de una iniciativa que se llamaba CEO por la Inclusión, para convocar a los grandes ejecutivos para que firmaran por la inclusión. Resultó bien, pero todavía es insuficiente, el desafío es permanente”, dice Razmilic.
A partir de noviembre de este año, las empresas que cuenten con 100 o más trabajadores deberán tener a un experto certificado para el cargo de Gestor (a) de Inclusión, de modo de ir abriendo caminos en torno al tema. Esta iniciativa se suma a la del 1% que tienen que ocupar las personas con discapacidad en ese mismo tipo de empresas, aunque se espera que a 2025 se suba a un 2%.
Para Jessen, “es el mínimo exigido, es el piso con el que hay que contar. Además, no basta con sólo cumplir la ley, la idea es que la persona progrese dentro de la empresa, se capacite, haga carrera. Nuestro objetivo es que no sean solamente un número para cumplir la cuota. Es importante que el sector público y la sociedad se vayan involucrando en estos aspectos, también el compromiso de los líderes y el trabajo que se hace con los sesgos inconscientes y el enfoque de derecho hacia todos los grupos”.
Aunque falta mucho camino por avanzar, la presidenta de la ReIN se declara optimista. “Por lo menos es un tema que ya está en boca de todos, todo el mundo habla de inclusión y ya no hay vuelta atrás, estamos avanzando en la dirección correcta”, sostiene. En este sentido, agrega: “Es un trabajo que tiene que partir desde la cuna, desde el jardín infantil. Los niños lo están entendiendo así mucho más que los mayores. En la SOFOFA, las mujeres están empezando a tener una participación importante. Eso, en organizaciones como la SOFOFA, son señales muy positivas”.
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