Plomo, arsénico, zinc y otros metales fueron encontrados dentro de estos productos higiénicos popularmente utilizados. Sin embargo, los científicos aún no pueden afirmar con certeza si son dañinos para la salud.
El estudio fue llevado a cabo por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Berkeley y es considerado el primer trabajo que mide la presencia de metales tóxicos en tampones, una alternativa popular para aquellas personas que menstrúan.
El equipo dirigido por la investigadora postdoctoral Jenni Shearston examinó 30 tampones de 14 marcas distintas, tomando entre 0.2 y 0.3 gramos de cada tampón. Utilizando técnicas de digestión ácida con microondas y métodos de espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente.
Los procesos utilizados determinaron la presencia de niveles medibles de 16 metales tóxicos: arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc. De todos los metales, el plomo, el cadmio y el arsénico fueron aquellos que se encontraron en concentraciones más elevadas.
Según la investigación, estos metales podrían llegar a los tampones de diferentes maneras. El algodón, material usualmente utilizado en su fabricación, posee propiedades absorbentes que facilitarían esta contaminación.
Así, por un lado, las materias primas utilizadas en la producción pueden contaminarse durante el proceso de cultivo y fabricación. Por otro lado, algunas de estas sustancias se añaden de manera intencional para controlar factores como el olor, la pigmentación y la presencia de bacterias.
Si bien el informe no logró concluir si estos metales tóxicos podrían integrar al torrente sanguíneo a través del epitelio vaginal, existe suficiente información disponible que detalla los efectos negativos de los metales tóxicos sobre la salud.
Entre algunos de estos efectos está la infertilidad, la diabetes, demencia y distintos tipos de cáncer. Además, algunos de estos metales pueden dañar el hígado, los riñones, el cerebro y el sistema cardiovascular, nervioso y endocrino.
Aunque se sabe que la piel de la vagina tiene un alto potencial de absorción en comparación con otros tejidos del cuerpo, los investigadores sostienen que es necesario ampliar la investigación para entender completamente los riesgos. Aun así, este hallazgo resulta alarmante y plantea nuevas preocupaciones sobre la salud de las mujeres.
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