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Fallece el Papa Francisco: los pasos del Vaticano para elegir al nuevo Pontífice

El Papa Francisco falleció este lunes 21 de abril de 2025, a los 88 años, en su residencia en la Casa Santa Marta del Vaticano. Con su muerte concluye el histórico pontificado del primer Papa latinoamericano y se activa el tradicional proceso de sucesión en la Iglesia Católica, que incluye su velorio, funeral y la elección de un nuevo líder espiritual.

El primero en actuar tras el fallecimiento de un papa es el camarlengo, cargo actualmente desempeñado por el cardenal Kevin Joseph Farrell. Siguiendo la tradición, debe llamar tres veces al pontífice por su nombre de pila —Jorge Mario Bergoglio— y, al no obtener respuesta, declara oficialmente su muerte con la frase en latín “Vere Papa mortuus est” (“El Papa está realmente muerto”). A este gesto simbólico le sigue la confirmación médica del fallecimiento, tal como lo estipuló el propio Francisco al modificar en 2023 el Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el protocolo oficial para estas situaciones.

En su caso, Francisco estableció que la certificación no se realizara en su habitación, sino en su capilla privada, marcando un primer cambio respecto a sus antecesores.

El velatorio y un funeral más austero

En vida, el Papa Francisco pidió que sus funerales fueran sobrios, sin grandes gestos de ostentación. Por eso, su cuerpo será vestido con sotana blanca, muceta roja y palio, y depositado directamente en un único ataúd de madera con interior de zinc, evitando los tres ataúdes tradicionales (ciprés, plomo y olmo). Este será trasladado a la Basílica de San Pedro, donde se celebrará un velatorio público sin el tradicional catafalco: otra innovación solicitada por el pontífice, para evitar la veneración de su cuerpo en un lecho funerario.

El funeral del Papa se celebrará entre el cuarto y el sexto día después del fallecimiento, con una misa exequial oficiada en la Plaza de San Pedro. A diferencia de sus predecesores, Francisco podría no ser enterrado en las Grutas Vaticanas. En entrevistas anteriores, manifestó su deseo de ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, destacando nuevamente su vocación por una imagen papal más cercana y humilde.

Con la confirmación oficial de la muerte, se da inicio al período conocido como “sede vacante”, un intervalo de luto y transición en el que el trono papal queda vacío. Durante estos días, que pueden extenderse por semanas, el Vaticano queda bajo la administración temporal del Colegio Cardenalicio, mientras las campanas de las iglesias de Roma repican en señal de duelo.

En este lapso, ningún cardenal puede tomar decisiones doctrinales o administrativas importantes, y la Iglesia Católica entra en una suerte de pausa institucional.

El Cónclave

El Cónclave es el proceso mediante el cual se elige al nuevo papa. Debe comenzar entre 15 y 20 días después del fallecimiento. Reunidos en la Capilla Sixtina, los cardenales menores de 80 años prestan juramento de secreto y votan en múltiples rondas hasta alcanzar una mayoría de dos tercios. En cada votación, las papeletas son quemadas: si el humo que se eleva es negro, no hay nuevo papa; si es blanco, el mundo católico sabrá que habemus papam.

Durante todo el proceso, los cardenales permanecen aislados en la Casa Santa Marta y no pueden abandonar el recinto ni comunicarse con el exterior.

El decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, será el encargado de preguntar al elegido si acepta el cargo. De responder afirmativamente, este anunciará el nombre con el que asumirá el pontificado y saldrá al balcón de la Basílica de San Pedro para presentarse ante el mundo.

El legado de Francisco

Francisco fue un Papa de múltiples primeras veces. Argentino, jesuita y de perfil reformista, se convirtió en el primer Papa en convivir con su antecesor, Benedicto XVI, quien renunció en 2013. Su papado estuvo marcado por un discurso pastoral más cercano, comprometido el medioambiente y las personas migrantes, así como por una actitud más abierta hacia temas como la diversidad sexual, las uniones civiles y el rol de las mujeres en la Iglesia.

No exento de controversias, su estilo directo y algunas de sus posturas lo enfrentaron con sectores más conservadores dentro del Vaticano. En 2023 incluso fue acusado de herejía por parte de algunos teólogos tradicionalistas, tras abrir el diálogo sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo.

Francisco también fue clave en la lucha contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia, aunque muchos consideran que su respuesta fue insuficiente. Además, bajo su liderazgo, se inició una reforma profunda de la curia romana y se promovió una “sinodalidad” que busca ampliar la participación de obispos y laicos en la toma de decisiones eclesiásticas.

Con su muerte, se cierra un capítulo singular en la historia de la Iglesia Católica. El próximo pontífice deberá enfrentar una Iglesia fragmentada entre tradición y reforma, y dar continuidad —o no— a las líneas que Francisco abrió con valentía. El mundo aguarda ahora la señal de humo blanco que marcará el inicio de una nueva era para el catolicismo.