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Biopics femeninas: Cuando la ficción se impone a la realidad

En momentos en que la oferta de biopics de mujeres que se convirtieron en íconos de sus tiempos se multiplica, las barreras que separan la realidad del mito se han ido diluyendo. Desde Eva Perón y Lady Di hasta Marilyn Monroe y Whitney Houston, la ficción ofrece nuevas miradas e interpretaciones de quienes supieron vencer prejuicios y ganarse un lugar en la historia.

El último ejemplo de ello es el de Blonde, la película protagonizada por la cubana Ana de Armas y que repasa la vida de Marilyn Monroe. No es una biopic tradicional, ya que está inspirada en la novela del mismo nombre de la escritora Joyce Carol Oates, quien le dedicó un libro a Marilyn en el año 2000. La crítica de cine de The New York Times, Manhola Dargis, escribió que esta adaptación ignora el talento “fuera de lo común” de Monroe, y que su voz queda eclipsada por centrarse en su físico. Además, que la película no se centra en su faceta de activista ni feminista, características muy relevantes en su personalidad. 

“Teniendo en cuenta todas las humillaciones y horrores que sufrió Marilyn Monroe durante sus 36 años de vida, tragedias familiares, ausencia paterna, abuso materno, orfanatos y casas de acogida, episodios de pobreza, papeles indignos en películas, insultos sobre su inteligencia, luchas contra la enfermedad mental, problemas con el abuso de sustancias, agresiones sexuales y la atención de babosos y fanáticos insaciables, es un alivio que encima no haya tenido que sufrir las vulgaridades de Blonde, el último entretenimiento necrofílico hecho para explotarla”, escribió. Además, Martha Jameson, del diario The Sun, dijo que “en nombre de respetar la ficción, el director hace un retrato pobre de Marilyn, la reduce a su cuerpo y sus problemas mentales. Debe ser la película más misógina del año y de cierta manera mancha el legado de uno de los personajes más importantes de la historia”. 

La cantante Whitney Houston es otro ejemplo de los confusos límites que hay con este tipo de formatos. Aunque el estreno de su nueva biopic está programado para el 21 de diciembre (I wanna dance with somebody, Anthony McCarten), el historial de la familia Houston con este tipo de películas ha sido bastante malo. 

Esto luego del estreno de Whitney, una cinta basada en su vida que despertó la ira de sus cercanos por el enfoque que se le dio. Por medio de un comunicado en la página oficial de la cantante, la familia escribió: “Si ves esta película, vela sabiendo de que Lifetime (la productora) es famosa por hacer malos biopics de celebridades fallecidas y prepárense para lo peor (…) es un proyecto irrespetuoso y deshonesto, un tortazo en la cara a los verdaderos y más leales seguidores de Whitney”. La crítica tenía su sustento en que la película explotaba su problemática relación con las drogas y los abusos que sufrió, dentro de su casa y sobre todo de parte de la comunidad afroamericana, que la criticaba por hacer “canciones para blancos” en un momento en que las tensiones raciales se encontraban en un punto crítico. 

El género de las películas biográficas vive su momento de oro. Nunca antes se habían grabado tantas y la fuente de personajes parece inagotable.”

En el caso de Santa Evita (Star Plus), protagonizada por Natalia Oreiro, el argumento se basa en el libro de Tomás Eloy Martínez, uno de los más vendidos de Argentina, que en sus primeras páginas se encarga de explicar las licencias narrativas para abordar al mito. Para la crítica especializada, el hecho de haber enfocado la producción en el morbo de su cadáver es un error tomando en cuenta la riqueza y matices que tiene toda la historia de la ex Primera Dama. “Siguiendo con el personaje de Eva, un momento cuestionable de la serie es cuando se hace una referencia a su labor filantrópica. Esto no sólo la deja muy mal parada, sino que además contradice todos los testimonios escritos hasta la fecha. Se insinúa que realmente no le importaban demasiado sus “cabecitas negras” y que les prometía cosas que luego no cumplía. A pesar de lo buena que es la serie, hay ciertos aspectos que contradicen la historia oficial y siembra un manto de dudas sobre su papel en la sociedad argentina”, cierra Olea.

¿PUEDE UNA PELÍCULA BIOGRÁFICA AMENAZAR EL LEGADO DE UNA FIGURA HISTÓRICA? 

Esta pregunta se ha repetido con insistencia durante todo el año, primero tras el estreno de Spencer del director chileno Pablo Larraín, donde la vulnerabilidad de Lady Di quedó expuesta como nunca antes. Y ahora, tras el estreno mundial de Blonde, la cinta sobre Marilyn Monroe basada en la novela de Joyce Carol Oates que fue calificada como la más misógina del año. 

El género de las películas biográficas vive su momento de oro. Nunca antes se habían grabado tantas y la fuente de personajes parece inagotable. La vida de personajes como Whitney Houston, Eva Perón o Marilyn Monroe han llegado a la pantalla grande en el último tiempo y han dividido a la crítica, no sólo por sus historias, sino porque los límites de ficción y realidad se han fundido hasta desaparecer, lo que pone en jaque su legado y memoria, sobre todo para las nuevas generaciones. 

“Las biopics son ante todo ficción, no documentales. Y además, son literatura: no sólo porque tienen su esqueleto en un guión escrito, sino porque constituyen la versión audiovisual de algo que en la literatura existe desde hace mucho tiempo, las biografías noveladas, creadas sobre todo para hacer más amena la lectura. Al decir que las obras están ‘basadas en hechos reales’ se pueden dar esas licencias”, dice Leonardo Olea, especialista en cine, quien ha estudiado el protagonismo femenino de los últimos años. A su juicio, si esos límites de realidad y ficción se borran completamente, es inevitable transgredir la historia de las personas.

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