Pulsa «Intro» para saltar al contenido

El salto de Elizabeth Moya Espinoza: “¿Vas a aprovechar esta oportunidad o te va a ganar tu síndrome del impostor?”

POR: Catalina Evans Amador.

En un sector dinámico y en constante evolución como la Tecnología de la Información, el liderazgo y la visión femenina son cada vez más cruciales e inspiradoras. Hoy presentamos a Elizabeth Moya Espinoza, una de las mujeres más influyentes del mundo TI, cuyo destacado reconocimiento se plasma en el reciente ebook de la consultora, Robert Walters.

Con una sólida formación que abarca desde transformación digital hasta gestión de equipos y vasta experiencia en proyectos, Moya es una voz confiable y motivadora para quienes aspiran a dejar una huella significativa en el ámbito tecnológico. A continuación, sus reflexiones sobre este reconocimiento, decisiones clave que han marcado su camino, las habilidades que la han impulsado, los desafíos superados y sus valiosas recomendaciones para las futuras líderes de la TI.

“El síndrome del impostor es algo con lo que muchas de nosotras luchamos. Aprender a poner límites y reconocer nuestro propio valor es esencial para avanzar y superar esa barrera mental.”

¿Cómo te sientes y qué piensas tú de este reconocimiento? 

Estoy empezando a digerir la verdad. En un principio, cuando me contactaron, pregunté ¿por qué yo? Después con la explicación entendí un poco. Tiene que ver con mi trayectoria, que soy una mujer de carrera informática, las empresas en las que he trabajado, los proyectos en los que he participado, el hecho de que ahora tengo un puesto de alta administración… Y ha pasado algo bien particular, que yo la verdad no me lo esperaba, y es que muchas mujeres se me han acercado. 

No tenía idea de que en realidad, efectivamente, este reconocimiento es la visibilización de cosas que muchas mujeres enfrentamos, y que en realidad me tocó representar a muchas. Todavía no lo digiero bien, es un impacto potente, y a la vez es un llamado para mí, para ser mucho más consciente de que represento algo. No es solo recibir un premio, las flores y los aplausos, sino que es un llamado a sentir un compromiso. 

¿Cuáles consideras que han sido las decisiones claves que has tomado a lo largo de tu carrera para alcanzar este logro? 

Tengo varios hitos en la carrera que yo he sentido como puntos de inflexión, o un punto en el que se nota cierto crecimiento: 

Cuando me ascendieron a un rol donde tenía ya varios jefes a mi cargo, mi jefe me dijo: “Elizabeth, a partir de este momento tienes que tomar una decisión. Si quieres seguir este camino del liderazgo, o si decides quedarte aquí”. Me lo dijo porque a partir de este minuto te empiezas a quedar cada vez más solo, entonces tienes que tener muy claro el por qué quieres llegar más arriba. Eso para mí es una decisión vital, la introspección y encontrar mi por qué, por qué quería ascender. Esa fue una decisión clave y la encontré.

La segunda decisión fue cuando me dieron la oportunidad de participar en un proyecto de muchísima visibilidad. Sabía que me estaba jugando harto en ese proyecto y me dije a mi misma: “¿Vas a aprovechar esta oportunidad o te va a ganar tu síndrome del impostor?” Porque de verdad una se cuestiona: “¿Tengo todas las capacidades para hacer esto? ¿Realmente soy tan buena o no?”. Esa fue otra decisión: Si estoy aquí, algo debo tener. Y esas cosas que me faltan, las tengo y las quiero trabajar. Superar el síndrome del impostor tiene que ver con poner límites y poner en la mesa lo que una vale. 

Hay otras cosas anexas… Afortunadamente tengo un compañero de vida, mi marido, que de verdad es un compañero, y eso también me ayuda muchísimo. Voy a contar algo personal: Cuando recibí esta nominación lo hablamos como familia y dije a mis dos hijos: “La mamá no hubiera podido hacer esto si el papá no fuera como es”. ¿Y sabes lo que dijo mi hija de 11 años?: “Sí, porque el papá hace de todo aquí en la casa, y eso hace que tú no andes enojada, como otras mamás”. 

Y es verdad, muchas mujeres tienen una carga mental heavy y el tener realmente un compañero hace que yo tenga menos carga mental que a lo mejor otras mujeres. Pero fíjate, una niña de 11 años se da cuenta de eso, también pensé en lo potente que es para ella, el tipo de compañero que tiene que buscar.

“La perseverancia y la disciplina son claves en este camino. No se necesita ser un genio para lograr grandes cosas, solo tener claro lo que se quiere y trabajar incansablemente por ello.”

¿Qué habilidades o características consideras que han sido fundamentales mejorar o incorporar en ti para ser una mejor profesional?  

Una que identifiqué de muy joven fue el tema comunicacional. Tengo un sentido social, siempre quise tratar de generar un impacto positivo, y me di cuenta que profesionalmente para generar ese impacto, tienes que saber comunicar de manera adecuada lo que piensas y crees. Comunicarse no es solo estar hablando, sino que implica entender el contexto, la audiencia, saber cómo sintetizar y extraer muy bien el mensaje directo. Es fundamental la comunicación efectiva y yo me di cuenta que tenía falencias. 

Soy más bien introvertida, entonces ya en el colegio me di cuenta que tenía que trabajar eso. Después en el ámbito laboral contraté ayuda profesional, contraté un programa de coaching ejecutivo y diversos cursos de comunicación efectiva, porque creo que es algo vital en mi caso, quería generar impacto.

La tecnología es un mundo súper masculino, y se tiende a tomar patrones, a mimetizarse con el entorno en el que te desenvuelves. Hace varios años atrás me di cuenta que tomar algunos aspectos que eran del entorno masculino me forzaban: Cuando no se actúa desde la esencia y te fuerzas a hacer algo que no eres, el cerebro trabaja constantemente. A pesar de que me gustaba el trabajo, me di cuenta de que tenía cansancio y no por mucha carga, tenía que ver con mi cerebro constantemente forzado a tomar una personalidad que no es en realidad la mía. 

Entonces, reconocí mi propia personalidad, que se caracteriza por la contención y la empatía, rasgos tradicionalmente femeninos. Con los años, he notado que los equipos valoran mucho estas cualidades. Hoy soy jefa de un equipo masculino y varios me han comentado que les gusta tener una jefa mujer porque la dinámica es diferente. Ellos mismos lo perciben. Es importante añadir que, especialmente para una mujer en este campo, la validación técnica es fundamental.

¿Qué dificultades has enfrentado a lo largo de tu carrera y lo más importante, cómo las lograste superar? 

Tuve un jefe que abiertamente declaraba que a no le gustaba trabajar con mujeres. En el principio de mi carrera, eso ya te marca al tiro una diferencia fuerte. Yo era la única mujer del equipo y me costó mucho entender cómo superarlo. Con el pasar del tiempo me di cuenta que no tenía que luchar por ocupar espacios ni tenía que fingir ser otra cosa. 

El segundo tema tiene que ver fuertemente con el famoso síndrome del impostor. La primera vez que vi lo que era fue como ver la luz. ¡Esto es lo que me pasa! Ese constante miedo de no sentirte suficiente, la constante comparación con el resto para buscar eso que te falta sin darte cuenta en lo que tú eres bueno. 

Es crucial aprender en qué áreas debemos trabajar, cuáles son las habilidades o competencias necesarias para nuestros objetivos profesionales y, al mismo tiempo, enfocarnos en nuestras fortalezas y potenciarlas. A menudo, muchos profesionales no se dan cuenta de esto y se frustran al intentar destacar en áreas donde no están sus talentos, lo que disminuye su autoestima.

Lo otro es la maternidad. Siempre quise… bueno, no siempre. Alrededor de los 20 años me imaginaba como una profesional independiente en un apartamento. Después me di cuenta de que quería tener una familia y, al entrar al mundo laboral, encontrar el momento adecuado generaba temor por la posible pausa en mi carrera. Sin embargo, lo asumí, al menos dos años por cada hijo. Afortunadamente, conté con el apoyo de mi lugar de trabajo.

Por eso te digo, siempre es súper relevante el por qué. Yo tenía claro por qué quería ser madre. Y al tenerlo claro… Porque no se puede ganar todo. Siempre tienes que dejar algunas cosas, pero cuando tienes claro que lo que vas a ganar será más gratificante, asumes el costo. Es relevante hacerse ese cuestionamiento. Y por eso también es válido cuando muchas mujeres deciden no tener hijos.

¿Cuáles son tus metas a corto y a largo plazo como profesional?

A corto plazo, ojalá generar un área de TI que sea súper eficiente y orientada al valor, que es cuando tú entiendes que la tecnología está al servicio de una necesidad. Porque finalmente cuando se crea un producto, un servicio, se está dando a una necesidad no cubierta del mercado. Si hay que implementar inteligencia artificial, o hay que traer la última herramienta tecnológica, puede que sea necesario, pero ¿Por qué? ¿Cuál es la necesidad que cubrimos? ¿Cuál es el problema que estamos resolviendo? No es tecnología por tecnología, eso para mí es vital. 

También me han contactado para participar en grupos de mentoría para mujeres y compartir mi experiencia en vivo, además de invitaciones a podcasts. Estoy evaluando cómo llevar a la práctica este compromiso que siento ahora.

A largo plazo, me encantaría estar liderando en el ámbito de la tecnología una institución sin fines de lucro, porque he visto cómo la tecnología puede impactar en muchos procesos sociales. Nosotros, por ejemplo; a nivel de digitalización de gobierno, tenemos un Estado bastante digitalizado. O sea, la facturación electrónica, el tipo de declaración de renta, la obtención de certificados de nacimiento, cosas que en otros países no están y nosotros lo damos por sentado. La tecnología puede generar impacto social. 

¿Qué recomendaciones tienes para una mujer que está recién interesándose por el mundo TI?

Que confíen en sí mismas. El talento es solo un porcentaje, quizás un 10% o un 20%. La disciplina, la perseverancia y la tenacidad son lo que realmente marca la diferencia. ¡Créanse el cuento! Nada es imposible. De hecho, cada vez vemos cómo libros de ciencia ficción de hace mucho tiempo se están volviendo realidad. Todo lo que se sueña es posible.

Dicen que las cosas buenas son las que más cuestan. Lo bueno no es simple, no es fácil. Cuando algo nos sale muy fácil, hay que parar un poquito las antenas, ¿Por qué te salió tan fácil? En general, lo bueno cuesta. Tener una relación de pareja armoniosa, tener una familia feliz, tener una vida feliz no es fácil, no es gratis. 

Nada es imposible y no se necesita ser un genio para lograr cosas. Solo se requiere perseverancia y disciplina.